Cien años de Mamá Fela: la Villa de Moya celebra el cumpleaños de una vecina “adelantada a su época”

Felisa Rivero Trujillo, más conocida como Mamá Fela, con el alcalde de la Villa de Moya, Raúl Afonso, y la concejala de Mayores, Lucía Rodríguez.

Canarias Ahora

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Felisa Rivero Trujillo, más conocida como Mamá Fela, cumple 100 años. La vecina de la Villa de Moya “adelantada a su época” que le ha tocado vivir dos guerras mundiales y una guerra civil.

Para celebrarlo, ha recibido la visita del alcalde, Raúl Afonso, y la concejala de Mayores, Lucía Rodríguez. “A Raúl lo he visto crecer y son muchos los tenderetes que hemos realizado con su familia y que venga hoy a felicitarme es muy especial para mi”, ha resaltado.

“Es por ello, que siempre digo, la clave de llegar a los 100 años es tener mucha paciencia y olvidar las cosas malas aunque los recuerdos de esa época me acompañen siempre”, apunta. Una longevidad cuyo secreto está en “mantenerse activa y tomar mucho azúcar, mis hijos siempre me lo intentan quitar pero no, a mi me gusta y me sienta bien”, añade Fela.

Por su parte, el alcalde ha manifestado que “venir y compartir un rato con ella y recordar viejos tiempos siempre es una alegría. Mi legislatura desde su comienzo no ha sido fácil pero estos son los buenos momentos que me llevaré para siempre conmigo. Es una persona a la que le tengo especial cariño, que me ha visto crecer y que siempre ha formado parte de mi familia. Verla llegar a los cien años con esta alegría, el humor que siempre la ha caracterizado y la vitalidad que tiene nos reconforta a todos”.

Para Fela, su familia está por encima de todas las cosas. Tiene diez nietos y once biznietos, aunque para ella “son todos iguales”. Cada día no duda en leer la prensa y para mantener la mente activa se ha convertido en una abuela instagrammer, de la mano de su nieta Carla, y cada mes se lee un libro. “Leo de todo, mis hijos me traen cada mes un libro y me gustan especialmente, los de la historia de España. Yo he vivido mucho pero siempre me gusta leer para conocer más”, apunta. 

Una curiosidad que la ha acompañado toda la niña cuando ya le gustaba leer y escribir y cuando la época en la que vivió no le permitió estudiar magisterio, pero si, montar su propia empresa de bizcochos de Moya, esa que durante tantos años trabajó. “Ella es una muestra de que la gente de antes y rural están hechas de otra pasta”. 

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