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La plantilla del colegio Heidelberg pide socorro

“SOS”, se podía leer en la pancarta que este miércoles desplegaron integrantes de la plantilla del colegio Heidelberg, de Las Palmas de Gran Canaria, a primera hora de la mañana, coincidiendo con la entrada del alumnado y sus padres y madres. Era la primera vez en más de medio siglo de la historia del centro que ocurría algo así. El objetivo era dar a conocer a la comunidad educativa el ambiente que se respira desde que en enero pasado fuera contratado un nuevo director, Ignacio Hernández Antón, exconcejal de Vox en Paracuellos de Jarama (Madrid), tras la repentina destitución de Miguel Ángel Montenegro después de catorce años en el puesto y en el contexto de una frase decisiva pronunciada por el vocal más influyente del consejo de administración, Óliver Alonso: “Este colegio no puede estar dirigido por un socialista”.

La plantilla del Heidelberg estuvo respaldada el miércoles en su protesta por algunas madres y algunos padres, conocedores del mal ambiente que se respira en el centro. A cada una de las personas que iba entrando se le entregó un documento de dos folios explicando las circunstancias que condujeron a esa actuación: “Nuestras condiciones laborales han cambiado. Sufrimos presiones, malos modos, falta de transparencia, falta de comunicación, constantes alusiones a despidos… Se nos quiere culpar de la fuga de familias y del descenso en las matriculaciones. Nuestra muestra de descontento de hoy será utilizada, sin duda, con el mismo objeto. Parece que aquí no hay más culpables que los trabajadores”, se lee en ese documento.

Se trata de un resumen de lo que una encuesta interna de satisfacción realizada entre el personal (docente y no docente) en la que se dibuja un panorama en el que se señala al nuevo director como responsable de un trato autoritario hacia la plantilla, con normas que proscriben el diálogo, la comunicación y el entendimiento.

Pero esa encuesta, en poder del consejo de administración que preside el notario Miguel Ramos Linares, no hizo reaccionar a los responsables empresariales, que como solución llegaron a proponer al comité de empresa la contratación de un gabinete psicológico que pudiera aliviar las posibles secuelas que pudiera estar sufriendo la plantilla en su salud mental como consecuencia de estos factores.

“Nuestras quejas no reciben respuesta adecuada. Se ha intentado sembrar discordia entre nosotros, generando miedo y desconfianza”, sostiene la plantilla en su escrito distribuido entre la comunidad educativa. “Enfrentarnos a las familias ha sido una estrategia recurrente para crear división, pero ambas partes sabemos que nuestra fortaleza está en nuestra unión. Queremos que el Colegio Heidelberg siga siendo un centro sin ánimo de lucro; el mejor de Canarias, no solamente por su excelencia académica sino también por su calidad humana, sus valores, sus métodos de vanguardia…”

Los organizadores de la protesta hicieron todo lo posible por que los medios informativos no la cubrieran. Incluso frustraron el despliegue de un equipo de Televisión Canaria, a quien el presidente del comité de empresa pidió que no filmaran ni que se emitiera una noticia en sus servicios informativos. De hecho, en el escrito entregado a los padres y madres se pide no acudir a la prensa con la siguiente frase: “Los artículos tendenciosos en algunos medios de información nos

hacen un daño enorme a todos, por lo que les pedimos que manejen esta información con responsabilidad. No queremos crear alarma: sólo informar y concienciar a quienes pueden verse más directamente afectados“.

“Sentido del orden”

El consejo de administración del Heidelberg reaccionó de inmediato a la protesta del personal. En un comunicado dirigido a las familias del colegio achacan las tensiones al intento de la dirección de “tener un sentido del orden y afrontar áreas de mejora”, lo que, a su entender, puede “provocar desencuentros o conflicto de intereses ocasionalmente, pero también pueden ser vistas como un momento de crecimiento institucional y de evolución. Precisamente, parte del ADN del Colegio es su capacidad para evolucionar y adecuarse al futuro”.

La dirección empresarial del colegio asegura haber mantenido durante “todo el año” (…) “un diálogo regular y abierto con el comité de empresa, buscando siempre llegar a entendimientos que beneficiaran a toda la comunidad educativa y no solo a una parte. Estos acuerdos deben permitir afrontar los retos que a esta institución le tocará vivir en los próximos años (retos demográficos, legislativos, sociales y económicos)”.

“En este camino”, dice el comunicado, “los órganos de gobierno legitimados siempre hemos procurado encontrar soluciones a los problemas y necesidades que alumnos y familias han planteado, como mejorar la programación académica, atender a las distintas necesidades educativas, fortalecer los idiomas, minimizar el absentismo y, sobre todo, asegurar la sostenibilidad del proyecto a largo plazo. Todo esto, por supuesto, manteniendo la esencia del colegio, la cordialidad entre todas las personas que lo integramos y garantizando un servicio de calidad”.

Ambas partes se han emplazado a una próxima reunión en la que afrontar una salida al conflicto generado, que pasa por la sustitución del director, en lo que ya parecen estar de acuerdo, sin descartar la remodelación de otros órganos rectores del Heidelberg,

Muchas miradas se centran en el consejero Óliver Alonso, considerado el verdadero factotum empresarial del centro. Desde su puesto en el consejo de administración controla este órgano y a él se atribuye el relevo en la dirección del centro y, por ende, las consecuencias que el nuevo responsable educativo ha provocado. Óliver Alonso, presidente del poderoso grupo automovilístico Domingo Alonso, lleva unos años introduciéndose en el mundo de la educación: además de controlar el Heidelberg, lidera la creación de una universidad privada digital en Gran Canaria con un ideario marcadamente liberal.