El Servicio Canario de Salud (SCS) ha resuelto en apenas unos días el conflicto ético que le había generado la actividad privada de uno de los jefes de servicio del Hospital de Gran Canaria Doctor Juan Negrín: el catedrático de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Pedro Lara, jefe del servicio de Oncología Radioterápica del hospital público que derivaba pacientes de cáncer a la clínica privada donde trabaja, abandona sus cargos dependientes del sector público.
Así lo ha decidido el propio doctor Lara, al verse en la tesitura exigida por el Servicio Canario de Salud de dedicarse plenamente al servicio de Oncología Radioterápica. La vía elegida ha sido solicitar una excedencia en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, institución de la que depende y cobra su sueldo público en el Hospital Negrín, al igual que otros médicos de reconocido prestigio conocidos como los pata negra.
Desde que Canarias Ahora destapara las pesquisas que venía realizando en relación a la doble función del catedrático en el hospital público y en la privada en la que trabaja, Hospitales San Roque, el SCS activó sus mecanismos internos, incluido el de asumir las respuestas que este periódico le dirigió por correo al catedrático el jueves 26 de julio, después de un primer contacto telefónico durante sus vacaciones seis días antes.
La respuesta oficial llegó el miércoles 1 de agosto y se publicó con la información un día después, pero ya desde esos días fuentes internas apuntaban a que el futuro del catedrático y jefe de servicio de Oncología Radioterápica estaba sentenciado: o dimitía o era cesado.
Al final se ha decidido una vía intermedia, la excedencia que como mínimo debe de ser de dos años, pero que puede alargarse hasta nueve y diez años. La marcha de Lara del sector público no le garantiza la reserva de plaza, aunque siendo catedrático, tendrá muchas posibilidades de recuperarla si nadie la ocupa en este lapso de tiempo.
Fuentes internas consultadas por este diario descartan que se haya llegado a un pacto para la excedencia, a la vez que lamentan perder a un gran profesional del sector. Sin embargo, la polémica derivada de la publicación de la doble función del catedrático –no es el único caso, hay unos cuántos más pata negra en la delgada línea entre lo público y lo privado- ha hecho insostenible su continuidad en el sector público a pesar de su reconocida valía. Ha preferido elegir la actividad privada, en el grupo hospitalario de donde también procede el consejero regional de Sanidad, José Manuel Baltar.
Ese grupo, Hospitales San Roque, facturó en el último semestre de 2017 unos 800.000 euros por estas derivaciones desde lo público de pacientes con cáncer. El SCS explica que el catedrático que ahora abandona su plaza no forma parte de la comisión interna del Hospital Doctor Negrín, que estudia los casos a derivar a la clínica San Roque. A la semana, se remite una media de cinco pacientes del Negrín a San Roque desde 2014. Una proyección de esas derivaciones en el primer semestre de este año arrojaría unos ingresos de más de un millón y medio de euros para esa empresa privada.
Además de esta doble función que el Servicio Canario de Salud ha decidido dar por finiquitada –por la vía que fuera- al hacerse pública, otras fuentes también señalaron el papel que jugó el doctor Lara para la adquisición de un acelerador lineal para tratar el cáncer, Cyberknife, que costó 2,8 millones de euros. Se hizo en 2016 en contra del criterio del anterior consejero de Sanidad, el también médico Jesús Morera, del PSOE.
El Servicio Canario de Salud ha defendido los resultados e idoneidad de este aparato, cuestionado por esas fuentes, que han criticado la labor del catedrático ahora en excedencia de la ULPGC y del servicio de Oncología Radioterápica del Hospital General de Gran Canaria Doctor Juan Negrín.