Un negocio cerrado, vecinos atemorizados, coches rotos… el sinvivir de un barrio de La Aldea por un vecino violento
Gloria y Rogelio ya no pueden más. La famosa carne de cochino del Bar Tomás, las parrandas improvisadas y las tardes de fútbol harán una pausa porque el conocido establecimiento de Tocodomán echa el cierre. Al menos por un tiempo y hasta que la situación de inseguridad que viven finalice. El miedo que sienten hacia un vecino que desde hace años los lleva por el camino de la amargura les ha paralizado, y se sienten completamente abandonados en una situación constante de miedo, inseguridad y nerviosismo. Un contexto que se traslada a todo este popular barrio de La Aldea de San Nicolás. Mayores que no pueden disfrutar de un paseo por su zona, niños y niñas que no salen a la calle a jugar, residentes que temen por su integridad física y psicológica, por sus viviendas y sus coches… Una zona residencial tranquila y familiar que vive totalmente atemorizada.
Hasta seis vecinos del barrio estaban citados este lunes en el Juzgado de Guardia de Santa María de Guía para declarar sobre un altercado que el sábado acabó con un cliente del bar en el Hospital Doctor Negrín. Este también se sumaba al elevado número de personas, entre las que se encontraban denunciantes y testigos. El jueves de la semana anterior, los dueños del establecimiento ya habían acudido al juzgado de lo Penal en la capital grancanaria para una vista que no se celebró porque el presunto agresor no se presentó y que ha sido aplazada hasta febrero.
En un intento de defender su coche y quitarle la barra de hierro con la que iba amenazando a los vecinos y vecinas, uno de los heridos, un conocido carpintero del pueblo que disfrutaba del partido de fútbol que enfrentaba a la Unión Deportiva Las Palmas con el Girona en el bar de sus amigos, recibió un corte en el brazo que le derivó de urgencia al Hospital Doctor Negrín y por el que obtuvo siete puntos de sutura. Otro residente del barrio, que también pasaba una tarde de ocio con amigos, intentó mediar con el presunto agresor y acabó con un derrame en el ojo izquierdo.
Ante la llegada de la ambulancia para atender a los heridos y los gritos de los vecinos y vecinas del barrio, el supuesto agresor abandonó la zona, pero, al rato volvió con la misma barra de hierro y destrozó el coche a uno de ellos, que lo había dejado aparcado delante del bar por cuestiones obvias. Cristales laterales, la luna delantera, los faros y las cuatro gomas, se ensañó con el camión de una forma desmesurada, una acción que fue recogida en vídeo y circuló por el municipio hasta llegar al propietario del vehículo, que ya iba de camino al hospital.
Pero, esta historia no empezó el sábado, el detenido lleva años haciendo la vida imposible a los vecinos de Tocodomán. Los mayores del barrio ya no pueden disfrutar de sus conversaciones en la calle tranquilos, ni de paseos al sol. Pino es vecina de toda la vida del barrio, ya en 2015 tuvo un juicio con él y después de ser declarado culpable y pasar por prisión unos años por otros asuntos que había acumulado nunca más volvió a molestarla. Sin embargo, desde hace unos meses la situación se ha vuelto insostenible de nuevo. “Está todo el día alterado, sale con palos y piedras a la calle, nos insulta, amenaza con echar veneno a nuestros animales, da golpes, tira piedras a la carretera -se trata de la GC-200 que une La Aldea y Mogán- para dañar a los cientos de coches y motos que transitan diariamente por allí, se mete en fincas, hace pis en las puertas…, vivimos con mucho miedo”.
Los vecinos lo describen como una persona “muy vengativa”. Cuentan que pide dinero y si no le das busca la forma de vengarse. En este caso como el dueño del coche afectado lo intentó parar se lo destrozó y, además, manifestaba en alto su intención de ir a devastar la casa del otro herido, que se encuentra a unos 100 metros del bar. “No fue porque lo paramos con gritos y le advertimos que teníamos todo gravado”, aseguran. Pasado un rato llegaron tres patrullas de la Guardia Civil que, ante la mirada de decenas de vecinos del municipio y el nerviosismo que se vivía en la zona, lograron detenerlo en la puerta de su casa.
En los juzgados de Santa María de Guía se vivieron esta mañana momentos de tensión y nerviosismo. A la espera de ser llamados a declarar los vecinos y afectados se daban apoyo mutuo y contaban las innumerables anécdotas y altercados que han vivido con el presunto agresor, para muchos de ellos no es la primera vez que llegan a un juzgado por esta situación.
Gloria se ha enfrentado hasta en seis ocasiones judicialmente con él. Su marido ha estado ingresado en el hospital y esta situación le ha provocado una enfermedad para la que tiene un tratamiento crónico. Le ha roto las puertas del bar, destrozado la terraza, defecado en las mesas, rociado con aceite el mobiliario, roto las flores, picado las gomas de su coche… “El negocio tiene 60 años de vida, nunca ha habido un problema hasta hace dos años. Esto es insufrible”, cuenta visiblemente nerviosa. Tiene una orden de alejamiento de 50 metros y se la salta descaradamente, incluso, ha acudido al centro de trabajo de su hijo a insultarlo y amenazarlo.
Llora por la impotencia, porque se sienten desprotegidos y por tener que echar el cierre al negocio que con tanto cariño han defendido dos generaciones de la familia. “Vivo con ansiedad constantemente, con miedo por mi negocio, por mis vecinos y, sobre todo, por mi hijo”. Hoy, lo tiene claro, hasta que no se solucione el problema y se sienta con total seguridad no abrirá el bar.
Las reyertas en las que se ve implicado el supuesto autor de estos hechos no son desconocidas para el conjunto de la población aldeana, es muy usual verlo en las calles del casco tratando de hacer daño a negocios, alterando el orden público, dando gritos altas horas de la madrugada… Provocando situaciones de estrés e intranquilidad para los vecinos y vecinas de un municipio hospitalario y acogedor como es La Aldea de San Nicolás.
En una situación de incertidumbre e inseguridad se despedían en las puertas del juzgado este lunes sobre las 14.00 horas las personas citadas y sus familias para regresar a La Aldea y tratar de seguir con sus vidas. Las noticias que tienen es que al presunto agresor lo derivan al hospital para valorar su estado ante la imposibilidad de que declarara esta mañana. Los vecinos y vecinas más cercarnos a vivir con el miedo de que llegue en cualquier momento y vuelva alterar el orden, y el del vehículo afectado a esperar que los trámites burocráticos se solucionen lo antes posible para arreglarlo y hacer uso de su herramienta de trabajo.
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