El servicio de Medicina Nuclear del hospital público Doctor Negrín de Gran Canaria seguirá en manos privadas. Sanidad anunció hace unas semanas que volverá a sacar a licitación un contrato que está vencido desde 2015, pero que sigue ejecutando desde entonces la adjudicataria del concurso de 2005, una filial de Hospitales San Roque, el grupo del que procede el actual consejero, José Manuel Baltar.
El Gobierno regional se escuda en un informe elaborado por diferentes departamentos del Servicio Canario de Salud (SCS) y firmado por la jefa de Atención Especializada que concluye que mantener externalizado el servicio es más económico que gestionarlo con medios públicos. Este informe, fechado el pasado 31 de agosto pero oculto hasta este martes, contradice las conclusiones de otro realizado en 2016 por el entonces gerente del centro hospitalario, José María Sánchez (al que mantuvo el socialista Jesús Morera de la anterior época de Brígida Mendoza -CC-), que sostenía que revertirlo a manos públicas conllevaría un ahorro anual de hasta 800.000 euros en un departamento que en 2015 había ocasionado un gasto de 3,1 millones de euros. En 2017, esa cantidad ascendió a 3,78 millones.
En el documento de 8 páginas con el que Sanidad pretende ahora justificar la continuidad de la privatización del servicio es posible detectar, sin embargo, algunas trampas que distorsionan los resultados y, por tanto, el sentido de un informe que ya ha sido catalogado por parte del PSOE, a través de su diputada Patricia Hernández en el Parlamento regional, de “torticero, interesado y manipulado”.
El estudio compara los datos del servicio que presta en el Hospital Doctor Negrín de Gran Canaria la empresa Dimec, del grupo San Roque, con la gestión pública en el Hospital de La Candelaria, en Tenerife. El importe global de costes del servicio de Medicina Nuclear en ambos centros es similar. En el primero es de 3,78 millones de euros. En el segundo, asciende a 3,79 millones. El informe compara el coste unitario por paciente para llegar a la conclusión de que el modelo concertado del Negrín es, con una media de 414,67 euros, más barato que la gestión directa de La Candelaria, con 541,13. Sostiene además que la reversión pública del servicio acarrearía un aumento de costes que cuantifica en 3,6 millones de euros de inversión. En definitiva, 3,79 millones frente a 7,39 millones.
La primera duda que genera el documento es su punto de partida. A diferencia del informe de 2016, que recogía una evaluación de las necesidades económicas de Medicina Nuclear del Hospital Doctor Negrín para determinar si el SCS podía asumir con menores costes el servicio que prestaba la filial del grupo San Roque, el estudio de 2018 plantea una comparación con el Hospital de La Candelaria y equipara ambos servicios sin tener en cuenta las diferencias en determinadas variables como el personal, la población atendida o el tipo de pruebas realizadas.
Sin embargo, la confusión más flagrante se produce precisamente en el cálculo de los costes unitarios de los servicios, en los datos que sirven a la Consejería de Sanidad para justificar la concertación. En su parte inicial, el informe recoge el número de estudios realizados en ambos centros a través de dos tipos de equipos para el diagnóstico y tratamiento de diversas enfermedades, entre ellas del cáncer: los gammágrafos y los tomógrafos por emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés), pero deja fuera datos asistenciales sobre unas pruebas, las densitometrías, que en el Negrín se realizan en otro servicio, el de Reumatología.
A pesar de ello, el cuadro resumen engloba todos los costes del servicio de Medicina Nuclear de La Candelaria, incluidas las densitometrías, pero solo computa el número de pacientes de los dos dispositivos comunes, la gammagrafía y PET. Es decir, los datos del importe global del complejo tinerfeño están inflados y, por lo tanto, la división entre ambas cantidades arroja un resultado irreal, los 541,13 euros por paciente frente a los 414,67 del Negrín. Como recoge el propio informe, cerca de un 39% de la actividad del servicio de Medicina Nuclear de La Candelaria corresponde a las densitometrías.
