La sexta ola se ceba con las UCI canarias: Tenerife y Gran Canaria rozan el 30% de ocupación con pacientes COVID
La caída de la curva de contagios en Canarias puede augurar un final próximo de esta sexta ola de la pandemia. Sin embargo, y como ya ha ocurrido en los anteriores repuntes, ese alivio no se notará en los hospitales canarios hasta dentro de un par de semanas.
El vertiginoso aumento de los contagios que comenzó a gestarse en la región desde noviembre, se empezó a notar en los hospitales del Archipiélago durante el mes siguiente, aunque en los centros de atención primaria esta entrada de pacientes COVID ya despuntaba desde hacía un par de semanas. Las islas que han registrado -y siguen haciéndolo en la actualidad- los peores datos en los indicadores de capacidad asistencial son las que, por otro lado, tienen mayor población y han anotado las incidencias de COVID-19 más altas: Tenerife y Gran Canaria.
La primera de las dos en sentir de lleno la presión de esta sexta ola fue Tenerife. La tasa de ocupación en las UCI de la isla entró durante la primera semana del año en riesgo extremo, después de haber arrastrado durante días atrás malos datos que también encasillaban este parámetro en riesgo alto. El límite que ha establecido el Ministerio de Sanidad para que este indicador entre en el nivel de riesgo más preocupante es sobrepasar el 25% de ocupación. En ese momento, Tenerife registraba un 26% de pacientes COVID que necesitaban respirador.
Por si fuera poco, durante la primera semana de 2022, casi a punto de acabar las Navidades, la isla era la única del Archipiélago que tenía la tasa de ocupación en planta en nivel de riesgo alto. A todo ello se le suma que tenía sus incidencias en riesgo extremo, la ecuación perfecta que daba como resultado entrar de lleno en nivel 4 de alerta sanitaria, como hizo el día después de Reyes, el 7 de enero.
Actualmente, la isla registra un desplome de los casos, pero las plantas y las UCI de sus hospitales siguen anotando datos que la mantienen en el nivel máximo de alerta. En el primer caso, y según el último informe epidemiológico de la Consejería de Sanidad canaria, los ingresados por COVID en planta en las camas disponibles llegan al 19,6% y en UCI, a un 29,8%.
Todo apuntaba a que Gran Canaria tenía todas las papeletas de seguir el mismo camino que su isla vecina. Sin embargo, no fue hasta que sus UCI empeoraron y se situaron en nivel de riesgo extremo cuando el Gobierno canario decidió subirla a nivel 4 y endurecer sus restricciones.
Precisamente, la semana en que el Ejecutivo regional decidió dejar a la isla redonda en nivel 3 (la segunda de enero), ya anotaba datos preocupantes. La tasa de ocupación en planta por pacientes COVID se tiñó de rojo (riesgo alto) y se situó en un 11,88%. Este parámetro el 5 de enero era de 5,8%.
Además, ya por ese entonces, la isla tenía una tasa de ocupación en UCI del 20,7% (comenzó la segunda semana de enero con un 18%). Fue el pasado 18 de enero cuando subió, junto a La Palma, a nivel 4 de alerta sanitaria, con más del 15% de las camas disponibles con pacientes COVID en planta y 26,4%, en UCI. Casi una semana después, ambos indicadores han empeorado, situándose en un 19 y 28%, respectivamente.
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