Gran Canaria se encuentra en nivel de alerta 3 (de un máximo de cuatro) decretado por el Gobierno de Canarias el pasado sábado 16 de enero debido al aumento de contagios de COVID-19 en la isla y al empeoramiento en los parámetros epidemiológicos que se toman como referencia para determinar el nivel de riesgo en cada territorio. En la isla se acumulan 12.689 positivos en COVID-19 desde que comenzó la pandemia, con 2.530 activos, según datos ofrecidos por la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias este miércoles, 20 de enero.
Esos casos activos se concentran, la inmensa mayoría de ellos, en la capital. Con 2.294 positivos, Las Palmas de Gran Canaria aglutina el 91% de todos los casos de la isla, dejando a los 214 positivos restantes repartidos entre los 20 municipios afectados. El segundo municipio con más contagios, aunque con cifras muy alejadas de las de la capital, es San Bartolomé de Tirajana, con 60 casos. Aún más abajo está Telde, con 47, pese a ser la segunda ciudad más poblada de la isla. Así, su incidencia acumulada es muy baja, con 16 casos a siete días, y 27 a 14 días.
El resto de localidades presenta menos de 30 personas con COVID, e incluso tres tienen cero casos. Son La Aldea de San Nicolás, Moya y Valleseco.
Con una incidencia acumulada a siete días de 106 casos por cada 100.000 habitantes, Gran Canaria muestra los peores datos en este sentido del archipiélago, solo por detrás de Lanzarote, con la desorbitada cifra de 403 casos. En cuanto a la IA a 14 días, presenta 185,85 casos, un dato que superan Lanzarote y Fuerteventura (635 y 213, respectivamente). Estos malos datos se deben, en su mayor parte, a las cifras de la capital, ya que tiene una IA a siete días de 216, y a 14 días, de 381.
El objetivo marcado por el Gobierno central para entrar en la llamada nueva normalidad es que la IA a siete días esté por debajo de 20 casos, y a 14 días, por debajo de 50.
Desde que comenzó la pandemia se han contagiado de coronavirus en Las Palmas de Gran Canaria un total de 10.923 personas (de las 12.689 contagiadas en toda la isla). De esos casos, 142 acabaron falleciendo y 8.487 superaron la enfermedad. El segundo municipio con más casos contabilizados desde marzo es Telde, pero a una gran distancia de la capital, ya que solo presenta 366 acumulados, de los que tres fallecieron y 316 se recuperaron.
Parámetros epidemiológicos, por municipios
Sin embargo, la Consejería de Sanidad insiste en que, pese a que Las Palmas de Gran Canaria presente el mayor número de casos activos, hay que mirar el resto de parámetros epidemiológicos para hacerse una idea de la situación global de la isla. En su informe diario puede observarse que, pese a tener relativamente pocos casos, son muchos los municipios de la isla con indicadores en nivel de riesgo alto o muy alto. Estos indicadores son los que toma como referencia el Gobierno canario, tal y como establecieron el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas, para declarar un nivel de alerta u otro. Se trata de la IA a siete y 14 días, la IA en personas mayores de 65 años, la trazabildiad, y la ocupación de camas UCI y no UCI.
Tal y como se aprecia en el cuadro elaborado por la Consejería de Sanidad, los indicadores epidemiológicos de los municipios señalan una situación de riesgo muy alto o alto en casi todas las localidades. El panorama más optimista se observa en la Vega de San Mateo, Valsequillo, Teror y Moya, lo que ayuda a dibujar una imagen más acertada de la situación real del virus en la isla.
Distribución de casos en Tenerife
La distribución de casos en Tenerife es opuesta. Los positivos se han repartido por los municipios del norte y del sur de la isla, además de ampliamente por la zona metropolitana, que abarca a las dos ciudades más pobladas de la isla: Santa Cruz de Tenerife y San Cristóbal de La Laguna.
La capital tinerfeña cuenta este miércoles con 2.018 casos activos, mientras que La Laguna presenta 1.337. Las siguientes localidades con más positivos se encuentran en el sur de la isla: Granadilla de Abona tiene 249; Arona, 238; y Adeje, 141. El siguiente municipio más afectado está en el norte de la isla, Puerto de la Cruz, con 82 positivos. Todas estas cifras siguen una tendencia descendente desde que se aplicaran en Tenerife las restricciones más severas del archipiélago, unas medidas que fueron suavizadas este lunes al bajar la isla a nivel de alerta 2.
Sin embargo, los indicadores epidemiológicos en la isla son, en general, mejores que en Gran Canaria, lo que justifica que la isla esté en alerta 2 y no 3. De hecho, hay dos localidades tinerfeñas completamente en verde (riesgo mínimo).
Arona, Garachico, Güímar, Icod, La Victoria, Los Realejos, Puerto de la Cruz e incluso La Laguna no tienen ningún indicador en riesgo muy alto o alto.
Causas del reparto de casos en ambas islas
Cabe preguntarse cuál es el motivo de esta distinta distribución de los casos en ambas islas. Fuentes de la Consejería de Sanidad consultadas por este periódico consideran que se debe a la distinta sociología de Tenerife y Gran Canaria, y subrayan que nada tiene que ver con el turismo en ningún caso. De hecho, insisten en que ninguno de los brotes de coronavirus detectados en la segunda ola, y prácticamente ninguno de la primera, estaban vinculados al sector turístico.
Explican estas fuentes que los brotes detectados en Tenerife antes de las Navidades, y que provocaron que la isla entrara en nivel de alerta 3 el 19 de diciembre, se dieron en el norte de la isla y muy vinculados a los entornos familiares. Esto, añaden, se diferenció mucho de los brotes que se dieron en Gran Canaria durante el mes de agosto, ya que aquellos se concentraban en gente joven y estaban vinculados al ocio nocturno. “Por eso ha sido tan difícil bajar las cifras en Tenerife”, explican, ya que los casos han estado muy diseminados por la geografía isleña y dentro de las propias familias. “Fue muy distinto a Gran Canaria en verano”, sentencian.
Sin embargo, el repunte actual en Gran Canaria ya no sigue ese patrón y es más difícil de controlar que en agosto. Además, aquellos casos se concentraron sobre todo en la capital, mientras que en esta tercera ola están más repartidos y más vinculados a la familia“.