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Nos falta el contexto

“El Cabildo buscó durante dos años sin concurso público un edificio que ha terminado comprando a un constructor con condenas millonarias”, “El expediente revela que el Cabildo de Tenerife trabajaba con la oferta del edificio de Plasencia antes de que fuera oficial”, “Al interventor tampoco le gusta que el Cabildo de Tenerife le compre un edificio a dedo al empresario Plasencia”... Estos son algunos de los titulares que nos ha dejado la conocida como operación Plasencia esta semana. Que no te la cuelen con cortinas de humo: la operación del empresario de Las Teresitas es real.

Una de las noticias que más llama la atención es la disconformidad del interventor del IASS sobre la compra del edificio a Carlacand. No es la primera vez que un interventor se queja sobre la presión que sufre en su trabajo o sobre la responsabilidad en la elaboración de informes. Tampoco es la primera vez que sucede dentro del Cabildo. Seguramente por eso el funcionario decidió cuidarse sobre posibles males futuros: “Debe quedar claro que el sentido del presente informe en ningún caso puede condicionar las actuaciones posteriores que pudieran ser realizadas por parte de la Intervención, encaminadas a la comprobación del cumplimiento de los requisitos formales, ni en ningún modo se puede extender a una fase contable diferente de la autorización del gasto, en concreto a la disposición o compromiso a favor de la empresa Carlacand, SL”. Algo así como un mi opinión no debe tomarse como excusa.

El interventor también resalta las prisas por resolver el asunto, pues entiende que “sin duda es el gasto más importante afrontado en los últimos años”. Esta frase del interventor es suficiente para que salten todas las alarmas. La sociedad española conoce demasiados casos en los que diferentes administraciones han querido ventilar, con rapidez, asuntos que implicaban a grandes empresarios. A menudo, con políticos alrededor que desconocían lo que votaban.

Otro aspecto que llama la atención y que todavía resulta desconocido es cómo llega la oferta del edificio de Antonio Plasencia hasta el Cabildo. Se conoce que en el expediente las fechas no coinciden, pues, aunque se habla del mes de octubre, la entrada oficial del expediente es en el mes diciembre. También sabemos que existía el problema desde 2016 y que el Cabildo tarda dos años en encontrar una solución milagrosa.

Sin embargo, nos quedamos con la duda sobre qué parte fue la que propuso el acuerdo, en qué fechas o en qué contextos. Estos son los verdaderos datos de la intrahistoria que conforma la operación Plasencia. Los contextos son el motor que hace que una historia u operación gire hacia un lado o hacia otro.

“El Cabildo buscó durante dos años sin concurso público un edificio que ha terminado comprando a un constructor con condenas millonarias”, “El expediente revela que el Cabildo de Tenerife trabajaba con la oferta del edificio de Plasencia antes de que fuera oficial”, “Al interventor tampoco le gusta que el Cabildo de Tenerife le compre un edificio a dedo al empresario Plasencia”... Estos son algunos de los titulares que nos ha dejado la conocida como operación Plasencia esta semana. Que no te la cuelen con cortinas de humo: la operación del empresario de Las Teresitas es real.

Una de las noticias que más llama la atención es la disconformidad del interventor del IASS sobre la compra del edificio a Carlacand. No es la primera vez que un interventor se queja sobre la presión que sufre en su trabajo o sobre la responsabilidad en la elaboración de informes. Tampoco es la primera vez que sucede dentro del Cabildo. Seguramente por eso el funcionario decidió cuidarse sobre posibles males futuros: “Debe quedar claro que el sentido del presente informe en ningún caso puede condicionar las actuaciones posteriores que pudieran ser realizadas por parte de la Intervención, encaminadas a la comprobación del cumplimiento de los requisitos formales, ni en ningún modo se puede extender a una fase contable diferente de la autorización del gasto, en concreto a la disposición o compromiso a favor de la empresa Carlacand, SL”. Algo así como un mi opinión no debe tomarse como excusa.