Ankor Ramos (www.ankorramos.com) es un pedazo de pan; también un amante descomunal de la fotografía, en la que se ha iniciado de forma autodidacta y a la que hoy en día está unido como freelance. Por la experiencia que atesora y los mimos que despliega, además se le puede considerar un artesano de la imagen.
Nacido en 1969 en Uruguay, pero criado y alimentado en la isla de Tenerife, habla con humildad y sencillez de su trabajo gráfico, pero durante la conversación no puede esconder, que se le escapa por todos los poros, su enorme compromiso social y su intención extrema de ser cronista de la realidad del ser humano que sufre, del que es diferente, del que nada se parece al más común y a la vez representa el estándar de esta Europa símbolo del desarrollo a veces mal entendido.
Desde hace semanas, Ankor Ramos, tras su reciente viaje como fotoperiodista a Israel y Palestina (que así mismo se puede denominar), ha estado inmerso en el montaje del que quizá sea su proyecto expositivo más ambicioso: la muestra que este viernes se inaugura en la sala de arte del parque García Sanabria, en la ciudad de Santa Cruz. Ahí, en ese espacio artístico, el tinerfeño entregará al público Su paseo por India, una selección de imágenes de gran calidad, formatos variados e indiscutible sensibilidad que a pocos, a muy pocos, seguro que dejará indiferentes.
Ankor Ramos ahora tiene una pose de cansancio que no puede esconder su enorme felicidad. Hoy es una persona satisfecha, entregada al objetivo de triunfar con las fotos que han resultado de tantos disparos de cámara en ese país tan diferente y exótico, en India. Es su día y no lo oculta; además, mucho se lo merece. El montaje se inaugura este viernes, 2 de diciembre, y se podrá visitar hasta el 8 de enero próximo. No hay que perdérselo por nada del mundo.
Ankor Ramos, freelance de la fotografía, como usted mismo se define, presenta en la sala de arte del parque García Sanabria, en Santa Cruz, una muestra fotográfica titulada Un paseo por India. ¿Qué propone al visitante con este nuevo montaje y qué mensajes considera que deben calar entre el público?freelance
Mi propuesta radica en un recorrido por el color y la luz de India. Es un paseo por algunas de las ciudades más emblemáticas del país, en un trabajo centrado, como siempre intento, en las personas. El mensaje siempre debe ser el de la integración, el de aportar la cultura de los viajes, el de conocer, respetar y tolerar la diversidad. Será, no obstante, una muestra basada en aspectos centrados en lo estético, aunque habrá un breve e intenso apartado documental.
¿Por qué la India? ¿Qué vio usted de exótico o de emocionante en ese extenso, poblado y diferente país? ¿Qué lo atrajo en lo personal y en lo profesional?
India es un referente para la fotografía. Grandes fotógrafos han llevado a cabo extensos trabajos en India. Mi intención era conocer la cultura, esa amalgama cultural, religiosa y espiritual que rodea todo lo concerniente a India. También era una oportunidad de ponerme a prueba en lo personal, con un viaje en solitario y usando los medios de transporte comunes en el país, sobre todo el tren. Quería verme en medio de esas superpobladas urbes, del agobio que supone caminar por sus calles, y llevar a cabo, en esas circunstancias, un buen trabajo fotográfico. Esta exposición revelará si fui capaz de superar ese reto.
¿Qué formato ha utilizado, cómo ha trabajado esas imágenes y qué tipo de instantánea es la más habitual en esta propuesta expositiva: con componente humano o sin él?
El formato siempre es digital en mi trabajo. Las imágenes han sido reveladas digitalmente, que es también la manera en que cada autor da su toque a la imagen. El lugar en que la fotografía se imprime da un sello particular que permite, entre otros rasgos, reconocer al autor antes de conocer la firma. En mi trabajo, el componente humano es fundamental. Entiendo que son los seres humanos, los hombres y mujeres de cada sitio, los que construyen el presente. Las piedras, los monumentos y los paisajes son, generalmente, menos volubles al paso del tiempo. La presencia humana permite dotar a cada fotografía de un carácter único e irrepetible.
