R. S., detenido el pasado viernes por hacer nudismo en la playa de Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria, ha denunciado a los agentes de la Policía Nacional responsables de su detención por trato vejatorio. Su acompañante, Julián Martín, suma a esa acusación otra por detención ilegal. Ambos aseguran que fueron intimidados por varias personas durante los tres días que acudieron al mmismo punto de la playa desnudos. R. S. asegura que antes y después de ser trasladado a comisaría fue insultado por los agentes, que le propinaron varios golpes y patadas: “Dijeron, no le aflojes las esposas y que se joda por maricón”.
R. S. ha explicado este martes, en declaraciones al programa La Molienda, de CANARIAS AHORA RADIO, que “maricón” fue uno de los insultos más livianos que le profirieron los agentes. “Me decían que si yo era un follaniños (sic.), que tenía ya puestas cinco denuncias por violacion”, ha asegurado. Eso fue en el coche camino de la comisaría, momentos después de la brutal detención que, según narra, protagonizaron dos agentes en su propia casa.
Los insultos parecen lo de menos. En los brazos, R. S. tiene aún tatuadas las marcas de las esposas y alguna otra señal de los golpes que, asegura, le dieron los agentes de la Policía Nacional. Desde golpes en la cara hasta patadas después de haberle tirado al suelo de las dependencias policiales, antes de ingresar en el calabozo.
La actitud marcadamente violenta comenzó en su propia casa. Tras ser requeridos para identificarse por cinco agentes que rodearon a los dos hombres mientras se encontraban en la arena, R. S. admitió que no tenía la documentación disponible y solicitó ir a casa, a unas pocas manzanas de donde se encontraban, para poder mostrársela. Dos policías le acompañaron, mientras Julián, que no tuvo el mismo problema, esperaba en la arena. En el momento de acceder a su vivienda, R. S. asegura que la puerta se cerró involuntariamente. “Es una puerta grande”, describe, “y justo cuando se cierra, ellos irrumpen, me tiran al suelo, me patean, me dan puñetazos y me esposan”.
A partir de ahí la situación no hizo más que complicarse. Los vecinos del detenido salieron de sus casas al escuchar sus gritos de auxilio: “Vieron todo lo que estaba pasando”, relata. Una vez llegaron a la comisaría, uno de los dos miembros de la patrulla le recibió con bofetones en la cara al bajar del coche. “No me metieron en un calabozo”, cuenta, “me pusieron en una dependencia de la comisaria, y en la comisaría me hizo más tratos vejatorios, me tiró al suelo, esposado y en bañador y stando tirado en el suelo continuó con insultos, riéndose de mi”.