La transmisión del coronavirus se contrae en Canarias como no lo había hecho en los últimos cinco meses. La incidencia acumulada (casos por 100.000 habitantes) en los últimos 14 días, ahora en 97,2, sigue en caída libre desde mediados de abril, cuando se alcanzó el pico de una pequeña cuarta ola (140,8). El total de hospitalizados en el Archipiélago a causa del virus, en UCI o en planta, es de 218, la cifra más baja desde el 2 de diciembre de 2020 (211). En la última semana de abril murieron ocho personas por la enfermedad, el registro más bajo desde la primera semana de diciembre (3). Son tres indicadores que demuestran una verdadera ralentización de la epidemia en las Islas.
Las buenas noticias se acumulan y el clima generalizado en Canarias es que la COVID está bajo control. Por eso cayó como un jarro de agua fría la decisión del Reino Unido de no incluir al Archipiélago en su lista de zonas seguras para viajar, decisión que se revisará dentro de tres semanas.
España respondió pidiendo al Ejecutivo británico que reevaluara la situación epidemiológica por regiones para que aquellas comunidades con una incidencia (IA) inferior a la media estatal no se vieran perjudicadas por otras autonomías, como Madrid, donde la IA está por encima de 250. El Partido Popular también ha alzado la voz porque considera que “la falta de un embajador en Londres está lastrando los intereses de España, especialmente Canarias”, y eso le impide exigir a Downing Street que valore los datos del coronavirus por regiones.
“Esta decisión perjudica a toda la cadena de valor turística nacional, arrojando más incertidumbre y ahogando al sector empresarial, que se ve incapaz de desarrollar una hoja de ruta”, ha señalado el eurodiputado canario del PP Gabriel Mato. “El ejemplo más claro del perjuicio que está causando esta situación es que se continúe excluyendo a las Islas de la lista de destinos seguros del Reino Unido”.
Mato apunta la falta de un embajador en Londres como elemento diferenciador. Sin embargo, en la lista segura que ha publicado el Reino Unido no se especifica por qué han entrado unos países y no otros. Y no se hace división por regiones en ninguno de ellos. El Gobierno de Boris Johnson ha protagonizado una desescalada muy lenta desde enero, cuando el virus se desbocó en el país por la variante B.1.1.7, detectada por primera vez en suelo británico y ya dominante en Canarias.
Para comprender mejor cómo ha actuado Reino Unido podemos analizar varios ejemplos. En Italia hay una pequeña región meridional, de poco más de 300.000 habitantes, llamada Molise. Esta localidad reporta una incidencia acumulada de 138,74 casos y una positividad (porcentaje de pruebas positivas con respecto al cómputo total) de 4,29%, una realidad epidemiológica semejante a la de Canarias (97,2 y 4,2%). Molise, al igual que el Archipiélago, no ha entrado en la “lista verde” de Downing Street. E Italia sí cuenta con un embajador en Londres.
Otro caso. Las Islas Jónicas, en Grecia, un archipiélago con alrededor de 200.000 habitantes (y cuya economía depende del turismo), registra una IA de 79,46, inferior a la de Canarias, y una positividad de 1,63, también menor a la del Archipiélago. Al igual que la comunidad canaria, ha quedado fuera de los territorios seguros para Reino Unido. Y como Italia, Grecia sí cuenta con un embajador en la ciudad londinense.
El gráfico de arriba muestra una representación del semáforo de indicadores que lanzó la Unión Europea en octubre. Bruselas marcó una serie de umbrales para recomendar (que no imponer) una serie de restricciones sanitarias, según considere cada Estado miembro, y así armonizar la toma de decisiones. Cuando la incidencia (IA) sea menor a 25 y la positividad (porcentaje de positivos según el número de pruebas diagnósticas) inferior al 4%, se pinta el color verde; pasa a ámbar si la IA se encuadra entre 25 y 50, sin importar la positividad, o si la IA no supera los 150 y el 4% de positividad. Todo lo demás se traza de rojo.
Canarias no está en rojo, pero sí en amarillo. Ninguna región española se halla en verde, en donde solo se encuentran tres urbes noruegas (Troms y Finmark, Trøndelag y Nordland), Groenlandia y Finlandia Oriental. Es evidente que el Reino Unido no responde a este marco común puesto en marcha por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) desde que ya no pertenece a la UE. Pero sí vemos que aprueba abrir sus puertas a los únicos dos países del continente que se encuentran en su totalidad en la zona amarilla: Portugal e Islandia.
No es que Madeira, por ejemplo, esté mucho mejor que Canarias. El archipiélago portugués presenta una incidencia de 101,47 y una positividad de 0,63, parecido a los valores de las Islas. La clave está en que el resto del país puede presumir de encontrarse en una posición muy favorable. De hecho, la Portugal Continental registra una IA de 56,87, solo mejorada en España por la Comunidad Valenciana (47,08).
Para Canarias ha sido un varapalo la decisión del Reino Unido porque el país británico es el principal emisor de turistas al Archipiélago. Pero la decisión del Ejecutivo de Johnson, según los datos analizados, no es gratuita, sino que gira en torno a la política de cautela que el Gobierno conservador ha aplicado desde principios de año, cuando el coronavirus tensionó como nunca el sistema sanitario. Sin ir más lejos, la desescalada, casi medio año después, aún no ha terminado, y no será hasta el próximo lunes cuando reabran los interiores de bares y restaurantes tras meses cerrados.