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Una lucha constante contra los malos olores de Barranco Seco

Iago Otero Paz

Las Palmas de Gran Canaria —

Para mal, es una de las cosas más características de la desembocadura del barranco del Guiniguada. Los malos olores de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Barranco Seco afectan desde hace décadas a los barrios adyacentes, entre ellos el casco antiguo de la capital grancanaria. Aunque complicado de actuar, el Ayuntamiento de la ciudad lleva intentando desde septiembre del año pasado mejorar las instalaciones de las cuatro depuradoras para aliviar los hedores que padecen la ciudad.

Tal como explica el concejal de Aguas y Alumbrado, Roberto Sánchez, Emalsa ha mejorado en estos meses las instalaciones y está previsto que durante este año innoven con nuevos sistemas que eliminen una pestilencia que Sánchez reconoce que les tiene “bastante preocupados”.

Los principales elementos empleados para tapar los malos olores son las torres de lavado, que son 12 en total en Barranco Seco, y tres sistemas de biofiltros. Durante los últimos meses de 2015 los técnicos de Emalsa han mejorado el rendimiento de las citadas torres gracias al cambio de los difusores. Con ello lo que se busca que el lavado de las mismas sea mayor. Además, debido a que estas producían mucho sulfuro de hidrógeno también se les cambió la configuración de las mismas para que produzcan menos ya que que es el causante principal de los malos olores.

Sánchez explica que desde este mes se han realizado otras actuaciones en la gran depuradora que consisten en “atacar” donde más se están generando este problema, que es en la línea de los fangos primarios. Así mismo, está previsto que para el próximo mes de marzo los técnicos realizarán un bypass para desviar estos fangos primarios hacia las líneas de los reactores secundarios. Se trata de un cambio que busca “optimizar mejor” el funcionamiento de la planta. No obstante, al ser la depuración un proceso biológico, una vez se realice esta modificación se conocerá si funciona semanas más tardes.

Aparte, para este mes de febrero está previsto poner en funcionamiento otra torre de lavado que no estaba funcionando. Por otra parte, los técnicos están probando en la actualidad unos aditivos de nitrato cálcico en el agua que llega a la depuradora con el objetivo de reducir los niveles de sulfuro. Sobre estos aditivos, conocerán si han dado resultados positivos en las próximas semanas.

Por último, para los meses de mayo-junio usarán un nuevo sistema que permitirá espesar los fangos primarios de forma mecánica en vez de por gravedad. Como apunta el concejal de Aguas, todas estas medidas y otras que seguirán probando tienen como objetivo eliminar en lo posible los malos olores. “Es nuestro reto, es complicado, es una depuradora de muchos años y los núcleos poblacionales están muy cerca”, subraya.

Y es que, la solución más eficaz sería trasladar la estación a otro rincón o al menos llevar alguna de las cuatro líneas de depuración que componen el complejo, pero aquí el problema tiene tres aristas: por un lado el económico (construir una nueva y realizar nuevas canalizaciones es muy costoso) y cómo financiarlo, por otro el lugar ya que el problema persistiría en otra zona, y por último la necesidad que tienen las depuradoras de estar cerca del sitio donde se producen las aguas fecales