Tampoco es baladí que el informe calcule el coste unitario por paciente y no por prueba, ya que, en caso contrario, la conclusión sería radicalmente distinta. En 2017, la Candelaria trató a 7.010 pacientes y realizó 10.300 estudios (gammagrafía y PET). En el mismo periodo por el Negrín pasaron más usuarios, 9.119, pero se hicieron menos pruebas, 9.474. Aun dando por buenas las cifras infladas del coste global del servicio de Medicina Nuclear de La Candelaria (sin descontar densitometrías), el coste por prueba es inferior en el servicio público del hospital tinerfeño (368,28) que en el concertado (392).
Desde las filas del PSOE, partido que defiende la reversión del servicio a manos públicas, sostienen que en el ámbito de la gestión sanitaria es mucho más riguroso hablar del coste por prueba que del coste por paciente, ya que los usuarios pueden necesitar más de un estudio y los protocolos de actuación varían en función de los responsables del área. Además remarcan que el estudio ahora conocido obvia una variable, la adquisición por parte de Hospitales San Roque de un PET a principios de 2017. Las fuentes socialistas consultadas sostienen que, a pesar de que este equipo también se está utilizando para atender pacientes del servicio de Medicina Nuclear, el número de estudios realizado con esta técnica en el Negrín (que dispone además de un equipo propio) es un 11% inferior al de La Candelaria, que tan solo cuenta con un tomógrafo para diagnósticos de cáncer.
Inversión inicial
Aparte de los costes de la actividad, el informe de Sanidad alerta de que la gestión directa del servicio de Medicina Nuclear del Negrín conllevaría un incremento de 3,6 millones de euros en concepto de “inversión inicial”. En esta relación incluyen los costes de personal (890.000 euros), que en materia presupuestaria nunca se insertan en este capítulo, y equipamiento de electromedicina, mobiliario y radiofarmacia (2,71 millones).
En lo que respecta a los medios humanos, el estudio no calcula los costes sobre la base de la plantilla actual de Medicina Nuclear del Hospital Doctor Negrín, como hacía el documento de 2016, sino que asume que el número de trabajadores necesarios para cubrir el servicio es exactamente el mismo que el de La Candelaria. Es decir, siete médicos especialistas, ocho técnicos, dos enfermeros, dos auxiliares administrativos y un celador. En el centro grancanario trabajan en este servicio cuatro facultativos (uno de ellos, el jefe de sección, es personal del Servicio Canario de Salud), cuatro técnicos, un radioquímico, dos enfermeros, un auxiliar clínico, dos auxiliares administrativos y un celador. El nuevo informe cifra el coste de personal en 890.011,82 euros. El de 2016, lo hacía en 827.435 euros, contemplando incentivos, sustituciones, turnos de tarde y tasas de absentismo.
En esa previsión de 2,71 millones de inversión en equipamiento, un 55% (1,5 millones) corresponden a la adquisición de un PET para sustituir al actual, que se ha quedado obsoleto. Se trata, en cualquier caso, de un equipo propio del Negrín, no de San Roque, por lo que el Servicio Canario de Salud debe asumir esta renovación aunque el servicio quede en manos privados, salvo acuerdo en sentido contrario con la empresa adjudicataria. La cantidad restante, 1,2 millones de euros, coincide exactamente con la cifra que recogía el informe de 2016 para la compra de una gammacámara y de una tomografía computarizada, además de otros equipos, mobiliario y radiofarmacia.
Esos 2,71 millones de euros de inversión en equipamiento serían amortizables en un plazo de diez años, a 270.000 euros por ejercicio, una cantidad que, según el PSOE, sería “muy razonable”.
El informe de 2016 contemplaba el arrendamiento, estimado en 137.949 euros, del equipamiento del grupo San Roque hasta la adquisición de nuevas gammacámaras a negociar con la misma empresa.