¿Qué ha empujado a Ankor Ramos, que no vive de la fotografía, a siempre ir acompañado de una cámara fotográfica e incluso a convertirse en un viajero amante de la crónica gráfica, siempre con huella humana y enorme compromiso social?
Creo que es la vida la que me ha ido dirigiendo hacia lo que hago. Se hace difícil entender, en una sociedad mercantilista como en la que vivimos, que alguien dedique su vida a una actividad que no le reporta dinero o al menos no cantidades grandes de dinero. Por eso se tildan de hobbies esas actividades. Para mí no es un hobby, sino una pasión. Ya no sé viajar de una forma que no sea la de sacar fotos. Me he acostumbrado a ver el mundo con un ojo guiñado. El compromiso social no es más que una extensión de mi forma de pensar, un reflejo de una ideología que intento llevar a todas mis actividades. Documentar otras formas de vida, la diversidad del ser humano, sus sociedades, sus creencias, sus conflictos, forman parte de un sentimiento de querer mostrar que, en definitiva, los otros son mucho más iguales a nosotros de lo que creemos.
¿Qué recuerda con más agrado de ese viaje a la India, cómo lo planteó y qué tropiezos duros hubo en esa estancia?
Primero, hay un proceso de selección de un lugar, y siempre hay un detalle que me lleva a decantarme por el sitio definitivo. Luego, surge un proceso de estudio del país, un conocimiento previo que permita moverme con fluidez por los lugares que quiero visitar, y también hay una búsqueda de los temas que sean de más interés para documentar. Un destino tiene una historia general y luego muchas historias paralelas o anexas que contar. Ese proceso es relativamente similar para cada destino. Cada destino tiene miles de anécdotas, y en eso quizá India le gana a todos. Quizá por lo diversa que es su sociedad comparada con nuestro modo de vida. Tropiezos duros, nunca hubo. Tengo la fortuna de salir indemne de todos los embrollos en los que me suelo meter.
¿Cómo se prepara todo ese material gráfico, tras ser captado en el lugar elegido y hasta que aparece colgado en la pared y es visto por los visitantes a la muestra?
Es un proceso largo, sin duda. El trabajo resultante de un viaje suele ser muy prolífico. Aunque la experiencia da la capacidad de elegir bien el disparo y de evitar gastar memorias por gastarlas, un recorrido de un mes en India resulta con miles de imágenes. Una vez en casa, ese material es volcado y de él se selecciona qué se va a revelar. Ese proceso es meticuloso y delicado. Aunque la experiencia resta la necesidad de revelado, cada fotografía lleva un tiempo para su tratamiento preciso. En este caso, el proyecto se llevó a cabo en noviembre de 2014 y la edición se finalizó en febrero. En noviembre de 2015, se presentó al Organismo Autónomo de Cultura de Santa Cruz y fue aceptado. Cuando se sabe la fecha de la exposición, se empieza a trabajar en el proceso de selección del material y en cómo distribuirlo en la sala. Luego toca elegir la impresión, el formato, el soporte. Y así hasta los preparativos para la inauguración, que se llevan varias semanas. Es un trabajo intenso, pero, sin duda, ilusionante. Esperamos que de sus frutos este viernes [2 de diciembre], con una gran asistencia de personas.
¿Con qué equipo técnico cuenta y cómo suele elegir el objetivo de sus encuadres? ¿Qué es lo que más lo invita a decidir el disparo fotográfico?
Trabajo con Nikon y con lentes Sigma. Casi todo lo que trabajo se ha llevado a cabo con una lente Sigma 28-70 2.8, aunque también hay participación de un teleobjetivo Sigma 70-200 2.8. La elección de qué fotografiar sale de un instinto exterior que surge innato con la experiencia, como el que se prepara durante mucho tiempo haciendo un movimiento hasta que ese movimiento ya es parte de él. Es concentración y sobre todo observación: ser capaz en un mar de personas de captar una composición de valor estético. Es quizá inspiración, pero sobre todo mucho trabajo, constancia y esfuerzo. Hay un camino constante de aprendizaje hasta alcanzar el objetivo.
