La conmemoración de la Semana de las Personas Mayores ha coincidido este año con las protestas por unas pensiones dignas. En Canarias, un 30% de los pensionistas vive en el umbral de la pobreza, cobrando tan sólo unos 350 euros al mes, denuncian los sindicatos. Un estudio realizado por Cruz Roja en colaboración con el Cabildo de Gran Canaria refleja que la mayor parte de las personas de más de 65 años que están en situación de vulnerabilidad social son mujeres. Entre las causas, se encuentra el hecho de que las pensiones que reciben son inferiores a las de los hombres, al tratarse de viudas o de mujeres que no cotizaron a la seguridad social, bien por ser amas de casa, por dedicarse a negocios familiares o por trabajar incluso por cuenta ajena, pero sin seguro.
Según explica la consejera de Políticas Sociales de la corporación insular, Elena Máñez (PSOE), si hablamos de desigualdad, lo más probable es que al ser mujer y mayor de 65 años se sufra esa doble discriminación e insiste en que entre las personas con más riesgo de sufrir pobreza se encuentran las mujeres, especialmente por el hecho de que cuentan con menos ingresos.
El programa Buen trato a las personas mayores detectó en una pequeña muestra de 211 encuestas realizadas en distintos municipios grancanarios que 66 personas estaban en situación de vulnerabilidad social y que 18 sufrían malos tratos, que puede ser físico, psicológico o incluso por motivo económico al tener que mantener a sus familias con sus pensiones, después de que los ingresos de sus hijos hayan mermado con la crisis y hayan tenido que volver a casa.
La ONG no se ha limitado a detectar los casos, sino que ha intervenido en cada uno de ellos, “se han tomado medidas: si era una situación de negligencia, se ha trabajado con la familia; si era de abandono, se ha buscado un recurso para que la persona no esté sola”, aclara la consejera. Cuando se trata de vulneración de derechos, “muchas veces los mayores sufren abusos constantes por desconocimiento de sus derechos. Es maltrato psicológico cómo muchas veces denigramos la vejez, minusvalorar a la persona mayor porque a lo mejor sus capacidades físicas con la edad se han visto mermadas también es maltrato que se puede dar en la familia o en el entorno social”.
Abandono y soledad en la vejez
El abandono en centros hospitalarios es otro de los dramas que preocupa al Cabildo, aunque Máñez matiza que, al menos, estas personas están en el sistema. Cuando una persona mayor es abandonada en Urgencias se activa el protocolo: se estudia el caso y se pone en manos de la justicia, que dicta la orden de ingreso no voluntario. Sin embargo, más preocupante le resulta a la corporación insular todos aquellos mayores que viven solos y que necesitan ayuda en su día a día. Hay casos que son desconocidos y ahí es más difícil actuar porque “su vida puede correr peligro”. Ejemplo de ello es la noticia con la que despertó Santa Brígida la pasada semana: la Guardia Civil hallaba el cadáver de un hombre de 65 años fallecido hacía dos años en su vivienda.
Máñez aclara que cuando se conoce que una persona mayor vive sola y su vida puede correr peligro no se espera por la orden judicial, sino que rápidamente se le ingresa en un centro sociosanitario. En lo que va de año, sólo en Gran Canaria 98 personas han entrado en la red del Cabildo a través del Protocolo de Actuación de Urgencias Sociosanitarias, bien por situaciones de abandono como por casos de soledad.
El abandono, recuerda Máñez, es un delito tipificado en el código penal, pero insiste en que no hay que generalizar y estudiar por qué se ha llegado a esa situación. También, explica que se dan casos de personas que acuden solas a los hospitales y luego se quedan allí .
Hay otro grupo de mayores que no son dependientes, pero están solos, “y la soledad también es una situación de vulnerabilidad social porque a lo mejor aún tienen sus capacidades para desenvolverse en la vida, pero están solos y esto los hace vulnerables”. Para estos casos, existe la teleasistencia, el servicio a domicilio... pero no es suficiente, hay que buscar la manera de dar una respuesta integral a la persona.
Los casos de soledad los suele detectar el médico de cabecera porque conoce a la persona mayor que llega al centro, pero no es su competencia darle una respuesta social. “Las personas están muchas veces en el sistema o cerca del sistema, pero los estamos atendiendo de forma fragmentada”, explica la política socialista. A su juicio, es necesario articular desde las distintas administraciones respuestas conjuntas a las personas mayores.
Falta de planificación
La realidad de los mayores se encuentra en muchos casos invisibilizada. Susderechos y garantías se han visto reducidos también a raíz de los recortes del Gobierno central del PP. Los ayuntamientos no cuentan en estos momentos con suficientes recursos al no poder aumentar capital en personal ni en recursos materiales. A ello se une la “falta de planificación que ha tenido el Gobierno de Canarias en este asunto”, explica Máñez, quien teme que en 2030, cuando se prevé que un 30% de la sociedad sea mayor de 65 años, el Archipiélago no estará preparado para dar respuesta a la situación de muchas de estas personas.
El aumento de población mayor de 65 años traerá consigo una serie de necesidades futuras: sanitarias (ya que muchas enfermedades se tendrán que tratar como crónicas), ayudas a la dependencia, mayor número de plazas sociosanitarias...
El Gobierno de Canarias está poniendo “parches” a las listas de espera y ya ha anunciado la construcción de nuevas infraestructuras. Sin embargo, “las residencias tardan en construirse y no se ha anunciado aún cómo será la distribución de plazas”.
“Me preocupa que con la vejez nos pase como con la gestión de la Ley de dependencia, que tendríamos que estar planificando la lista de espera de dentro de cuatro años y no la de ahora”, lamenta.
Cabe recordar que en gestión de la Ley de dependencia Canarias continúa a la cola desde su entrada en vigor en el año 2007, a pesar del baile de datos que maneja el Gobierno regional y que no coinciden con las cifras del estatal ( que a través del Imserso publica mes a mes las listas de espera y el Archipiélago siempre obtiene los peores resultados). Máñez explica que esta lista no es del todo real ya que cuando una persona se encuentra en la lista de espera del Cabildo es porque ya tiene resolución del Gobierno y esto tarda unos dos años.
El proyecto Buen trato a las personas mayores se prolongará en el tiempo, no solo para seguir con un diagnóstico de los problemas de las personas de más de 65 años, sino para poder intervenir. De momento, el Cabildo está estudiando con la ONG en qué puntos es necesario destinar más recursos y qué priorizar. Consideran importante seguir invirtiendo en formación al personal de los municipios, una de las actividades que tuvo una buena respuesta durante el programa.
Generar más espacios de encuentro entre personas de distintas generaciones es otro de los puntos en los que quiere seguir trabajando la corporación insular. La clave es que los más jóvenes tomen conciencia de que los mayores también son agentes activos de la sociedad y que se construyan vínculos intergeneracionales.