“Hemos llegado a nuestro límite, no queremos ser cómplices de esta situación”. Con estas palabras, 24 médicos de urgencias del Hospital Insular de Gran Canaria han instado al resto de profesionales del complejo a secundar la manifestación convocada para este jueves a las 12.00 horas a las puertas del centro con el objetivo de reclamar a la gerencia soluciones “efectivas y duraderas” para acabar con el colapso y la masificación del servicio. Los profesionales sanitarios dan así un nuevo paso en sus reivindicaciones tras las cartas que han remitido a diferentes estamentos en las últimas semanas alertando de que la seguridad clínica de los pacientes está “gravemente comprometida”.
La concentración tendrá lugar bajo el lema “los problemas de urgencias son los problemas de todos”. Los profesionales han querido expresar así que la saturación, aunque se manifieste en urgencias, “trasciende” de este servicio. Es solo “la punta del iceberg”, dice el escrito de la convocatoria.
“La saturación del Hospital Insular genera un colapso en urgencias que sufrimos todos los días los integrantes de la plantilla del servicio: médicos, enfermeros, auxiliares, celadores, administrativos....”, recoge un escrito que achaca la situación a “la deficiente gestión a lo largo de los últimos años”. El problema, insisten, no es nuevo, pero en la pandemia “ha empeorado drásticamente”.
Los trabajadores de urgencias del Hospital Insular de Gran Canaria llevan años denunciando las carencias de personal y de espacio físico para poder afrontar el incremento de demanda asistencial y atender en condiciones dignas a los pacientes que acuden al servicio. La media de usuarios que deben permanecer ingresados en urgencias a la espera de que se libere una cama en planta o de que puedan ser derivados a centros concertados es de 60 al día. Es ahí donde se genera el tapón. Los médicos alertaron hace dos semanas de que la seguridad clínica de los pacientes estaba “gravemente comprometida” por esta saturación. Han denunciado “las pésimas condiciones” en las que están trabajando y el “estrés laboral y deterioro anímico” que está generando entre los profesionales la masificación y sobrecarga de trabajo. En estos últimos meses han aumentado el número de guardias que deben realizar (hasta nueve al mes) por la falta de personal que arrastra el servicio.
Los 24 médicos firmantes de la convocatoria de manifestación denuncian, entre otras cuestiones, “la situación indigna y ausencia de privacidad” de los pacientes; que “no se están respetando las distancias mínimas de seguridad en pandemia entre los pacientes”, o que “las camillas están ocupando zonas de evacuación o tránsito, comprometiendo la seguridad”.
Los profesionales lamentan la “falta de previsión” por parte de los gestores ante las demandas asistenciales, así como la “ineficacia” de los planes de contingencia acometidos. La habilitación de una sala de espera con seis camillas y la utilización de un pasillo de tránsito han sido las últimas medidas acordadas por la dirección del complejo para tratar de aliviar el colapso. El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, sostuvo este martes en sede parlamentaria que las soluciones deben ser “estructurantes, definitivas, que eviten la provisionalidad” y aludió como ejemplo a la ampliación de las instalaciones del centro hospitalario tras la cesión por parte del Cabildo de Gran Canaria del edificio que era sede del Colegio Universitario de Las Palmas (CULP).
El dirigente socialista también advirtió de las dificultades para contratar médicos, “especialmente” en el Insular. Del servicio de urgencias se han marchado en los últimos cinco años un total de 36 facultativos adjuntos, en algún caso después de más de dos décadas en el servicio. En declaraciones recientes a este periódico, algunos de estos profesionales atribuían su salida a la “insostenible” situación en las urgencias como consecuencia de la alta presión asistencial y la carencia de medios o a las condiciones laborales que debían asumir, la incertidumbre horaria o la falta de descanso y conciliación.
Los convocantes reclaman soluciones “efectivas y duraderas” para terminar con el colapso, no permitir la ubicación de pacientes en zonas no asistenciales (camillas en doble fila o pasillos), derivar a los usuarios sociosanitarios que permanecen en el hospital, ejercer la medicina de urgencias “en condiciones dignas” para usuarios y profesionales, y cubrir las bajas, reubicaciones de personal y renuncias recientes, además de adecuar la plantilla a las necesidades reales del servicio.