La Fiscalía ya investiga a la Heredad de Aguas de Arucas por originar el gran incendio de agosto en Gran Canaria
El voraz incendio que asoló una buena parte de las cumbres de Gran Canaria en agosto pasado ya tiene formalmente presuntos responsables. Se trata de las dos últimas directivas de la Heredad de Aguas de Arucas, la actual y la que estuvo ocupando esas responsabilidades hasta hace alrededor de un año. Así lo establece el amplio atestado del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), de la Guardia Civil, que ya ha sido entregado a la Fiscalía Provincial de Las Palmas.
A partir de estos momentos, el Ministerio Público deberá abrir una investigación judicial que puede derivar en una querella o una denuncia ante los juzgados competentes, en este caso del partido judicial de Arucas, para la apertura de la correspondiente instrucción.
En principio y según las conclusiones del Seprona, los presuntos responsables de este incendio deberán hacer frente a un presunto delito de incendio imprudente, no doloso, por haber sido provocado de modo fortuito como consecuencia de la falta de mantenimiento de la línea eléctrica privada que abastece de energía a varios pozos de la Heredad de Aguas de Arucas en el barranco de la Virgen y alrededores, en el municipio grancanario de Valleseco.
Los agentes del Seprona que investigaron el suceso detectaron muy pocos días después de que el fuego resultara extinguido que el tendido propiedad de esa entidad privada no había sido objeto del obligado mantenimiento, especialmente en lo referido a la poda de árboles que entraban en contacto con los cables que transportan 20.000 voltios desde la acometida de Endesa hasta los pozos que la línea abastece.
Para su investigación, el Seprona ha recabado diversa documentación, entre otras de la empresa eléctrica Endesa, que ha declarado que en varias ocasiones advirtió a la heredad de la conveniencia y obligación de efectuar tareas de mantenimiento sobre su línea.
Según el informe entregado a la Fiscalía de Las Palmas, el fuego se provocó en un pino de gran envergadura en contacto con el tendido eléctrico cercano a las instalaciones de la Heredad de Aguas. Ese árbol, localizado en una pronunciada pendiente en el barranco de la Virgen, en el municipio de Valleseco, ardió y el fuego se propagó barranco arriba de manera fulminante.
De acuerdo con el relato de los investigadores del Seprona, el árbol se incendió como consecuencia del roce de sus ramas más altas con el cable, pero no ardió en su totalidad. Solo la copa quedó completamente calcinada porque el fuego ni pasó a su tronco ni a sus raíces, ni afectó a otros árboles a su alrededor, pero devastó por completo la zona colindante rumbo al barranco, por donde el fuego subió súbitamente hacia la cumbre empujado por el viento y los demás factores climáticos negativos: mucho calor y baja humedad.
Las personas que sean encontradas responsables de este incendio podrían hacer frente no solo a condenas de prisión (hasta 10 años) si se probara que por su negligencia hubo riesgo para la vida de las personas, sino además a fuertes sanciones económicas por responsabilidad civil para hacer frente a los daños ocasionados y a los costes de la extinción. Está calculado oficialmente que cada hora de extinción tiene un coste aproximado a los 50.000 euros.
El gran incendio que asoló la cumbre de Gran Canaria el pasado agosto quemó unas 9.200 hectáreas, algunas de alto valor ecológico, obligó a evacuar a 10.000 personas de los municipios de Valleseco, Artenara, Tejeda, San Mateo, Agaete, Gáldar y Teror y tardó casi 40 días en ser declarado completamente extinguido.
Solamente en ayudas para la rehabilitación de viviendas que se vieron afectadas por el fuego, el Cabildo de Gran Canaria ya ha destinado 1,8 millones de euros.