Espacio de opinión de Tenerife Ahora
Aire limpio en Santa Cruz
Desde que la Asamblea General de la ONU aprobara en 1987 el informe Nuestro futuro común –más conocido como informe Brundtland– y diera carta de naturaleza al concepto de sostenibilidad, el mundo entero se ha enredado en una discusión global acerca de su alcance y, más recientemente, sobre la responsabilidad de la actividad humana en el calentamiento del planeta. Un debate que estos días está de plena actualidad con la celebración de la Cumbre del Clima de París.
En ese escenario global, la respuesta de una administración como el Ayuntamiento ha de ser necesariamente local. Nuestra acción se incardina en la casa, la calle, el barrio... construyendo un modelo de convivencia y un sistema económico que permita un desarrollo sostenible en la línea de la definición del propio informe Brundtland: aquel que “satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.
Se trata, por tanto, de impulsar políticas transversales –no exclusivamente de tipo medioambiental– que nos permitan legar una ciudad habitable y digna a nuestros hijos.
Estos días hemos celebrado en Santa Cruz unas jornadas divulgativas sobre el proyecto Lowcarbon Plan, una iniciativa financiada por el Feder y que forma parte del programa de Cooperación Transnacional Madeira-Azores-Canarias (MAC) 2007-2013, jornadas que hemos aprovechado para efectuar un repaso de todo lo que estamos haciendo en esta materia.
Debemos recordar que la Comisión Europea ya aprobó en agosto del año pasado nuestro Plan de Acción para la Energía Sostenible, una iniciativa que persigue una reducción del 20 por ciento de las emisiones de CO2 en el municipio. Y tengo que decir que, a día de hoy, casi lo hemos conseguido. Gracias, entre otras cosas, a la introducción progresiva del sistema LED en el alumbrado público y a la aplicación de medidas de ahorro y eficiencia energética como las implementadas, paulatinamente, en los últimos cuatro años.
En ese sentido, el Ayuntamiento ya ha licitado el concurso que permitirá la renovación de la flota municipal con vehículos híbridos y eléctricos, lo que contribuirá a reforzar esa política transversal a la que me refiero, una práctica que ha empezado a materializarse en el caso de la flota de limpieza y recogida de residuos. También hemos sido el primer municipio de Tenerife en instalar puntos de recarga para vehículos eléctricos. De la misma manera, la Fundación Santa Cruz Sostenible ha elaborado un plan estratégico de energías renovables, que será utilizado como guía de referencia para incrementar la reducción de las emisiones dentro de la estrategia 2020.
Otras medidas que pondremos en marcha tienen que ver con la reducción de la circulación en un 5%, así como el fomento de los carriles bici, servicios de préstamo de bicicletas o el impulso de la jardinería autóctona y endémica sostenible en nuestras zonas verdes. En su conjunto, toda esa acción política ilustra el compromiso del Ayuntamiento de Santa Cruz con la reducción de emisiones de CO2 y el de avanzar hacia una ciudad limpia; respetuosa con el medio ambiente y sostenible.
A ello contribuyen también las diferentes normativas de ámbito nacional o autonómico relacionadas con la calidad del aire y que están permitiendo que nuestra ciudad respire hoy mejor. Y eso es, fundamentalmente, de lo que se trata: de prevenir el problema antes de tener que recurrir a medidas más drásticas, como las que se han visto obligados a tomar ayuntamientos no ya como el de Madrid, sino también Oviedo, ciudad esta última equiparable a Santa Cruz en número de habitantes.
Desde que la Asamblea General de la ONU aprobara en 1987 el informe Nuestro futuro común –más conocido como informe Brundtland– y diera carta de naturaleza al concepto de sostenibilidad, el mundo entero se ha enredado en una discusión global acerca de su alcance y, más recientemente, sobre la responsabilidad de la actividad humana en el calentamiento del planeta. Un debate que estos días está de plena actualidad con la celebración de la Cumbre del Clima de París.
En ese escenario global, la respuesta de una administración como el Ayuntamiento ha de ser necesariamente local. Nuestra acción se incardina en la casa, la calle, el barrio... construyendo un modelo de convivencia y un sistema económico que permita un desarrollo sostenible en la línea de la definición del propio informe Brundtland: aquel que “satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.