Gran Canaria, la segunda isla con más población del Archipiélago, cuenta con siete “grandes presas” en su red insular. El embalse de Soria puede almacenar casi 13.000.000 metros cúbicos de agua. El de Chira (5.640.000) y el de Ayagaures (1.848.000). Una piscina convencional, de 8 metros de largo y 5 de ancho, tiene 60 metros cúbicos. Harían falta cerca de 213.000 piscinas de este tamaño para llenar la presa de Soria, cuyas reservas en estos momentos solo representa un 0,9% de su capacidad.
Los embalses de Gran Canaria se quedan sin agua. En enero de 2019, el depósito de la red era de un 39%. Un año después, cayó al 23%. Y ahora el almacenamiento es del 13%. No ha subido en todo lo que va de año. Ha ido bajando de forma progresiva. “Estamos haciendo dotaciones para estirar lo más posible el agua. Los regantes tendrán que apretar un poquito, sobre todo en la zona sur”, apunta Gerardo Henríquez, gerente del Consejo de Aguas del Cabildo de Gran Canaria. “Lo que hacemos es incrementar el esfuerzo en producción industrial de agua”.
La producción industrial de agua es a lo que se le llama “fabricar agua”. En Gran Canaria se hace de dos formas: mediante desalinizadoras, para retirar la sal del agua del mar; y produciendo agua regenerada, esto es, aguas residuales depuradas que han sido sometidas a un proceso de tratamiento complementario para que puedan reutilizarse en usos que no implique consumo humano. Henríquez dice que de la primera manera se han “fabricado” 11.000 millones de metros cúbicos de agua que se dirigen a múltiples municipios, sobre todo del centro-norte de la isla. De la segunda forma, sostiene que se han superado los 5 millones de metros cúbicos. Un 31% más que todo el 2019.
“Estamos en una situación de carencia de agua. Si no hubiéramos trabajado las aguas regeneradas, las presas hace 3 años se hubieran vaciado”, reconoce Henríquez. Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el año hidrológico de Canarias ha sido “muy seco”, con una precipitación de 134,1 mm (el 46% de la cantidad que se esperaba). El Archipiélago vive una nueva sequía que bien podría estar relacionada con la irregularidad del clima en las Islas a lo largo de toda su historia. Pero en los últimos 25 años la tendencia a recoger menos agua cada vez es más constante. El gerente del Consejo de Aguas del Cabildo de Gran Canaria remarca que “hace años que no llueve con continuidad” y lo que no ha llovido se ha solucionado fabricando agua“.
Henríquez pone un ejemplo: esta semana, la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias activó la alerta por lluvias debido a un sistema de bajas presiones de origen subtropical. Se preveían hasta 15 litros por metro cuadrado en una hora para las islas de Gran Canaria, La Gomera, La Palma y El Hierro. Canarias finalizó la alerta 48 horas después sin haber registrado precipitaciones importantes en ninguno de sus territorios. “Las previsiones de la AEMET están bien, pero no suelen acertar a rajatabla. Mira lo del martes pasado (haciendo alusión a la alerta por lluvias). Nosotros debemos seguir produciendo agua. Lo que nos queda es seguir en esta dinámica”, avisa Henríquez. Y agrega: “De hecho, estamos iniciando una obra de trasvase para, en la zona del barranco de Ayagaures, que también llegue agua regenerada”.
La escasez de precipitaciones golpea los cimientos de agricultores y ganaderos. Ante menos agua, mayor precio deben de pagar para regar sus cultivos. Henríquez asegura que la comunicación con el sector primario es constante, pero admite que la preocupación también se palpa. “Nosotros tenemos una avería y ellos son los primeros que se enteran. Están preocupados. Porque al final, por muchos esfuerzos en la producción industrial, es necesario que llueva. Si no, los problemas llegarán”.
Atrás queda un septiembre “muy seco”
Según ha informado la AEMET, septiembre ha sido un mes “muy seco” y “muy cálido”, donde lo único que se ha mantenido estable ha sido la fuerza del viento. La temperatura media se situó en 27,1 grados centígrados, la cuarta más alta de la historia. Mientras que la mínima fue de 19,5, un grado más por encima de la media.
La AEMET también notificó la primera ola de calor en un mes de septiembre desde 2015, que afectó a varios municipios del sur de Tenerife y Gran Canaria donde se llegaron a registras hasta 40 grados. Con respecto a las precipitaciones, septiembre acumuló un total de 2.0 mm. Un mes “muy seco” con tan solo el 28% del agua esperada.