Tres comidas al día, sopa de sobre, solo dos horas de luz en el patio y orinar en una botella de plástico. Así recuerda Bouba los meses que pasó recluido en el Centro de Internamiento de Extranjeros en Gran Canaria. El ingreso de personas en situación administrativa irregular en estos espacios que sirven, según la legislación española, de método “preventivo y cautelar”, arrastra ya, según los datos de la plataforma Canarias Libre de CIE, la muerte de Samba Martine, Mohamed Abagui, Idrissa Diallo, Marouane Aboubaida, etc. Este último fallecido en Valencia el pasado 15 de julio. A partir de este sábado 3 de agosto, la historia de estos centros suma la fuga de veinte personas del CIE de Hoya Fría, en Tenerife, a las 9 de la mañana cuando se encontraban en el patio, según informó la Policía Nacional, que ya ha vuelto a retener a siete de ellas.
Según ha trasladado Efe, los cuerpos de seguridad han pedido la colaboración de las policías locales de Santa Cruz de Tenerife y de La Laguna para encontrar a las personas que aún no han aparecido. La delegación del Gobierno canario ha señalado que “no hay motivo para la alarma” y que no se ha tratado de un “motín”, sino de un “incidente”.
El control de estos lugares depende directamente del Gobierno central. Sin embargo, pese a que la eficacia del encierro al que quedan sometidas estas personas esté continuamente en entredicho, solo Unidas Podemos incluía en su programa electoral de las últimas elecciones generales del 28 de abril el cierre definitivo de los CIE. Ni el Partido Popular, ni Ciudadanos hicieron referencia al cierre de estos espacios. Tampoco Nueva Canarias, ni Coalición Canaria. Del mismo modo, el PSOE tampoco proponía la clausura, sino la modificación del modelo actual.
Alternativas no faltan. El CIE de Barranco Seco, en Gran Canaria, ha sido ejemplo de la mala adecuación de estos espacios para la función que desempeñan. En 2015, el Ministerio del Interior reconoció que el centro no cumplía la ley, en respuesta a un auto emitido por la entonces jueza de control del CIE Victoria Rosell. Por esta razón, Barranco Seco se encuentra en reformas desde hace un año, pese a que estaba previsto que las obras concluyeran en junio.
El futuro del establecimiento cuando reabra sus puertas es incierto. En 2017 el Cabildo de Gran Canaria y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria se comprometieron a presionar al Ejecutivo central para que los muros del CIE pasaran de encerrar personas migrantes a convertirse en un museo de Memoria Histórica, ya que durante la Segunda República y. el Franquismo fue una prisión.
Hoya Fría, el único CIE que queda en Canarias
Con Barranco Seco en reformas y el CIE de Fuerteventura cerrado por estar desocupado mientras recibía fondos del Gobierno hacen que Hoya Fría sea el único centro que permanece abierto en Canarias. Según datos facilitados por el Ministerio del Interior, 76 personas se encontraban hasta junio entre sus paredes.
Antes de la huída de las veinte personas que han intentado escapar este sábado, el establecimiento de Tenerife ya fue objeto de controversias en febrero de este año. Cientos de personas marroquíes que salieron de Hoya Fría en los últimos meses de 2018 quedaron en situación de desamparo por las trabas que encontraban para ser acogidas en el marco del programa estatal de ayuda humanitaria y también por la saturación de los albergues.
El exalcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, planteó esta situación como una crisis y solicitó al Gobierno central asistencia humanitaria por estar en una situación de “emergencia”. Ante esto, las ONG reaccionaron exigiendo que se deje de “criminalizar” a los migrantes y, en su lugar, se fomente la integración social.