Un joven acusado de intentar matar a su novia en la capital grancanaria, a la que clavó varias veces un destornillador y después intentó estrangularla con sus manos, afirmó este martes en la Audiencia de Las Palmas que no tenía conciencia de que “estaba haciendo algo mal”.
El joven, Juan Antonio R.M, de 26 años, se enfrenta, por estos hechos que ocurrieron en noviembre de 2003, a una pena de 8 años de prisión por un delito de homicidio en grado de tentativa en el que concurre la circunstancia atenuante de alteración psíquica, así como al pago de una indemnización de 7.000 euros a la víctima, Ana A.P. según las conclusiones provisionales del fiscal.
El acusado, que presentaba en el momento de los hechos un cuadro psicótico que afectaba a su capacidad intelectiva y volitiva, según el escrito del fiscal, afirmó que cogió el destornillador para defenderse porque sintió “miedo” de ella, si bien dijo que no recordaba cuántas veces se lo clavó y tampoco verla herida.
Explicó que vivían juntos en un piso desde hacía un mes, aunque la relación había comenzado un año antes, y que la tarde anterior a los hechos habían consumido hachís hasta la madrugada, hablado acerca de una relación sentimental que él tuvo con anterioridad y de la manipulación a la que fue sometido, y vieron la película Matrix.
Añadió que no lograba coger el sueño y que comenzó a sentirse mal por lo que quiso llamar por teléfono a su madre, pero a su novia no le pareció bien, y que logró mantener esa conversación por la mañana con el móvil de la víctima, que tiró por la ventana para que no descubriera la llamada.
Así mismo, manifestó que a su pareja le comentó que había llamado a una compañera de trabajo con la que mantenía una relación sentimental, con el fin de probar su confianza y que ella se sintió herida.
Según el fiscal, el acusado agredió con el destornillador a la joven de forma inesperada y al salir del baño.
Primero se lo clavó en la espalda y después en distintas partes del cuerpo, abdomen, pierna y pecho, e intentó estrangularla con el fin de quitarle la vida, además de golpearla y morderla en el pómulo, explica el fiscal, quien añade en su escrito que, una vez que se calmó el agresor, la víctima pudo salir de la casa y pedir auxilio.
La defensa pide la absolución del acusado, por entender que no era consciente de lo que hacía pues sufrió un brote de esquizofrenia y alegó que el joven ha consignado una partida de 12.700 euros como indemnización por los daños producidos a la víctima.
La acusación particular solicita una pena diez años de prisión y eleva a 30.000 euros la cantidad que se exige por los daños causados.