El varón con la cara trasplantada ''nunca asumirá que ese rostro es suyo'', según un forense

El primer hombre en España receptor de un trasplante de cara “tendrá una nueva vida en la que no tendrá que ir con un velo en la cabeza ni tendrá por qué esconderse”, pero “probablemente nunca asumirá que ese rostro es suyo”, según explicó este miércoles a Europa Press el psiquiatra forense José Cabrera.

“La cara que ves en el espejo eres tú, pero si te miras al espejo y ves otra cara, aun cuando sepas que eres tú, no te veras a ti mismo”, apuntó este experto. Por ello, lo primero que deberá hacer el hombre de 43 años y de origen canario intervenido en el Hospital la Fe de Valencia será “acostumbrarse a entender que sigue siendo el mismo, empezar a aceptar su nuevo aspecto”, una tarea complicada porque “el cerebro tiene dentro el croquis de nuestra cara desde que nacemos”, afirmó.

Asimismo, un trasplante de cara implica que “esa cara era de alguien”. Por lo tanto, el segundo paso que deberá dar el paciente será “asumir que esa cara perteneció a otra persona”, dijo el doctor Cabrera. Por último, el hombre también “tendrá que aprender a entender a las personas que le miran con insistencia, porque eso será una constante común en su nueva vida”, señaló.

En este sentido, el entorno más cercano es “un elemento clave” en la recuperación psicológica del paciente, según este experto. Su familia y sus amigos “tienen que aprender a tratarle con naturalidad y a no verle con la cara que tiene, sino con la que tenía, y eso es muy complicado porque habrá gente con cabeza y gente sin ella”, comentó.

Respecto al tratamiento que deberá llevar el trasplantado una vez se recupere de las secuelas físicas, el doctor José Cabrera indicó que el equipo médico deberá estar “muy pendiente de sus cambios de ánimo, evitar las frustraciones anímicas, las depresiones o los cuadros de alegría desbordante, por lo que deberá seguir un tratamiento con fármacos antidepresivos para que mantenga un tono anímico estable”.

“En definitiva, deberá someterse a un tratamiento sintomático y luego a una terapia psicológica constante durante el resto de su vida, para que vaya entendiendo poco a poco lo que le ha pasado”, explicó.