La Palma revive la erupción con la catástrofe de Valencia: ''Si no estamos al pie del cañón, nos pueden olvidar''

Imagen de archivo del volcán de La Palma en erupción

Natalia G. Vargas

8 de noviembre de 2024 22:24 h

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Fátima apenas ha podido encender la televisión estos días. La DANA de Valencia, que ha dejado hasta ahora 219 fallecidos, ha devuelto a los vecinos de La Palma al 19 septiembre de 2021, cuando la lava del volcán de Cumbre Vieja arrasó casas, cultivos y animales. “He sentido tristeza, desesperanza y, a veces, rabia, porque algunas vidas podrían haberse salvado”, afirma la portavoz de la plataforma de afectados por la erupción. Las preguntas de los valencianos les resultan familiares. El miedo al olvido y las dudas sobre cómo reconstruir sus vidas también asaltaron a los palmeros durante la emergencia. En La Palma, algunos damnificados han podido dar pequeños pasos hacia una nueva vida. Para otros, como quienes siguen viviendo en las casas contenedor, la respuesta es insuficiente. “Si no estamos al pie del cañón, nos pueden olvidar”, asegura Fátima.

La palmera vivía en Todoque, un pueblo que desapareció bajo las coladas. “Mi casa, la de mi hermano y la de mi madre se perdieron, porque eran tres casas pegadas”, recuerda. Fátima tuvo que renunciar a las viviendas de emergencia que le ofrecieron, ya que no podía vivir en ellas con sus perros y, además, tenía una alternativa en la casa de unos familiares en Tazacorte. Sí recibió los 60.000 euros que transfirió el Estado a quienes habían visto destruida su residencia habitual y la ayuda para enseres. Para la portavoz de la plataforma de afectados, la vivienda es el reto principal al que aún se enfrenta la isla. “Hay mucha gente que todavía no puede comprar ni hacerse una”, insiste. A esto se suma la falta de viviendas de protección oficial.

Los números de la catástrofe palmera cifran en 2.329 las personas afectadas. En concreto, residentes en Los Llanos de Aridane (75,65%), El Paso (16,79%) y Tazacorte (7,56%), según las cifras del Instituto Canario de Estadística. La lava afectó a 1.676 edificaciones: 1.345 viviendas, 180 cuartos de aperos, 75 edificaciones industriales, 44 edificaciones de ocio y hostelería, 16 instalaciones de uso público como colegios y 16 establecimientos de otro tipo. Las coladas también destrozaron las comunicaciones, afectando a 73,8 kilómetros de carreteras. 

Muchas personas del barrio de Todoque llevan cerca de tres años viviendo en los 80 contenedores localizados en Los Llanos de Aridane. El consejero de Obras Públicas, Transportes y Vivienda del Gobierno de Canarias, Pablo Rodríguez, ha reconocido que estos módulos presentan condiciones “indignas” y aseguró que el Ejecutivo autonómico pretende trasladar a los inquilinos a 42 viviendas rehabilitadas en Breña Baja. Estas casas fueron entregadas por la empresa pública canaria Visocan al Cabildo de La Palma el pasado 17 de octubre.

Yomaira también perdió su hogar en 2021. Después de varios años de alquiler, ha conseguido volver a empezar y está construyendo una casa en el municipio de El Paso. “Con un niño pequeño no me veo viviendo siempre de alquiler”, cuenta. Con la cabeza en Valencia, considera que La Palma ha tenido suerte. “Aquí estamos vivos. Han pasado tres años y algunos tenemos oportunidades para salir adelante. El que perdió personas, ya no las puede recuperar”, asevera. Para ayudar a las víctimas de la DANA, Yomaira participará en un proyecto para ofrecerles atención psicológica. “Creo que puedo empatizar con lo que les está pasando”, dice. Por el contrario, en la isla, se ha topado con la falta de comprensión por parte de algunas personas que no sufrieron los estragos del volcán. “Me han llegado a decir: ”¿pero ustedes todavía están con eso? Pero es que esta es nuestra realidad ahora“, insiste.

Puerto Naos vuelve a la vida 

Con el paso de los años, la sismicidad ha ido descendiendo en la isla. El sismólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN) Itahiza Domínguez explica que tuvo un aumento en el año 2022 y ha ido descendiendo paulatinamente. “Tenemos muy pocos terremotos a la semana”, apunta. Poco a poco, las coladas se van enfriando, a pesar de que las temperaturas se mantienen elevadas en la zona del cono volcánico. En las localidades de Puerto Naos y La Bombilla, la presencia de gases es aún un lastre que impide recuperar del todo la normalidad. 

Lali es vecina de Puerto Naos y ha tenido que reformar su casa. “Tuve que hacerlo todo de nuevo porque la cocina se deshacía por los gases”, detalla. Aunque está autorizada para entrar a la vivienda, sus problemas cardiovasculares hacen que su médico no le deje vivir allí aún. Mientras tanto, arrastra ya 14 mudanzas y ahora reside en la casa de unos amigos alemanes que van puntualmente a la isla. En el momento de la entrevista, Lali está en su casa arreglando algunas cosas. “Estoy viendo a gente bañándose en la playa y la verdad es que no me están dando ganas de irme”, ríe.

