La Gomera: cuatro años por la senda de la Biosfera
La definición académica del término biosfera dice textualmente: “Capa constituida por agua, tierra y una masa delgada de aire, en la cual se desarrollan los seres vivos; comprende desde unos 10 kilómetros de altitud en la atmósfera hasta los fondos oceánicos”. En cuanto al concepto de Reserva de la Biosfera la definición sería: “Área representativas de ambientes terrestres o acuáticos creadas para promover una relación equilibrada entre los seres humanos y la naturaleza, contribuyendo a satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer a las futuras”
Pues bien, el día 11 de julio de 2012, desde París llegó la noticia de que la isla de La Gomera entraba por la puerta grande a ese club exclusivo creado por la Unesco en el que se reúnen enclaves que son merecedores de esta catalogación. Ese día, por lo tanto, la isla “>vio como se reconocían unos valores naturales y culturales únicos pero a la vez asumía ante el mundo el compromiso de protegerlos. De fomentar un desarrollo económico, cultural y social que sirva para que los valores naturales heredados puedan seguir siendo aprovechados por las generaciones futuras. A partir de aquella fecha ya no caben excusas para descuidar la conservación de la diversidad de paisajes, ecosistemas, especies y genes. O para no hacer todo lo posible a la hora de contribuir al conocimiento de manera que a la vez sea posible conjugar la educación, capacitación, investigación científica y el intercambio de información entre vecinos, técnicos e investigadores.
El presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, resalta que si en la actualidad la i sla goza de un medio ambiente privilegiado que le ha hecho merecedor de este título, es debido al esfuerzo de los antepasados en conservarlo e integrarse en el mismo. Curbelo cree que se debe reconocer el trabajo conjunto hecho entre el programa Hombre y Biosfera (MaB), la Asociación Insular de Desarrollo Rural (Aider), la Universidad de La Laguna y el Gobierno de Canarias.
El presidente del Cabildo resalta que porcentualmente el Archipiélago es la región del mundo que dispone de mayor superficie con esta figura de protección: cinco islas en su totalidad y Tenerife y Gran Canaria de forma parcial. En el primer caso el espacio se corresponde con Anaga y en el segundo 100.000 hectáreas repartidas por los municipios de Agaete, Artenara, La Aldea de San Nicolás, Mogán, San Bartolomé de Tirajana, Tejeda y la Vega de San Mateo, además de una amplia franja marina.
La experiencia de estos años nos ha demostrado que lo importante es centrarse en conjugar conservación de la naturaleza con el desarrollo sostenible y además hacerlo siempre con la vista puesta en mejorar la calidad de vida de los habitantes desde los punto de vista económico y social“. La declaración tampoco puede quedarse en una simple teoría sino que debe concretarse en acciones. Dos ejemplos serían el sellado del vertedero de Arure y la limpieza de los acantilados y fondos marinos del espacio protegido de Puntallana en San Sebastián. Pero igualmente se ha llevado a cabo la mejora de senderos, acciones de embellecimiento o recuperación de espacios, entre otras varias.
Curbelo no tiene duda alguna de que se debe hacer lo imposible para que los jóvenes vuelvan al campo y se incentive la producción local. Ni tampoco de las indudables ventajas que el título otorga a la hora de atraer turistas. Subraya como hitos en estos cuatro años la campaña de difusión que se llevó a cabo a lo largo y ancho de toda la isla explicando la importancia de la declaración, sus efectos y consecuencias y la forma en la que cada habitante o sector puede implicarse en su desarrollo y éxito. Y especialmente, en lo que se refiere también a la iniciativa privada.
Cree Curbelo que el trabajo desarrollado hace albergar esperanzas de que la isla pueda convertirse en el año 2018 en sede del congreso Internacional de Paisajes Aterrazados, para lo cual ya se ha presentado la correspondiente candidatura. “Nuestro compromiso inicial y final es traspasar a los futuros habitantes de La Gomera una isla idéntica a la que heredamos”.
Marisa Tejedor ha jugado un papel fundamental en la consecución del título de Reserva de la Biosfera de La Gomera y en su desarrollo durante estos cuatro años. En estos momentos ocupa el cargo de presidenta del Consejo Científico del Comité Hombre y Biosfera-MaB de España y desde un principio participó en la presentación de la propuesta y fue la encargada de evaluar la memoria sobre la que se sustentó el reconocimiento de la Unesco. Tejedor sigue, por lo tanto, vinculada directamente con todo este proceso y de hecho ha participado en los actos que han tenido lugar en estos días con motivo de este cuarto aniversario. Al respecto, considera que la celebración, “supone un momento interesante para la reflexión sobre la situación de la reserva, tanto en lo que se refiere a su pasado como al futuro, a medio o largo plazo”.
Considera que La Gomera está cumpliendo con el calendario fijado por la Unesco, aunque será cuando se cumpla una década de la declaración, el momento en el que se llevará a cabo una evaluación formal del trabajo realizado. “La experiencia que tengo es que al principio cuesta mucho arrancar porque hay que crear una serie de órganos como son el rector, científico y de participación, lo que supone implicar a muchísima gente y a muchos colectivos. Pero además hay que elaborar un plan de acción y de estrategia y ése es el momento en el que estamos ahora. Creo que andamos por el camino correcto, aunque también hay que tener en cuenta que hablamos de un proceso, muy esperanzador, pero que no acabará nunca”, indica.
