Colegios cerrados, un incendio que se reactiva y trabajar a 40 grados con calima: la ola de calor que asfixia a Canarias

Vecinos de El Sauzal observan a un helicóptero que trabaja en las labores de extinción del incendio forestal de Tenerife, cargar agua.

Jennifer Jiménez / Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

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La ola de calor que afecta a Canarias desde hace más de diez días ha llevado a tomar una decisión sin precedentes: suspender las clases en todos los niveles educativos. El consejero de Educación justificó la medida en los desmayos y otros incidentes que reportaban los centros y ante el malestar entre el alumnado y el profesorado por las condiciones en las que se estaban impartiendo las clases: problemas en las persianas, sin ventilación cruzada en las aulas y en edificios de hace más de cuarenta años sin aislamiento térmico, han imposibilitado impartir clases en colegios e institutos, poniendo de relieve las carencias en materia de infraestructuras. La Aemet ha calificado este episodio de calor como “excepcional” y este mismo miércoles Sanidad ampliaba los avisos rojos y naranjas por altas temperaturas. 

El Archipiélago registra esta semana las temperaturas más altas del país (este martes con 38 grados en Tasarte a las 17.00 de la tarde) y bate récord de mínimas. Además, el episodio viene acompañado de calima. Los expertos y expertas ya han venido advirtiendo de que el cambio climático amenaza la eterna primavera de Canarias, que se enfrenta al reto de adaptar sus viviendas e infraestructuras a los episodios de calor que se intensificarán en los próximos años. El calor también dificulta la extinción del incendio reactivado en Tenerife y que ha subido a nivel 2. En él trabajan hasta diez medios aéreos en diferentes puntos y ha obligado a evacuar a 110 personas de los barrios de Las Calderetas, Campo de Tiro y Carril del Polvo. 

El incendio comenzó el pasado mes de agosto en los montes de Arafo y se propagó por más de 14.000 hectáreas de doce municipios. El 11 de septiembre se dio por controlado, pero la pasada semana se produjeron hasta tres reactivaciones en una noche debido a las altas temperaturas. El Cabildo de Tenerife ha informado de que se enfrentan a un fuego “de subsuelo en una superficie muy amplia, situación que se agrava con las altas temperaturas, la escasa humedad y un viento dominante durante la mañana que podría alcanzar los 40 kilómetros por hora”. 

Trabajar en el campo o al aire libre con temperaturas extremas 

Alicia González, gerente de la cooperativa agrícola del norte de Gran Canaria, asegura que las trabajadoras y trabajadores del campo están realizando un “esfuerzo inmenso” en estos días. Explica que han tenido que cambiar la rutina, comenzando las jornadas mucho más temprano para evitar las horas de mayor calor para recoger la producción y evitar que se pierda, ya que las frutas maduran mucho antes debido al calor. Este ha sido principalmente el problema que ha afectado al plátano de canarias: el calor ha provocado el adelanto de las producciones y que se genere más oferta de la que el mercado puede absorber.  “Está siendo un año muy complicado para la agricultura”, añade González, que aclara que otras producciones como el mango y la papaya se han visto afectadas. 

Juan Hernandez también es agricultor de Gran Canaria y recuerda que la cosecha de papas de Canarias quedó hundida precisamente por el calor y la sequía. Ahora, la siembra era un poco más optimista pero se han encontrado de nuevo con estas temperaturas en octubre. “Contábamos con el otoño, el año pasado tuvimos lluvia por esta época”, señala. Sin embargo, el calor conlleva a que las riegas tengan que hacerse con mayor frecuencia y evitar daños a los cultivos es casi un imposible, por lo que todos los días se mira al cielo. 

En La Aldea se han registrado hasta 50 grados en los invernaderos de tomate. Marcelo Rodríguez, gerente de la cooperativa Coagrisan, puntualiza que aún es pronto para evaluar daños, pero que sí que se ha visto afectada la cosecha y que ya se empiezan a ver ramilletes con hongos. Este año los trabajadores empezaron a trasplantar un poco más tarde, para evitar el calor del mes de agosto, y no esperaban toparse con estas temperaturas en octubre. También incide en que se han visto afectados por un mayor gasto de agua. 

Además de los trabajadores del campo, otros sectores notan los efectos del calor en su jornada laboral, especialmente los que lo hacen al aire libre como en la construcción o la hostelería. Mari Paz Márquez es técnica de prevención en riesgos laborales del sindicato UGT y explica que en épocas de calor suele recibir mayor número de consultas, algo que, sin embargo, no está ocurriendo en estos últimos días. Asegura que en esta misma jornada Inspección de Trabajo tuvo que requerir a una explotación agrícola que facilitara agua fresca y gorras a sus empleados ante la ola de calor. 

