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Condenan a dos policías nacionales por detener, golpear e insultar a un inmigrante en Lanzarote

Dos policías nacionales destinados en Arrecife de Lanzarote han sido condenados a penas que suman ocho años y seis meses de cárcel por la detención ilegal de un africano en 2005 en una calle de la capital lanzaroteña.

En la sentencia, además, la Audiencia Provincial de Las Palmas pide al jefe superior de policía que ponga los “remedios” necesarios para que cuando un agente de policía haya sido insultado o agredido “o similar”, no realice con el detenido “trámite alguno más que el indispensable para ponerlo a disposición de sus compañeros”.

Los policías condenados, J.R.C. y J.C.E.A., deberán indemnizar con 4.200 euros a su víctima por los daños morales y lesiones causadas, cantidad de la que el tribunal declara al Ministerio del Interior como responsable civil subsidiario.

Los hechos ocurrieron a primeras horas de la madrugada del día 5 de noviembre de 2005, cuando los dos policías acusados, que se encontraban libres de servicio y vestidos de paisano, salieron de un local de Arrecife y, según la sentencia, “se les quedaron mirando” dos extranjeros de origen africano, residentes legales en Fuerteventura y sin antecedentes.

De forma agresiva, el policía J.R.C. le preguntó a uno de ellos, identificado como G.A., que si vendía algo, a lo que el africano le respondió: ¡Yo no vendo nada!, ¿quién es usted para decirme qué?

Entonces el agente lo empujó mientras le decía “a la pared”, y su compañero ordenaba al otro africano que se echara al suelo.

La sentencia considera probado que G.A. tenía “miedo”, pues “había cobrado, tenía 100 euros” y pensó que se trataba de “bandidos”, que le iban a robar, “pues si fueran policías enseñarían la placa”.

Los dos africanos echaron a correr y el acusado Javier Rodrigo propinó una patada en la cara a G.A., que le causó hematoma y edema en el ojo derecho.

La Audiencia Provincial de Las Palmas considera que la víctima fue detenida, y trasladada a comisaría, “sin motivo alguno”, por lo que los hechos son constitutivos de un delito de detención ilegal por el que condena a los policías a sendas penas de tres años y seis meses de prisión e inhabilitación absoluta durante diez años.

También condenan los magistrados a los agentes a un año de cárcel y tres de inhabilitación como autores de otro delito contra la integridad moral, ya que en comisaría al detenido le dieron bofetadas y le gritaron “puto negro de mierda” y “mono de mierda”.

El tercer delito por el que se eleva la condena de los dos agentes en cuatro años más de prisión se debe a que también cometieron falsedad en documento oficial, ya que obligaron al instructor a que les dejara confeccionar el atestado según su versión.