Disponer o tener capacidad de instalar en un plazo máximo de cinco días entre 1,5 y 2 camas de Cuidados Intensivos y entre 37 y 40 camas para enfermos agudos por cada 10.000 habitantes. Son los dos requisitos previos imprescindibles fijados por el Ministerio de Sanidad para que los territorios puedan cambiar de fase en el plan de desescalada, al margen de otros marcadores cualitativos sobre la evolución epidemiológica de la COVID-19 que serán analizados con las comunidades autónomas. Según esta orden, publicada el domingo en el Boletín Oficial del Estado (BOE), Canarias, con una población de 2,1 millones de personas, debería acreditar una capacidad de, aproximadamente, 420 plazas de UCI y de 8.400 de agudos para soportar la carga sanitaria exigida en caso de que se produzca un pico de la enfermedad tras el desconfinamiento.
El Gobierno regional asegura que cumple estas exigencias. Las unidades de cuidados intensivos de los centros hospitalarios del Archipiélago han contado durante esta crisis con un total de 595 plazas, 488 de ellas con respirador, una cifra muy superior a la reclamada.
Sobre el segundo requisito, el de las camas de agudos, había más dudas. Según datos de la Consejería de Sanidad, el Archipiélago dispone en la actualidad, entre centros públicos y privados, de 5.318 plazas para ingresar a este tipo de pacientes, una cantidad que se sitúa lejos del baremo recogido en la orden. Sin embargo, según informan fuentes oficiales del departamento autonómico, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha comunicado este lunes por la tarde a los consejeros del ramo, durante la celebración del Consejo Interterritorial de Salud, que ese criterio es flexible y no se restringe a las camas hospitalarias, sino que se extiende a la capacidad de los territorios para, por ejemplo, sanitarizar hoteles o instalar las denominadas Arcas de Noé para albergar pacientes en episodios de saturación.
Las mismas fuentes afirman que, de hecho, el ministro ha puesto como ejemplo en esta reunión el caso del hotel del sur de Tenerife en el que permanecieron aislados durante catorce días cerca de un millar de personas después de que uno de sus huéspedes, un médico de nacionalidad italiana, diera positivo por COVID-19 el pasado 24 de febrero. El complejo se cerró de inmediato para evitar la propagación del virus y un grupo de profesionales se desplazó hasta el lugar para atender a posibles afectados. Después de más de 500 pruebas realizadas a personas que se alojaban en el hotel, tan solo se detectaron seis nuevos casos. Todos ellos habían estado en contacto con el primer positivo, pertenecían al mismo grupo de visitantes.
El Gobierno canario defiende que la planta hotelera del Archipiélago, unida a otros espacios que ya fueron habilitados durante esta emergencia sanitaria, como el Recinto Ferial de Santa Cruz de Tenerife o la Institución Ferial de Gran Canaria, dota a las Islas de la capacidad para cumplir con las exigencias ministeriales en el denominado plan de transición hacia la nueva normalidad.
La reunión de este lunes del Consejo Interterritorial de Salud también ha despejado la segunda incógnita con la que acudía Canarias, la de saber si la unidad de referencia para esos requisitos previos seguía siendo las Islas en el caso del Archipiélago, teniendo en cuenta que algunas de ellas no tienen ni siquiera camas de unidades de cuidados intensivos. El ministro volvió a incidir en este punto, según las fuentes consultadas, en que se trata de una evaluación cualitativa y que, por lo tanto, se tendrán en cuenta las capacidades y no tanto los números. En este sentido, destacó que territorios con sistemas sanitarios muy limitados, como El Hierro o La Graciosa, han iniciado este lunes junto a La Gomera y Formentera la desescalada en una fase más avanzada, la 1, debido a la nula o escasa afección de COVID-19. El Ejecutivo regional ha defendido el sistema de transporte aéreo en el Archipiélago, que permite que un paciente de la isla del Meridiano pueda ser trasladado en helicóptero al hospital de referencia en Tenerife, el de La Candelaria, “en apenas veinte minutos”.
Además de los dos requisitos previos sobre las camas UCI y de agudos, los únicos cuantificados de forma numérica, la orden publicada este domingo en el BOE recoge otros marcadores. Para que los territorios puedan transitar hacia la siguiente fase, el Ministerio de Sanidad tendrá en cuenta si disponen de sistemas de alerta precoz y de vigilancia epidemiológica o si son capaces de identificar y contener de forma rápida las fuentes de contagio, así como de aislar y controlar los casos confirmados y sospechosos. También valorará la fortaleza de la Atención Primaria y de la asistencia hospitalaria y la existencia de mecanismos y estructuras para garantizar las medidas de protección colectiva para reducir el riesgo de transmisión del virus, además de realizar un seguimiento de la evolución de la epidemia, de los casos activos y de los contactos.