La feria alemana de turismo siembra dudas sobre el impacto de la reapertura de Turquía y los efectos aún no percibidos del 'brexit'
La feria internacional de turismo ITB de Berlín, que se celebra del 7 al 11 de marzo, se ha convertido en un frente en que los empresarios canarios, tras unos años “extraordinarios”, batallan por mantener posiciones en el importante mercado alemán ante la rápida recuperación y el auge de destinos en el Mediterráneo, como Túnez, Marruecos y, sobre todo, Turquía.
La temporada de invierno se desarrolla con normalidad en las islas, pero la preocupación viene por la ralentización de las reservas ante la temporada de verano, según la opinión de representantes empresariales consultados por Efe, que aprovechan en la feria la red de contactos y reuniones que organiza la sociedad pública Promotur en el pabellón de Canarias.
El mercado de Alemania es muy importante para Canarias: en 2017, más de tres millones de alemanes visitaron Canarias, aproximadamente el 20% de los más de 14 millones de turistas extranjeros, según datos de Frontur y del Instituto Canario de Estadística.
La importancia relativa del mercado alemán es muy significativa en islas como Fuerteventura (40%), La Palma (34%) y Gran Canaria (22%), y también tiene un gran peso en Tenerife (13%) y Lanzarote (12%).
La preocupación y las reacciones ante la recuperación de los destinos del Mediterráneo no son homogéneas y dependen del producto que se ofrece y del tipo de público al que se dirige cada negocio, aunque todos coinciden en que la renovación hotelera, la calidad, la seguridad y la oferta de ocio son las armas para competir, nunca el precio.
Unos asumen que después de años de crecimientos “brutales” en los que los hoteles se reservaban completos con cuatro meses de antelación, ahora hay que acostumbrarse a la normalidad.
Otros están a la espera de cómo evoluciona esta nueva tendencia marcada sobre todo por la apertura de Turquía, ya que aún es un fenómeno reciente desde hace un par de meses.
Los hay también que sienten “pánico” y se apresuran a lanzar ofertas y rebajar precios, y también los que con antelación ya habían optado por diversificarse en otros destinos, como Marruecos o el Caribe.
Hay hoteles de lujo y gran lujo, como los de la compañía Seaside Hoteles, que afrontan el momento confiados en consolidar cifras por la calidad de su oferta, y de hecho en la víspera de la inauguración de la ITB su Grand Hotel Residencia, situado en Gran Canaria, recibió el premio al mejor hotel del mundo otorgado por la operadora TUI.
“Se va a notar la bajada del mercado alemán, pero no lo vemos mal porque no han bajado las capacidades aéreas”, comenta Astrid van Wijk, directora comercial de Seaside Hotels, quien ve peores perspectivas en los británicos porque el brexit y el cambio de moneda los empuja hacia productos y destinos más económicos.
Proyectos dentro y proyectos fuera de las islas
Los planes de Seaside Hoteles se circunscriben de momento a Canarias, donde espera los permisos para construir dos nuevos hoteles en Pasito Blanco (Gran Canaria).
En cambio, PY Hotels & Resorts, con hoteles en Tenerife y Lanzarote, tiene proyectos en Marraquech (Marruecos), un lugar donde exportar la experiencia y el conocimiento (know-how) adquirido, así como diversificar su presencia en un destino maduro como Canarias.
“En el pasado los hoteleros mallorquines, los catalanes y los andaluces buscaron otros destinos, ahora los canarios podemos dar paso a otros mercados como el Caribe o Marruecos”, destaca Javier Suárez, director general de PY Hotels & Resorts.
Confiesa que su grupo está muy atento a la evolución de la temporada de verano porque no se presenta “con las alegrías de otros años”, pero “tampoco es para asustarse” si se consigue “consolidar lo ganado”.
Valeria Valerii, directora comercial de Dunas Hotels & Resorts, con cuatro hoteles en Gran Canaria, no ve el panorama “tan negativo” como otros colegas, porque, aunque el verano se presenta “más lento” en cuanto a reservas y puede haber algo menos de ocupación, cree que 2018 será aún un año bueno y normal, solo que las comparaciones se están haciendo con años extraordinarios.
En su opinión, los más preocupados por el auge de Turquía son de momento los operadores turísticos que trabajan solamente con Canarias.
Jorge Marichal, presidente de Ashotel, la patronal turística tinerfeña, matiza por su parte que los grandes operadores, que mueven turistas a todos los destinos, tienen mucho interés y procuran por todos los medios la recuperación del mercado en Turquía, porque consiguen más márgenes que en Canarias.
“Confiamos en que la apuesta por la modernización y la oferta diferenciada nos permita aguantar de manera positiva el envite de este verano”, sostiene Marichal, y argumenta que en los últimos años se han invertido 1.100 millones de euros en renovación y nuevas camas que permiten seguir compitiendo en calidad.
Pero al margen de las evoluciones del mercado alemán, hay sectores no hoteleros ligados al mundo turístico que aprovechan la feria para introducir nuevos productos.
Pablo Landrau, coordinador internacional de la aerolínea Binter, no se muestra preocupado por las perspectivas turísticas, ya que la compañía de transporte avanza con éxito en incorporar en los catálogos de los operadores alemanes la posibilidad de que los turistas aprovechen sus aviones para visitar varias islas e incluso destinos como Gambia o Marruecos.
También Naviera Armas busca acuerdos para que los turistas aprovechen su estancia en Canarias para conocer otras islas en cortas travesías, explica su agente turística Rosa Estruch.
En otros negocios de ocio, como Oasis Park, un zoológico en Fuerteventura, la posible ralentización alemana se compensa con la subida de mercados como el húngaro y sobre todo el polaco, que ya es el tercero que visita sus instalaciones, según expone Ramón Paniagua, su director comercial.
Hay negocios que incluso no ven con malos ojos una normalización de la llegada de turistas a Canarias. Es el caso de Ramón Valiente, director comercial de Cicar, compañía con una flota de 12.500 vehículos de alquiler en las islas, quien sostiene que “ya es suficiente”.
“Estamos a tope y deberíamos quedarnos así, no hay sitio para más volumen de coches: más es peor y perjudica a la sostenibilidad del destino”, advierte.