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El imputado del 'crimen del talio' vuelve a casa por una hora

Iván Ramírez, el presunto asesino del caso talio, ha podido volver a la casa en donde presuntamente se cometió el crimen. El domicilio, perteneciente al barrio de La Pardilla, llevaba precintado desde el mes de julio de 2010, cuando Iván ingresaba en el centro penitenciario de Salto del Negro, acusado de envenenar presuntamente a su pareja, Laura González, en el que ha sido ampliamente conocido como el crimen del talio.

La vecina colindante presentó una denuncia el pasado 6 de abril, en la que alegaba que se estaban produciendo filtraciones en el patio y en la pared medianera con la de Iván Ramírez y solicitaba el levantamiento del precinto policial para permitir al personal correspondiente acceder al domicilio, siendo necesaria la presencia del imputado para autorizar dichas reparaciones.

Tras la aprobación de la solicitud, Iván pedía permiso para, aprovechando el trámite, recuperar varios objetos personales de la casa, para poder disponer de ellos en las dependencias del centro penitenciario de Salto del Negro, en donde se encuentra encarcelado.

Sobre las 11:30 de la mañana del lunes, llegaba Iván en un coche de la Policía Nacional, custodiado por dos agentes de uniforme y una comisión judicial formada por cinco personas. Tras levantar el precinto policial, era acompañado por los agentes al interior de su casa, permitiéndole coger varios objetos. Junto a esta comisión, se le permitía entrar a un fontanero, con el cometido de hacer una evaluación de dicha avería, ante el atasco que, presumiblemente en uno de sus sumideros, provocaba las filtraciones de aguas a casas colindantes.

Tras autorizar las reparaciones pertinentes y recuperar varios enseres personales, Iván Ramírez volvía a las dependencias del Salto del Negro. Allí continuará esperando por la resolución final del caso.

El caso del talio

El 11 de julio del 2010, Laura González fallecía a causa de una fuerte intoxicación. La enfermera gaditana había ingresado en el hospital en varias ocasiones con poca diferencia de tiempo en los últimos meses, encontrándose cada vez peor.

Poco después, tras la denuncia de los familiares de Laura, Iván Ramírez era detenido y puesto en prisión provisional sin fianza por el presunto asesinato de su esposa. Se le acusaba de envenenarla con talio, un matarratas prohibido, suministrándoselo presuntamente en pequeñas dosis hasta que el organismo de la mujer no pudo más.

Iván se declaraba inocente y se ponía en marcha la investigación. Tras varios informes contradictorios, llevados a cabo por el Hospital Insular de Gran Canaria y el Instituto Nacional de Toxicología, entre otros, la defensa pedía la libertad para el imputado al considerar que el auto de prisión no estaba motivado y tampoco existían indicios del envenenamiento por talio.

Sin embargo, la Sección Segunda de la Audiencia de Las Palmas desestimó el recurso de apelación: “Podemos estar ante una intoxicación no sólo por talio sino, además, por otros medicamentos que no han sido administrados ni por facultativos ni han respondido a una necesidad terapéutica” declaraba Nicolás Acosta, magistrado ponente del auto de apelación.