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Telurio, cobalto, vanadio... el tesoro 'hi-tech' de 'las abuelas de Canarias'

José María Rodríguez

Las Palmas de Gran Canaria —

Los montes submarinos del suroeste de Canarias no solo albergan el que puede ser el mayor yacimiento de telurio del mundo, sino también altas concentraciones de otros metales catalogados como estratégicos por su valor para la alta tecnología, como el cobalto, el vanadio, el níquel o el itrio.

El Centro Oceanográfico del Reino Unido (NOC) ha revelado esta semana que en la campaña de investigación que realizó este otoño en el Atlántico con el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) encontró un yacimiento potencial de 2.670 toneladas de telurio en Tropic, un monte submarino situado a unas 250 millas de El Hierro.

Las montañas submarinas de esa región del océano son conocidas tradicionalmente como las “abuelas de Canarias”, porque se formaron por la misma dinámica volcánica que generó las islas, pero muchos millones de años antes (por ejemplo, Tropic es casi seis veces más antigua que Fuerteventura, que tiene 23 millones de años).

El hallazgo en esos montes de semejante depósito de un metal muy apreciado en la construcción de paneles de energía solar puede resultar “asombroso”, como han asegurado los investigadores del NOC al darlo a conocer en la BBC, pero no parece ni mucho menos causal.

Su socio español en esa campaña, el IGME, un organismo público adscrito al Ministerio de Economía e Industria, ya había participado hace seis años en “Drago 0511”, otra iniciativa de exploración de esos montes submarinos de la mano de los dos centros de investigación marina de referencia en España: el Instituto Español de Oceanografía y el Instituto Hidrográfico de la Armada.

La campaña “Drago 0511” estaba dirigida, en buena parte, a documentar la demanda que España presentó poco después ante Naciones Unidas para que se le reconozca la soberanía sobre una franja del Atlántico de 296.000 km2 (superficie casi equivalente a toda Italia), situada entre las 200 y las 350 millas, con el argumento de que esos fondos forman parte de la plataforma de Canarias.

Sin embargo, también sirvió para recoger todo tipo de datos científicos, entre otros campos, sobre los minerales. De hecho, el resumen publicado por el IEO a su término menciona que se habían encontrado notables costras de ferromanganeso en cuatro de esos montes submarinos: Echo, The Paps, Drago y Tropic, el más alejado.

¿Por qué son interesantes esas costras de ferromanganeso? Por varias razones: por lo mucho que pueden contar sobre un pasado geológico que se remonta más de 70 millones de años atrás (las de Tropic parecen ser las más antiguas que se conocen en la Tierra), pero también porque desde hace tiempo se sabe que las costras submarinas de ferromanganeso suelen ser ricas en metales raros.

Lo explica con detalle el propio IGME en el artículo que publicó el pasado 13 de octubre en la revista científica “Ore Geology Reviews”, en el que da cuenta de sus hallazgos en la campaña “Drago 0511” bajo este sugerente título: “Elementos raros y estratégicos en las costras de ferromanganeso ricas en cobalto del Cretácico-Cenozoico de los montes sumergidos de la provincia submarina de Canarias” (Marino, González, Somoza y otros).

Ese artículo, al que ha tenido acceso Efe, explica que en esas montañas submarinas están recubiertas de costras de ferromanganeso de hasta 25 centímetros de espesor, con importantes concentraciones de cobalto (0,5 %), níquel (0,3 %), vanadio (0,24 %) y tierras raras con itrio (0,35 %), así como trazas apreciables de platino y otros metales de su mismo grupo, como rodio, rutenio o paladio.

Es decir, que cada tonelada de costra no solo contiene un promedio de 234 kilos de hierro y 169 de manganeso, sino también 5 kilos de cobalto, 3 de vanadio, 3,5 de tierras raras y 182 gramos de platino. ¿Es mucho o poco? La comparación con la presencia media de esos elementos en la corteza continental revela que en esas montañas submarinas hay 365 veces más platino, 290 veces más cobaldo, 24 veces más vanadio, 59 veces más níquel o 10 veces más tierras raras.

Este tipo de composición, subrayan los autores del artículo, “convierte a las costras de ferromanganeso en una fuente potencial de metales utilizados en industrias emergentes de alta tecnología, con aplicaciones también en energías renovables”. Recuerdan, en ese sentido, la UE ha declarado “estratégicos” varios de esos elementos: cobalto, vanadio, níquel, tierras raras... y también el telurio.

Curiosamente, esa es la única vez que el IGME menciona en ese artículo al telurio, el metal que acaba de sacar del anonimato a monte Tropic. Los autores sí remarcan que, entre todas sus muestras, las tomadas en Tropic presentan las mayores concentraciones de metales estratégicos (un 1,48 % es cobre, cobalto, níquel, vanadio, molibdeno y wolframio y un 0,35 % son tierras raras con itrio).

Sin embargo, los investigadores del IGME podrían estar ya tras la pista del telurio cuando redactaban ese artículo, como revela una de las referencias bibliográficas que mencionan (un trabajo monográfico sobre la presencia de ese metal en las costras de ferromanganeso), pero, sobre todo, la nota de prensa que divulgaron el año pasado, al embarcarse en el buque “James Cook” con la expedición británica para explicar por qué resultaba tan interesante regresar a Tropic.

“Esos depósitos polimetálicos (como los hallados en la campaña de 2011) están formados esencialmente por nódulos de manganeso ricos en cobre y níquel y costras de ferromanganeso ricas en cobalto, teluro y tierras raras pesadas”, dice esa nota, fechada el 19 de octubre.

¿De dónde sale la riqueza en metales estratégicos que poseen “las abuelas de Canarias”? El artículo del IGME en “ORE Geology Reviews” también lo explica: básicamente de unas peculiares condiciones de oxígeno y profundidad que permiten que se concentren en esos óxidos de ferromanganeso los metales expulsados al mar por millones de años de actividad volcánica en esos fondos, pero también de partículas microscópicas arrastradas por el viento con el polvo del Sahara.