La pardela afectada por el vertido de fuel del pesquero ruso Oleg Naydenov en aguas al sur de Gran Canaria, se encuentra muy recuperada de su hipotermia y del plumaje “petroleado” y en una o dos semanas podía ser soltada en su medio natural.
La pardela fue encontrada por un pescador a milla y media (2,8 kilómetros) del puerto de Arguineguín, alrededor de las 09.30 horas del pasado lunes, según informaron fuentes de la Cofradía de Pescadores de esta localidad del sur grancanario.
El animal fue entregado al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre del Cabildo, al que llegó “en un estado preocupante”, aunque el equipo de su veterinario jefe, Pascual Calabuig, ha conseguido en solo dos días limpiarla casi totalmente y, ahora, intenta que el ave recupere el peso perdido.
En un primer momento, el especialista dijo que la pardela tenía el plumaje “muy afectado”, que era prácticamente imposible que pudiera volver a volar y que, si no conseguían liberarla, “en pocos días” habría que sacrificarla.
Sin embargo, el trabajo de los especialistas canarios ha provocado un cambio radical de pronóstico y, si el animal supera la prueba de impermeabilidad en el agua, el regreso a su entorno podría ser cuestión de días.
“Le hemos dado un buen lavado a la pardela y, aunque aún le falta un poquito, mañana iniciaremos el proceso para que su plumaje vuelva a ganar impermeabilidad”, ha explicado Calabuig.
El veterinario ha agregado que lo fácil ha sido lavarla porque, aunque parezca “imposible sacarle toda esa porquería”, con “un poco de arte se quita”, y ahora toca que esté en el agua, que se bañe y coloque su plumaje. “Con suerte igual suena la flauta”, ha indicado.
“Lo estamos haciendo lo mejor posible porque, como solo nos ha llegado un ave afectada, nos estamos desviviendo con ella. Otra cosa es que nos lleguen 200. Esperemos que no sea así y que la mancha desaparezca lo más rápido posible”, ha subrayado el biólogo.
Según Calabuig, los cetáceos evitan estar en contacto con el vertido, aunque las aves, por la noche, les puede dar por posarse en el agua y, como no ven la mancha, se pringan con el fuel.
“¿Por qué no están llegando más aves con una mancha de más de 100 kilómetros de largo? Pues probablemente porque no nos llegan, pero estarán por ahí”, ha apuntado Pascual Calabuig.
En su opinión, no debe haber mucha fauna afectada porque los barcos que están en la zona están “mirando” y le consta que hay “bastante preocupación” por este asunto.
Calabuig cree que hay más tortugas bobas afectadas por el petróleo -en el centro de recuperación de Taliarte (Telde) ya se han tratado a dos-, pero ha reconocido que esta especie es “más difícil de ver porque solo se asoman a la superficie para respirar”.
El biólogo ha señalado que, en un principio, el caso de las tortugas petroleadas no es tan “letal” como el de las aves, ya que si se manchan de fuel y no se recogen del mar, se mueren.
“Vamos a ver cómo evoluciona la pardelita, en la piscina podría ser soltada en una semana, pero también hay que subirla de peso porque, con todo esto, la pobrecilla se nos ha venido abajo. Sabemos cómo hay que tratarla y tenemos un equipo experto y buenos asesores para hacerlo”, ha destacado el director del Centro.
Calabuig rechaza “encariñarse” con los animales tratados, todo lo contrario que hace con sus perros, porque estas aves son para soltar. “Son animales salvajes y trato de tratarlas como salvajes”, indica.