Tejedor valora que desde La Gomera se haya apostado por la participación directa de todos los sectores, un aspecto al que la Unesco otorga la máxima importancia. Y es que frente a la idea generalizada de que una Reserva supone un simple listado de prohibiciones, la presidenta del consejo deja claro que en realidad lo que se busca es mejorar la calidad de vida de los ciudadanos a través de un desarrollo sostenible con el medio natural.
De hecho, en el caso de La Gomera el espacio en el que la protección, y por lo tanto las restricciones, son máximas apenas supone el 16% del total y coincide con el Parque Nacional Garajonay. Pero en el resto del territorio el abanico de actividades a desarrollar es muy amplio y variado, siempre y cuando se tenga en cuenta un desarrollo que sea lo más respetuoso posible con el medio. Y es que el concepto de apostar por la conservación como valor máximo que se estableció en la década de los años setenta ha ido variando hasta la actualidad en el que se da más importancia a la relación del hombre y sus actividades con la naturaleza.
En todo el mundo existen 669 reservas repartidas entre 120 países. De todos ellos España es el que cuenta con mayor número de espacios con esta protección hasta sumar 47, un 10% del territorio total, en el que residen dos millones de habitantes. El título abre la posibilidad a acceder a una amplia línea de fondos y subvenciones que en muchas ocasiones son específicas de las reservas.
En estos cuatro años el Cabildo de La Gomera ha llevado a cabo una amplia campaña de divulgación por todos y cada uno de los rincones de la isla, se han celebrado reuniones de trabajo para conocer otras experiencias o encuentros con los distintos sectores para pedirles que se involucren en esta tarea. Porque precisamente, un objetivo imprescindible es que las distintas entidades públicas y privadas incorporen acciones que desarrollen a lo largo del presente año los objetivos de la Reserva.
Los valores que hicieron a La Gomera acreedora de este título no son en absoluto menores: altos índices de biodiversidad, contar con la mayor y mejor conservada extensión continua de monteverde y de los palmerales canarios o la mayor extensión de sabinar y magníficas representaciones de vegetación rupícola, que es la que crece en las piedras. En el caso concreto de La Gomera, la Unesco tuvo en cuenta que la isla es uno de los territorios de la Unión Europea (UE) con mayor número de endemismos por kilómetro cuadrado.
El Plan Estratégico de la Reserva de la Biosfera debe ser el instrumento que permita abordar los principales problemas a los que se enfrenta el territorio: la erosión, las especies invasoras, residuos, abandono del medio rural o la presión urbanística. Cuando hace cuatro años la isla recibió esta declaración el Garajonay ya era un parque nacional, la isla estaba incorporada a la red de espacios naturales protegidos, a la Red Natura 2000, contaba con el Plan Insular de Ordenación y se había adherido a la Carta Europea de Turismo Sostenible. Con lo cual las bases estaban ya sentadas.
Desde el punto de vista técnico la zonificación se distribuye en un núcleo, que es el mejor conservado y abarca 13.134 hectáreas de las que 11.595 es terrestre y el resto se extiende sobre el mar. Luego está la zona tampón que busca aminorar los impactos sobre el núcleo central con 19.070 hectáreas y finalmente la de transición con 52.317 y con un nivel más reducido de conservación. Cada una de las cuales, por lo tanto, en mayor o menor medida cumple las funciones de conservación desarrollo socioeconómico y de apoyo logístico.
Cuatro años después el paso fundamental que debe dar ahora La Gomera es elaborar el nuevo Plan Estratégico. Sus objetivos son dinamizar esta figura, recuperar, optimizar y mantener el sector primario, mejorar la calidad de vida de los habitantes, fortalecer y diversificar el tejido empresarial y crear empleo, mejorar la calidad ambiental y paisajística, conservar y usar el patrimonio natural y cultural y promover la sostenibilidad turística.
Por lo tanto el trabajo que ahora mismo desarrolla Aider, entidad con la que el Cabildo ha firmado un convenio para, entre otros objetivos, apoyar la gestión y la coordinación entre Estrategias de Desarrollo Sostenible de la isla, es la actualización del diagnóstico, la validación de resultados esperados y actividades o priorizar las que se deben ejecutar por sectores.
A lo largo de estos cuatro años se ha constituido el Consejo de Participación en el que están representados el mayor número de sectores económicos y sociales de la isla. Ha ocurrido lo propio con el Científico, integrado por personas de reconocido valor académico en materias como la biología, historia, economía, edafología o geografía y el Rector que es el órgano de gobierno.
En este tiempo se ha insistido en cambiar la mentalidad mayoritaria de que la Reserva de la Biosfera es una figura que se limita a prohibir e imponer restricciones. Para compensar este concepto se optó por incidir en los aspectos más positivos de manera que los gomeros sean conscientes del orgullo que supone ostentar el título y los beneficios que trae aparejados. Entre ellos contar con una efectiva marca turística que atrae a los visitantes preocupados por el medio ambiente.
A lo largo de estos cuatro años el mensaje lanzado desde el Cabildo es que este título contribuye a dinamizar la economía y el empleo o que La Gomera se ha convertido en un laboratorio sobre el desarrollo equilibrado. La importancia de promover los espacios naturales protegidos como elementos positivos o las oportunidades que se le abren a la isla en cuanto al desarrollo de una agricultura ecológica única.