Recuerda que ya existe un marco normativo que permite promover una serie de medidas preventivas en episodios como este tales como este y que las empresas no deben esperar a que sean las 15.00 de la tarde en una jornada en la que se superan los 40 grados para aplicarlo. Subraya que, debido al cambio climático, nos enfrentaremos a más episodios como este y se debe contar con los protocolos necesarios que tengan en cuenta medidas básicas de hidratación, protección e incluso modificación de la jornada cuando se trate de motivos de salud. Además, la mortalidad por altas temperaturas se disparó en Canarias entre mayo y agosto del pasado año, cuando se contabilizaron 122 golpes de calor mortales frente a los 49 contabilizados en 2019. 

CCOO ha denunciado este miércoles que el calor extremo impide el trabajo en los juzgados de Fuerteventura. Indican desde el sindicato que la sala de vistas número 3 de Majada Marcial y el despacho de la magistrada del juzgado de lo penal de Puerto del Rosario no disponen de aire acondicionado, lo que está ocasionando múltiples problemas en el normal funcionamiento del servicio público, en la salubridad y habitabilidad que deben cumplirse en cualquier centro de trabajo. 

Los profesionales de la docencia no están acudiendo desde este miércoles a los centros educativos después de que se cerraran las aulas por los golpes de calor, al igual que las escuelas infantiles. Los sindicatos venían alertando de los problemas de salud que suponía para el alumnado y el profesorado el hecho de pasar tantas horas en centros que no son seguros ante las altas temperaturas. No obstante, la enseñanza sí que se mantiene en las universidades públicas de las Islas, donde los estudiantes también tendrán clases este viernes. Sí que se han suspendido las actividades al aire libre, como en las facultades de Actividad Física y Deporte. 

Consultas a 40 grados y con el aire estropeado

La ola de calor también está ocasionando problemas en la sanidad canaria. Cuando se producen episodios acompañados de calima como el que se ha prolongado durante esta última semana en el Archipiélago, lo habitual es que los servicios de urgencias experimenten un incremento de la presión asistencial por las descompensaciones que sufren personas con patologías crónicas. Sin embargo, según las fuentes sanitarias consultadas por este periódico, esos efectos suelen evidenciarse pasado unos días, por lo que se espera que la saturación sea más visible en las próximas fechas. 

Entre el personal sanitario preocupa que las consecuencias de estas temperaturas anómalas en otoño coincidan con una etapa que suele ser crítica en los hospitales y centros de salud, el inicio de la temporada de gripe y otros virus estacionales. 

De momento, se ha percibido un aumento de pacientes en las urgencias de los hospitales en algunas jornadas, con el ya habitual desborde de la capacidad del servicio y la ubicación de pacientes en camillas en los pasillos de los centros. Los profesionales insisten, en cualquier caso, que las cargas de trabajo son elevadas durante todo el año. 

La ola de calor ha evidenciado los problemas de infraestructuras en los centros sanitarios de Canarias. El sindicato Intersindical Canaria ha pedido a la Consejería de Sanidad que adopte con carácter urgente las medidas necesarias para “paliar el estrés térmico y las inadecuadas condiciones laborales” a las que se enfrenta el personal. 

Patricia Hernández, portavoz de la Federación de Salud de Intersindical Canaria, pone el ejemplo del centro de salud de El Fraile, en Arona, en el sur de la isla de Tenerife. “La gerencia (de Atención Primaria) sabe que desde hace ocho meses está estropeado el aire acondicionado y no ha hecho nada”, dice. La temperatura dentro ha llegado a alcanzar los 40 grados: “Los pacientes están muy nerviosos en las consultas, con el sol dándoles de lleno en la espalda. Están peor en las consultas que en los pasillos”.  En otros centros de salud “ni siquiera hay aire acondicionado”, añade.

También alude al Hospital de La Candelaria, en la misma isla. Según Hernández, hay “problemas graves de climatización” que “no se terminan de arreglar”. La portavoz de IC cita como ejemplo el caso del servicio de diálisis, un espacio “muy pequeño” con equipos que emiten mucho calor. También otros como el de anatomía patológica, la cocina o la lavandería: “Está lleno de maquinaria industrial, se hace insoportable”.

El sindicato atribuye estos problemas a una histórica falta de inversión y señala que las malas condiciones de trabajo derivadas del calor son habituales durante todo el año en algunos centros, como los del sur de Tenerife. “No ahora, sino en el pasado, son los propios sanitarios los que han tenido que llevar sus ventiladores para intentar aguantar el día a día. Te puedes imaginar cómo están ahora”, asevera Hernández.

“Sabemos que instalar aire acondicionado de un día para otro no es factible, pero es que ni siquiera adquieren pingüinos (aparato de aire acondicionado portátil). Hemos contactado con el Servicio Canario de Salud y no hemos recibido respuesta. Los recortes son la respuesta para todo”, lamenta la sindicalista, que pide para el área sanitaria respuestas urgentes. “Es esencial abordar tanto las condiciones de trabajo de los profesionales de la salud como la atención de calidad que merecen los usuarios en nuestros centros sanitarios (…) La salud de nuestra comunidad no puede seguir en riesgo debido a la falta de inversión y de recursos adecuados”, concluye.

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