Recuperados 10.000 huesos de aborígenes en una cueva de Gran Canaria
El cementerio de los Canarios, en Guayadeque, se convierte así en el yacimiento más importante del Archipiélago por su volumen de vestigios
El Cabildo de Gran Canaria y la empresa de arqueología Tibicenas han recuperado 10.000 restos óseos que pertenecen, al menos, a 169 aborígenes en el cementerio de los Canarios, una cueva del barranco de Guayadeque, Gran Canaria, que se convierte en el yacimiento más importante del Archipiélago por su volumen de vestigios.
Se trata de los primeros resultados de la intervención realizada en los meses de julio y agosto en la cueva número uno, ya que aún quedan otras siete por explorar en la zona, tal y como han anunciado en una rueda de prensa el consejero de Presidencia del Cabildo, Teodoro Sosa; el inspector de Patrimonio Histórico, Xabier Velasco, y la arqueóloga de Tibicena, Vernónica Alberto.
Esta primera cueva recoge restos óseos de varias generaciones de una comunidad que habitaba el Barranco de Guayadeque entre los siglos VII y XI, con al menos 200 años de historia arqueológica. Asimismo, han sido recuperados los restos que tenían algún riesgo de desaparición, ya que en el subsuelo y en las capas inferiores hay más.
Entre las novedades que ha aportado el estudio de estos restos destaca el hecho de que, al contrario de lo que se pensaba hasta ahora, todos los miembros de la comunidad eran enterrados de la misma forma, en fardos de material vegetal de junco o con pieles de animales, y no solo las personas de alto rango, como reza un comunicado emitido por el Cabildo grancanario.
Además, el alto número de varas de madera halladas demuestra que no eran bastones de mando como se pensaba, sino parte del paquete mortuorio, usadas como elemento estructural para aportar rigidez a los fardos.
Del mismo modo, el estudio de los huesos marca una tendencia de desgaste en las rodillas, fruto de un hábito postural de cuclillas que antes se asociaba con trabajos femeninos de moler grano o alfarería, pero que se presenta en ambos sexos por igual, lo que podría apuntar a que las tareas no estaban asignadas por sexo sino que se realizaban por toda la comunidad con independencia del género.
Estudio del comportamiento de sus perros
El trabajo llevado a cabo también muestra un hallazgo novedoso en relación al comportamiento de los perros que accedían a la cueva y consumían cadáveres en estado fresco, lo que ha llamado la atención de los historiadores. “No se sabe si esto se debe a que los perros accedían a la cueva y no se podía impedir su paso, a que no daban importancia a que comiesen los restos, a si es parte de una tradición o se debe a una relación simbólica que tenían los aborígenes con los canes”, ya que la comunidad era consciente de ello, ha señalado la historiadora de Tibicenas.
Esto puede ser algo “revolucionario”, puesto que se cuenta con muestras de esta práctica desde el siglo IV al XI y, sin embargo, aunque hay restos de personas, “apenas hay restos conservados de perros” en todo este periodo de “más de 1.400 años de historia”.
Causas de sus muertes
Los huesos presentan también rastros de enfermedades congénitas asociadas a la consanguinidad, lo que habla de una comunidad cerrada, y también signos de violencia frecuentes, de en torno al 27%, lo que apunta a “una población violenta”, más en hombres pero también en mujeres.
Además, los restos permiten identificar causas frecuentes de la muerte y periodos pico en el rango de edad, ya que un 15% corresponden a la edad adulta, y también hay restos de recién nacidos y niños. En este sentido, son frecuentes, además de los traumatismos, las muertes asociadas con enfermedades metabólicas y reumatismos inflamatorios crónicos, también patologías degenerativas e infecciones.
Indentidad del pueblo grancario
La cueva de la que se han recuperado los restos es una cavidad de 17 metros de largo y compleja configuración, con varios receptáculos y espacios externos y casi inaccesible, lo que ha requerido de equipos especiales de trabajo vertical y escalada para superar siete metros de altura, aunque en el pasado todo apunta a que tenía un acceso a pie.
Verónica Alberto ha señalado que se conoce que a esta cueva se accedió por última vez en los años 90, y se ha observado que faltan cráneos, lo que puede indicar que fueron sustraídos en épocas anteriores a esta excavación por personas que la frecuentaron.
Según el inspector de Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria, Javier Velasco, los trabajos tienen como objetivo “recuperar, conservar y difundir conocimiento fruto del estudio a la población”, y el espacio contará con una revisión periódica para comprobar que se conservan y estará protegido.
Velasco ha informado de que se han elaborado fotografías en 3D para visitas virtuales y de que se efectuarán pruebas de carbono-14 y análisis de ADN, así como que tienen previsto reunirse más adelante con los vecinos de la zona para que “conozcan y sean partícipes de este hallazgo”.
Sosa ha destacado que estos trabajos de recuperación sirven “para salvar la identidad” del pueblo grancanario y ha adelantado que habrá una segunda fase de estudio con nuevas dotaciones para conocer “la gran cantidad de información almacenada en estas cuevas, con generaciones de enterramientos”.
Apoya a Canarias Ahora
Necesitamos tu apoyo para poder seguir informándote. La crisis del coronavirus ha supuesto un duro golpe para todos los medios de comunicación, incluido este. Pretendemos evitar cualquier tipo de recorte que suponga una merma en la calidad de la información que nos demandas. Pero para eso, necesitamos tu respaldo.