El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, dijo este lunes lo siguiente: “Hay una cierta contención en el número de contagios. Y ya debía haber tenido efecto lo que es la fiesta de Navidad y la de Fin de Año, pero no quiero hacer un llamamiento al optimismo porque hay que seguir sin bajar la guardia y cumpliendo las normas”. Más allá de haber errado en la previsión (cosa que ha ocurrido en innumerables ocasiones durante la pandemia), ha sido el propio Ejecutivo regional el que ha reculado y ha impuesto nuevas restricciones esta semana en las islas que están sufriendo un repunte de casos de coronavirus. Las curvas de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura están al alza, y eso, con Tenerife aún en nivel de riesgo alto, no ha frenado la transmisión de la enfermedad, sino todo lo contrario. El Archipiélago está en plena incidencia ascendente y hay un dato que destaca por encima del resto: el número de fallecidos.
Según las cifras de la Consejería de Sanidad del Ejecutivo Regional, en Canarias murieron 12 personas en agosto por la COVID-19. En septiembre, 58. Octubre (54) y noviembre (58) fueron meses similares. Pero los registros han subido en diciembre (73) y estos primeros días de enero (30) apuntan a que la tónica será la misma. Solo en la víspera de Reyes se notificaron nueve muertes, dos de ellas vinculadas a brotes en las residencias canarias, que están viviendo su particular travesía contra la enfermedad. Hasta hace unos meses no era habitual detectar infecciones masivas en los centros de las Islas. Salieron, en su mayoría, airosos de la primera ola. Sin embargo, la dinámica ha cambiado, y eso ha significado un mayor número de decesos en el Archipiélago, sobre todo entre los más mayores.
Acorde a los datos que recoge la página cvcanarias.com, en las Islas han muerto por COVID 90 personas mayores de 70 años desde el 1 de diciembre. Es el 79,64% de los fallecimientos que se han producido desde entonces. Con respecto al resto de edades, las muertes se dividen en: 7 entre las personas de 60 a 69 años; 3 (50-59); 1 (40-49); 1 (30-39); y, por último, el caso de la joven de 21 años que Sanidad notificó el pasado 3 enero y sobre el que se ha iniciado una investigación para dilucidar las verdaderas causas de su muerte.
A nivel nacional, Canarias tampoco sale bien parada. Sobre todo si tenemos en cuenta que la incidencia acumulada (casos por 100.000 habitantes) en los últimos 14 días es menor que en cualquier otra comunidad autónoma. El Archipiélago ha reportado en la última semana, según los datos del Ministerio de Sanidad, 17 muertes. Una cifra que podría estar infraestimada pero que, aún así, es mayor que los fallecidos contabilizados en Cantabria (8), Murcia (13), Navarra (6), La Rioja (5) y Baleares (6), la autonomía con la mayor IA de toda España y sobre la que más y mejores comparaciones (por su condición insular) se pueden hacer con Canarias.
La tercera ola o el rebote de la segunda
Esta semana ha comenzado el debate sobre si la creciente subida de contagios es una tercera ola o un rebote de la segunda. Esto no es fácil de medir porque no existe un semáforo que indique una cosa u otra. Pero sí que podemos recordar que no es lo mismo una nueva ola de casos que una curva epidemiológica en forma de sierra. La primera sube y cae drásticamente, provocando que los indicadores de riesgo estén bajo control y se consiga, o por lo menos esté cerca, esa incidencia acumulada de 25 casos por 100.000 habitantes que marcó como objetivo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El otro caso, el de una curva que no termina de bajar y va tomando forma de cordillera, es lo que ha pasado en Canarias. Por eso en el momento que los diagnósticos aumentan algo más de lo habitual, los niveles de riesgo se encienden.
El Archipiélago ha superado su récord de casos activos. En estos momentos, 7.221 canarios están guardando cuarentena o han sido hospitalizados por haber dado positivo. Las detecciones en Gran Canaria se han multiplicado, mientras que en Tenerife la transmisión lleva cayendo unos días. “La pandemia está evolucionando a peor”, dijo el todavía ministro de Sanidad, Salvador Illa.
Las Islas no han sufrido una gran carga de presión en los hospitales. Desde septiembre, y salvo en contadas ocasiones en centros de Tenerife y Gran Canaria donde sí hubo porcentajes muy altos de pacientes COVID, el personal sanitario del Archipiélago ha podido responder a la epidemia. No obstante, los ingresados apenas han caído por debajo de 250 desde septiembre. Y Canarias, debido a sus tasas de hospitalización en planta y UCI, podría sufrir unos niveles preocupantes de ocupación si la transmisión se descontrola. Todo ello, aún, sin tener unos datos claros de lo que ha pasado en estas fechas navideñas, ya que la capacidad de diagnóstico ha estado muy por debajo de lo habitual. Hasta mitades de enero, no se conocerá la imagen real de la evolución del virus en España y en Canarias.