Expertos sondean el tubo volcánico de la Sima de Jinámar para rescatar del olvido a las víctimas del franquismo

Sondeo en el tubo volcánico de la Sima de Jinámar realizado por personal del Consorcio de Emergencia del Cabildo de Gran Canaria.

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

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El primer descenso oficial a la Sima de Jinámar se produjo este jueves de la mano del bombero del Consorcio de Emergencias de Gran canaria Ismael Pitti, especialista en escalada y expediciones arqueológicas, para elaborar un diagnóstico de riesgo y seguridad como paso previo a la formación que recibirá el arqueólogo insular Xabier Velasco para que pueda descender al fondo del tubo volcánico y acometer un sondeo arqueológico del enclave.

En un comunicado, el Cabildo de Gran Canaria explica que se trata del primer sondeo de su historia y tiene como objetivo permitir llegar lo más lejos posible en cuanto a los restos humanos que alberga este accidente geológico.  El presidente de la Corporación Insular, Antonio Morales, se trasladó a este recóndito punto de Telde con vistas al litoral por considerarlo una ocasión única y un día que marcará un antes y después en la larga trayectoria histórica de este misterioso lugar. 

Antes de proceder a la preparación de la intervención, el primer objetivo es realizar una exploración visual del interior para estimar el estado, valorar la presencia de escombros y basura que haya que retirar, estudiar qué áreas son las más susceptibles de ser sondeadas, las fases en las que se podría acometer el trabajo y los medios técnicos que en cada caso sería necesario prever. 

La Sima de Jinámar ha sido protagonista de una de las páginas más negras de la historia reciente de Canarias, pues sirvió como lugar para el asesinato extrajudicial y arrojo de un indeterminado número de personas durante la represión que siguió a la sublevación militar del 18 de julio de 1936 y que básicamente tuvo como objetivos a dirigentes sindicales y afiliados de las organizaciones republicanas.  

La veracidad de estas noticias queda atestiguada por la presencia de restos humanos recuperados de la Sima de Jinámar en distintos momentos que se encuentran custodiados en el Museo Canario, entre ellos un frontal con el impacto de un disparo. También respaldan estos hechos los numerosos testimonios orales recogidos en diferentes trabajos de investigación sobre la represión franquista en Canarias publicados en los últimos años.

Desde que fueron arrojados los franciscanos, pasando por la represión y la primera constatación de que había cuerpos, en 1976, hasta los últimos restos levantados en el lugar con ocasión de la investigación de la Guardia Civil para esclarecer las desapariciones de Yeremi Vargas y Sara Morales, y según el acervo popular incluso precipitaciones posteriores, lo cierto es que no se sabe los restos de cuántas personas contiene el tubo volcánico.  

Un largo proceso

A petición de la una de las asociaciones de memoria histórica de Gran Canaria, el Cabildo colaboró con la selección de las muestras óseas del Museo Canario, es decir, en la tramitación de permisos, análisis de los materiales esqueléticos, extracción de las muestras y traslado al laboratorio de genética forense de la ULPGC. Los materiales analizados, restos óseos de cinco personas, proporcionaron ADN, si bien su cotejo con las pocas muestras de familiares disponibles no proporcionó ninguna identificación. 

El Cabildo de Gran Canaria en 2012 delimitó con tensores el acceso a la Sima e instaló un panel informativo que convive con una cruz que se estima que fue colocada en los años 70, desde cuando cada 1 de noviembre se produce en el lugar un homenaje a las víctimas que allí yacen.  

Las asociaciones de memoria histórica han mostrado públicamente su deseo de que se acometan los trabajos necesarios para recuperar los restos de represaliados que se encuentran en el interior de la Sima de Jinámar, una empresa que el Cabildo persigue acometer, tal como hizo en el Pozo de Tenoya y otros enclaves, si bien la complejidad en este caso es muy superior. 

La intervención arqueológica es un objetivo ambicioso tanto por el esfuerzo económico que conlleva como por las dificultades técnicas que plantea.  

Las simas son profundos pozos formados a partir de una fisura o grieta que generalmente comunica la superficie con corrientes o cavernas subterráneas. La de Jinámar, formada por una emisión volcánica que irrumpió en una bolsa de agua cuyo vapor generó la oquedad, goza de la máxima protección desde que en 1996 fue declarada Bien de Interés Cultural conmo Sitio Histórico. 

Se trata de una chimenea volcánica de casi 80 metros de profundidad de gran interés geológico, también entomológico que, además de enlazar la superficie con las entrañas de la tierra, conecta el remoto pasado Gran Canaria con su legado histórico más reciente. La tercera conexión, la que aún permanece en la memoria colectiva y que resulta una de las más intrigante, la del tubo con el mar, ha sido sin embargo descargada por los geólogos.  

Primera referencias

Las primeras referencias a este lugar están recogidas en fuentes etnohistóricas, es decir, crónicas y relatos que ya describen un episodio del siglo XIV ligado al redescubrimiento que varios autores sitúan en 1393, cuando los isleños arrojaron a la Sima a trece frailes franciscanos mallorquines que vivían en Telde. 

Tomaron esta decisión por las continuas agresiones de los navegantes europeos, porque los responsabilizaron de connivencia con los agresores, y porque observaban que no les faltaba alimento mientras la población pasaba hambruna. Juan de Abreu Galindo, franciscano andaluz, fue quien introdujo la leyenda de que el tubo volcánico comunicaba con el mar. 

Ya en el siglo XIX, Gregorio Chil y Naranjo explica que en diversas ocasiones, con tiempo sereno y aprovechando la pleamar, puso el oído en los bordes del tubo para descubrir si desde el fondo subía algún murmullo que le indicase la entrada del mar en aquellas profundidades. “Pero ni el menor indicio de ello he percibido en las varias veces que he repetido la experiencia”. 

El Cabildo de Gran Canaria, desde su compromiso con las víctimas de la represión, afronta este reto con la ilusión de poder llevarlo a buen término en pro de la convivencia, la justicia y la garantía de no repetición, concluye la nota.

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