HUESCA, 25 (EUROPA PRESS)
El fiscal jefe de la Audiencia Provincial de Huesca, Felipe Zazurca, afirmó este miércoles que la declaración autoinculpatoria que realizó el ganadero y agente forestal Santiago Mainar en febrero de 2007, cuando fue arrestado por agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil como presunto autor del asesinato del alcalde de Fago Miguel Grima, sirve para condenarle por los delitos de asesinato y tenencia ilícita de armas.
Zazurca precisó que la Guardia Civil ha aportado otras pruebas obtenidas de forma independiente y con criterios científicos que permiten corroborar los datos que Mainar ofreció en su confesión y que le sitúan en la emboscada mortal.
Según Zazurca, Mainar no se autoinculpó para “inmolarse” en beneficio del resto de vecinos de Fago, sino que vino motivada por la “profunda, seria y profesional” investigación policial realizada por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que condujo la situación hasta encontrar al culpable.
El fiscal jefe opinó que el imputado se retractó después, cuando horas después de ser detenido compareció ante el Juzgado de Instrucción número 2 de Jaca (Huesca), por el “consejo” que le dio el que fue su primer abogado particular, Javier Notivoli.
El fiscal jefe añadió que “la Policía Judicial cumplió su deber” y resaltó que, en sucesivas declaraciones, Santiago Mainar fue cambiando su testimonio, lo que resta “veracidad” a los intentos de Mainar de exculparse del crimen.
Zazurca dijo que la Guardia Civil es una policía “avanzada” y que cuenta con los últimos recursos de investigación en el mercado, lo que le permita estar “al día”. El fiscal negó que los agentes que investigaron el caso nada tienen que ver con “la Guardia Civil de mosquetón” y “de postguerra”, aludiendo así a su nivel de profesionalidad y al escrupuloso respeto de los derechos de Mainar, primero como sospechoso y después como detenido.
Como ejemplo de la profesionalidad de la UCO, Felipe Zazurca mencionó la inspección ocular del lugar del asesinato, que permitió recabar pruebas incriminatorias, y también la del coche que empleaba Miguel Grima en el momento de ser asesinado, inspección que constituye “un ejemplo” de profesionalidad.
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