Hace poco tiempo, usted ha tenido otra experiencia fotográfica en Israel y Palestina. ¿De este viaje también saldrá una exposición?
No lo creo. Quizá sí para otra de las actividades que realizo en colegios, asociaciones y demás. Trato de dar charlas y conferencias sobre viajes y también sobre conflictos, como la crisis de los refugiados. Quizá el material resultante sirva para esa labor de concienciación y de muestra de los conflictos que rodean el mundo. La referencia de esos lugares es distinta de lo que presento sobre India, donde el referente es más estético que documental.
¿Cómo se plantea la elección de los destinos y con qué apoyos económicos cuenta?
En ese proceso que antes he relatado, creo que, finalmente, son los destinos los que eligen al viajero. Siempre hay una chispa que lleva a decidirse por uno u otro lugar. En el caso de Palestina, fue una noticia en las redes sociales sobre unas brigadas internacionales para la cosecha de la aceituna la que me hizo embarcarme en el proyecto. Los apoyos económicos son los míos propios, los generados por mi trabajo, salvo en el caso de los refugiados, que conté con el apoyo de un medio que se interesó por mi trabajo. La exposición que ahora presento ha sido posible gracias a un proyecto de crowfunding, que ha contado con 74 aportaciones. Ellos se han convertido en mecenas para poder llevar a cabo la muestra, y también gracias a la aportación de las tiendas Zona Zero Tendencias como patrocinadora.
¿Tiene alguna referencia en el mundo de la fotografía? ¿En quién se ha fijado, a quiénes suele seguir...?
Mi referente es Sebastião Salgado, por su labor en el mundo de la fotografía y por su compromiso social. Además, me identifico con él por provenir, como yo, de un medio ajeno a la fotografía. Luego, hay muchos grandes autores que admiro, como Gervasio Sánchez, Manu Brabo, Steve McCurry y unos cuantos más de los clásicos, como Capa o Catalá Roca.
¿Cómo se lleva lo de no poder tener una dedicación exclusiva a la fotografía y verse obligado a dedicarse a esta actividad a tiempo parcial?
Bien… Es una pasión y a la vez la válvula de escape. Cuando hago fotos, es cuando soy yo, sin ataduras, sin jerarquías ni corsés. Un fotógrafo nunca se dedica a la fotografía a tiempo parcial. La fotografía no solo se hace, hay que sentirla, amarla, vivirla y experimentarla, y eso lleva todo el tiempo.
¿Qué proyectos tiene en la cabeza y prevé activar en tiempos cercanos? ¿Con qué intenciones?
Casi no me ha dado tiempo de pensar en nada nuevo. Estoy con la cabeza en la exposición y casi llegando de Palestina, pero sí tengo planes, a los que se irán sumando ideas futuras que necesitan un proceso de selección. La intención es documentar, contar historias que puedan ser de interés para medios a corto plazo, como en Grecia, o, a largo plazo, en otro tipo de publicaciones. Siempre digo que, contando historias, al final habré contado la historia de mi vida.
¿Y hay planes para hacer algo dentro de Canarias?
Aunque siempre hago cosas en casa, sí es cierto que nunca he emprendido un proyecto largo en Canarias. Quizá se trate de una asignatura pendiente.
¿Cuánto de la India, y el qué, se podrá ver en la sala del parque García Sanabria? ¿Por qué no hay que perderse la visita a esta muestra?
Será una muestra ecléctica y se mostrarán diferentes lugares de ese gran país que es India, con diferentes etnias, creencias y costumbres. Será un paseo intenso y cargado de color y exotismo, pero que intenta huir de clichés y tópicos. Gracias al apoyo de los mecenas, podré presentar una exposición amplia, con formatos grandes y algunas sorpresas que guardo para el día de la inauguración. Sin querer caer en soberbia, creo que es una oportunidad de ver un buen trabajo fotográfico hecho en Canarias, una manera de apostar por la cultura que nace de personas que emprenden proyectos desde estas islas. No solo hablo por mi caso, sino por tantos otros artistas canarios que desarrollan diferentes actividades con resultados excepcionales y que, sin duda, merecen el apoyo del público y de las entidades..., aunque esa sea otra historia.