Canarias suaviza restricciones ante la mejoría de los indicadores epidemiológicos y el final de la sexta ola

Canarias da por hecho que la sexta ola de la pandemia ha empezado a despedirse de las islas. Desde mediados del mes de enero, el indicador de incidencia acumulada (tanto a siete como a 14 días) comenzó a descender tras marcar cifras históricas: 1.681,5 casos por cada 100.000 habitantes y 2.972, respectivamente. En estas casi tres semanas desde entonces la curva no ha dejado de bajar, lo que ha llevado al Gobierno de Canarias a acordar que ha llegado el momento de suavizar las restricciones en el archipiélago.

Tras analizar el informe epidemiológico de la Dirección General de Salud Pública con datos consolidados a 2 de febrero, el Consejo de Gobierno, en su reunión semanal de este jueves, consideró que puede eliminarse la exigencia del pasaporte COVID para entrar en locales y determinados espacios en las islas en nivel 3 y 4, que pueden ampliarse los horarios de cierre en hostelería (excepto en el nivel 4) y que puede pedirse el certificado COVID de forma voluntaria para aplicar restricciones del nivel inmediatamente inferior al vigente. Para esto último, el Gobierno deberá pedir el aval del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

Esto es, oficialmente, el fin de la sexta ola, la que ha dejado más contagios y muertes en las islas, con muchísima diferencia respecto a las anteriores. Cabe preguntarse cuáles serían las cifras de muertos si no se hubiese alcanzado el 80% de la población vacunada, pues en olas anteriores a la llegada de las vacunas, con 10 veces menos contagios los decesos se contaban con cifras muy parecidas a las actuales.

Esta sexta ola comenzó a vislumbrarse en Canarias ya en el mes de noviembre, cuando tímidamente los indicadores de contagios (incidencia a siete y 14 días, en mayores de 65 años y positividad) empezaron a empeorar. En julio se había tocado techo en la quinta ola, y llevó más de dos meses (agosto, septiembre y octubre) volver a reducir la curva. A finales de octubre parecía que se podría alcanzar la nueva normalidad en todo el archipiélago, pero, como ha ocurrido en casi todas las oleadas anteriores, fue Tenerife la isla que en primer lugar empezó a manifestar un empeoramiento. Lentamente, pero de forma constante, sus cifras empezaron a crecer.

En aquellas fechas hizo acto de presencia la variante ómicron, más contagiosa, y así, llegados a diciembre, se aceleró la subida de casos ya en todas las islas. El despegue fue espectacular y un día tras otro se batían las cifras récord alcanzadas hasta entonces. Pero el pico máximo no se alcanzó hasta mediados de enero. Fue entonces cuando el Gobierno tomó medidas. Primero subió a Tenerife a nivel 4, ya pasadas las fiestas navideñas, luego subió a Gran Canaria y, por último, a La Palma, que ha sido también la primera en regresar al nivel 3 este viernes.

Durante varias semanas Canarias ha tenido a todas las islas en nivel 3 o 4, ninguna en nivel 2 o 1, lo que refleja muy bien el carácter de esta sexta ola, que ya remite pero que todavía mantiene todos los indicadores del archipiélago en riesgo extremo o alto.

Pero, pese a que los contagios caen con rapidez y las incidencia han bajado hasta los 349 y 1.008 casos (IA 7 y 14 días, respectivamente), la situación en los hospitales es otra muy distinta. La presión no baja y tanto las UCI de Tenerife como las de Gran Canaria están en riesgo extremo con más de un 25% de las camas ocupadas con pacientes con COVID. En Fuerteventura el riesgo es alto, y en el resto de islas, la situación está controlada.

La ocupación en planta también es preocupante en el archipiélago, con riesgo alto en Tenerife y La Gomera, riesgo extremo en Gran Canaria, riesgo medio en La Palma, Lanzarote y Fuerteventura, y riesgo bajo en El Hierro.

El Gobierno explicó este jueves que el promedio diario de camas hospitalarias convencionales ocupadas se mantiene prácticamente sin variaciones con respecto a la semana anterior, y con una ocupación media del 17% (en riesgo alto). Esto indica que, mientras hay una mejoría evidente en cuanto al número de contagios, no la hay en cuanto a la presión asistencial.

Al contrario, el número de camas UCI ocupadas mantiene una tendencia ascendente, aumentando un 3,5% respecto a la evaluación anterior.

Por último, el Gobierno explicó que la media de edad de las personas hospitalizadas por COVID-19 en los últimos 30 días en las islas es de 72 años y de 67 años en los ingresados en UCI, mientras que la media de edad de los fallecidos en los últimos 30 días es de 81 años y medio, con un rango que abarca desde los 37 a los 99 años.

Además, indicó que el 42% de las personas ingresadas en unidades de críticos diagnosticadas durante los últimos 30 días no había recibido la pauta de vacunación completa, un porcentaje alto si tenemos en cuenta que sólo el 18,46% de la población mayor de 5 años aún no se ha vacunado.