El estudio de localización de los fusilados de San Lorenzo en la fosa común de Vegueta estará listo en septiembre
Los investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria tendrán listo en septiembre un primer informe sobre la localización de los fusilados de San Lorenzo que fueron enterrados en la fosa común de Vegueta. Los testimonios orales que manejan hasta ahora apuntan a que tanto el sindicalista Francisco González como el alcalde del entonces municipio de San Lorenzo Juan Santana se encuentran enterrados en el cuartel seis y la fosa número dos.
La comisión técnica que trabaja por lograr el objetivo de exhumar estas víctimas se ha reunido este miércoles. El director general de Presidencia del Cabildo de Gran Canaria, Marino Alduán, ha subrayado que, con ese informe inicial de septiembre, se valorará si se prorroga el convenio entre la Corporación Insular, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y la Universidad para el año 2019, algo que a priori estima que sí que se hará, ya que una vez esclarecida la localización de los fusilados de San Lorenzo, hay otras personas que fueron represaliadas y que “merecen también esa investigación”.
El estudio definitivo, con todas las acciones, se calcula que estará finalizado en el mes de diciembre. “Si el informe técnico así lo dice no se va a parar hasta que se esclarezca lo que es una necesidad democrática”, afirmó Alduán. Además, insiste en que la Corporación Insular no pondrá límites de dinero y tiempo para dignificar a las víctimas del franquismo que fueron arrojadas a esta fosa común.
El equipo de investigación está siendo coordinado por el profesor Javier Márquez y compuesto además por Xabier Velazco, como técnico especialista en arqueología, además de las profesoras Candelaria González y Beatriz Andreu, todos ellos de la ULPGC. En estos momentos se encuentran en una fase intensiva de recopilación de datos, analizando testimonios orales que ya tenían, entrevistas, documentos… a fin de elaborar este primer informe.
Cuentan con un presupuesto de 30.000 euros, la mitad abonado por el Cabildo de Gran Canaria y la otra por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, además de un convenio con la universidad que permite liberar a estos profesores para su trabajo de investigación.
“El cementerio de Vegueta fue un lugar donde se escondió la represión y hay que esclarecerlo, hasta tarde llegamos”, resaltó Alduán. En este sentido, recordó toda la línea de investigación en la que ha trabajado el Cabildo de Gran Canaria en materia de memoria histórica, como el pozo de Tenoya…Considera que esta fosa debe ser un espacio donde ya no haya tabú y “podamos reparar la situación que se ha padecido durante décadas y desde luego a la sociedad grancanaria que esclarezca lo que era una vergüenza”.
Los familiares del sindicalista Francisco González han acudido a esta reunión de la que han salido esperanzados. Lola Tejera, la mujer de Diego González (de 92 años y que se encuentra ingresado por problemas de salud) lamenta que su marido no haya podido celebrar este día ya que sufre alzhéimer. Recuerda con nostalgia cómo su marido ha vivido todos estos años con la esperanza de recuperar los restos mortales de su padre.
Pino González, su sobrina, también confiesa haber salido de esta reunión más esperanzada que nunca ya que por fin hay un convenio firmado, un equipo trabajando y todo hace indicar que este será el año en el que se dignifique a su abuelo. En la misma línea se muestra Paco, portavoz de la Plataforma de Familiares Fusilados de San Lorenzo y que ha abanderado esta lucha durante tantos años.
No obstante, recuerdan que en la fosa se estima que fueron enterradas otras víctimas de la represión franquista. Una de ellas es Jesús Moreno, que trabajaba como adjunto civil en la Delegación del Gobierno de La República en Sidi Ifni en 1936 y fue condenado a pena de muerte por un delito de “rebelión” y fusilado en Las Palmas de Gran Canaria.
En cuestión de días, el Cabildo espera que se hagan las pruebas de ADN a aquellas familias como la de Jesús Moreno que han solicitado hacérselas para que los investigadores dispongan de un banco del que cotejar muestras.