Su hija pudo volver a su vivienda hace apenas una semana, después de años de casa en casa. Su última residencia era un garaje que le alquilaron por 350 euros al mes. Para Lali, Puerto Naos está renaciendo poco a poco gracias a la reciente apertura del supermercado y de varios bares y negocios. Estos años, según cuenta la palmera, los trabajadores han podido subsistir gracias a los ERTE. Esta herramienta, según ha explicado a este periódico el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, se mantiene hasta diciembre. “Hay unas 70 personas en ERTE, sobre todo de la zona de Puerto Naos. El resto se ha ido reincorporando al mercado laboral. Al principio fueron unas 2.500 personas. Esto nos da una idea también de la evolución positiva en la reconstrucción de la isla”, valora.

El local de Lali aún no puede abrir. “Todos los que tenemos sótano tenemos bastante CO2 ahí acumulado. Están haciendo estudios para ver de dónde sale y cómo canalizarlo. Estas cosas no son tan rápidas como uno quiere”, reconoce. Sin embargo, le alegra poder revivir episodios de su rutina antes del volcán. “El otro día fui con mi hijo a cenar a un sitio de aquí y estás con el ambiente, con los vecinos… Parecía que nada había pasado”, cuenta. 

En cuanto a las inundaciones de Valencia, asegura que las siente como suyas. “Nosotros gracias a dios tuvimos suerte y no murió nadie, sino un señor por los gases”, recuerda. Lali se refiere al hombre de 72 años que fue hallado sin vida en el garaje de su casa, al que acudió como parte de un convoy que accedió a la zona de exclusión para la limpieza de tejados. 

Según Lali, la reconstrucción ha avanzado con rapidez en la recuperación de caminos y accesos, aunque aún “queda mucho por hacer”. Varios vecinos afirman que aún queda pendiente la recuperación de la LP-2. “La gente no tendría que dar una vuelta tan grande por ejemplo para llegar hasta Fuencaliente”, apunta. 

Un colegio congelado en 2021 

Otra de las tareas pendientes para el Gobierno de Canarias es la recuperación del colegio público de La Laguna, que fue destrozado por una de las coladas. Desde hace años, el alumnado recibe sus clases en un centro sociocultural cedido cuyo alquiler cuesta al Ejecutivo regional cerca de 14.000 euros al mes. Este viernes, una asociación de padres y madres ha acudido al Parlamento autonómico para exigir que tramite por la vía de emergencia la reconstrucción del centro. 

El consejero de Educación, Poli Suárez, ha respondido que de optar por esta vía, estaría prevaricando. Según el responsable del área, los informes técnicos y jurídicos de la obra concluyen que sería ilegal declarar esta obra por emergencia. 

“Estamos hablando de niños y niñas que han sido afectadas por el volcán. Han perdido sus casas, han perdido sus parques, han perdido sus calles”, ha dicho la portavoz del grupo, Nohely Fernández. El conocido “colegio azul” sigue en el mismo sitio. “Los vecinos pasan por allí y ven que mientras todo se va reconstruyendo, el centro sigue igual”, explica la directora del colegio Mónica Viña. Algo que les impide avanzar. “No hay ni colegio, ni farmacia, ni supermercado. Los tres elementos que debe tener un barrio”, añade. 

Carreteras 

La planificación de las carreteras ha provocado crispación entre los damnificados. Una de las obras más polémicas fue la conocida como carretera de la costa. Aunque ahora se ha logrado frenar, el trazado afectaba al menos a 70 familias de los barrios de La Marina, San Borondón y Las Cabezadas, en Tazacorte. Todas ellas se levantaron contra la administración para exigir que no les arrebataran “lo poco que dejó el volcán”. 

Elías, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Carretera de la Costa, fue uno de los rostros visibles de esta lucha, que consiguió evitar que la infraestructura atravesara la finca de su familia. Como muchos otros palmeros, sus padres han vivido siempre de la agricultura y, en concreto, del plátano. La siguiente batalla está relacionada con el precio que el Gobierno estatal pagará a los expropiados por la obra pública. Los afectados exigen que el Gobierno estatal indemnice con al menos 44 euros por metro cuadrado de superficie agrícola y respete la propiedad de la parcela. En este sentido, Elías teme que se creen afectados “de primera y de segunda”.

El delegado del Gobierno en Canarias explica que el precio de expropiación por metro cuadrado oscila entre los 10 o 20 euros hasta los 70, según las circunstancias. La cifra más alta se pagará a las fincas que estaban en explotación y que no se vieron afectadas por el volcán. Además, según asegura Pestana, los 100 millones de euros que transfiere cada año el Estado al Gobierno de Canarias podrán utilizarse también para compensar la pérdida de valor de esas infraestructuras. 

Estos 100 millones de euros, añade el delegado, pueden utilizarse en cualquier ámbito relacionado con la reconstrucción, como las compensaciones al sector agrario o el pago del valor real de la primera vivienda perdida. Según los datos consultados por este periódico, el Gobierno de España ha destinado a la isla hasta la fecha 1.040 millones de euros. Solo restan por transferir 100 millones de los Presupuestos Generales del Estado, que deben llegar antes del 31 de diciembre de este año. Para Elías, el gasto es insuficiente. “El dinero real que necesitamos nosotros significaría para el Estado los céntimos que están en el suelo del coche”, ejemplifica.

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