¿Qué pasa en Canarias cuando tiras de la cisterna? Abrir el grifo y encontrar agua para el aseo o para cocinar está normalizado en Canarias. Al vivir rodeados de mar por todas partes, la sequía parece cosa de las películas de ficción. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, Canarias cuenta con recursos hídricos deficientes y contaminados. La mano humana sobre los recursos naturales ha mermado y perjudicado la realidad del agua en el mundo y también en Canarias. “Somos un pequeño paraíso enfermo que necesita ayuda”, relata el consultor ambiental Juan Antonio Hernández durante una entrevista concedida a Canarias Ahora.
El agua es un recurso indispensable, y en las islas, si no se toma del grifo y se consume la embotellada; su uso es fundamental para la economía de la comunidad autónoma destinada casi en su totalidad al sector servicios. Pero, “¿querría un turista bañarse en el mar si supiera que cuando tira de la cisterna esa agua es la que se encuentra luego en la playa donde se baña?”, esa es la pregunta que plantea el biólogo Pablo Martín, divulgador científico canario.
En la última semana de agosto tres playas de Tenerife cerraron por presencia de hidrocarburos. La aparición de hidrocarburos y piche en las costas canarias está relacionada con la limpieza ilegal de los depósitos de los barcos en alta mar. En este punto hay que diferenciar el vertido de hidrocarburos, que es un tipo de contaminación que se hace dentro del propio mar, de los vertidos de aguas fecales, que se producen desde la tierra hacia el océano.
En esa misma semana, los vertidos de aguas fecales se saldaron con la aparición de peces muertos en el municipio de Los Silos en uno de los charcos más emblemáticos de Tenerife. En Granadilla se cerraron las playas de El Médano y Los Abrigos por la aparición de la bacteria E-Coli, un microbio que se encuentra en el estómago de los seres humanos y que llega hasta el mar a través de los emisarios de aguas residuales que desahogan en el mar.
En Canarias, antes de la instalación del sistema de alcantarillado existía la práctica del pozo negro, que a día de hoy está prohibida por la contaminación del suelo, pero que sigue empleándose en zonas rurales sin sistema de alcantarillado. “El agua en Canarias es un recurso natural escaso y valioso” recoge la Ley 12/1990 de Aguas en el Boletín Oficial de Canarias (BOC) y en el del Estado (BOE). Al tirar de la cisterna en los núcleos urbanos y en los núcleos rurales agrupados, las aguas residuales van a un sistema de canalización y de ahí a unas estructuras de depuración. Al menos en teoría. En Canarias el agua depurada no siempre alcanza los estándares de calidad marcados por la Unión Europea para ser lanzada al mar. Además, se generan redes de depuración grandes y costosas para luego mandar al Atlántico gran parte del agua depurada y, en otros casos, incluso sin tratar. La propuesta de los expertos es obvia: reutilizar toda el agua depurada que se obtiene (o la mayoría), mejorar las depuradoras e implantar por un sistema de depuración natural.
Cuando tiras de la cisterna, abres el grifo, el agua acaba en una depuradora. Pero no todas las depuradoras canarias están en las mismas condiciones. Si esa depuradora no es de origen natural la energía que consume es eléctrica. “La depuración que se está realizando no es tan efectiva como debería ser, los contaminantes que se están arrojando al mar son en cantidades inaceptables y producen una alteración de la vida marina”, defiende José Antonio Hernández. Este consultor dedicó 23 años de su vida a trabajar como experto internacional en Centroamérica y Suramérica, así como un año en África, en proyectos para la reducción de la pobreza. “En Canarias podríamos estar haciendo muchas cosas en cuanto a depuración natural y no las estamos haciendo”, señala.
Hernández toma de ejemplo el trabajo del ingeniero José Luis Peraza en el Parque Natural de Teno, donde consiguió elaborar un servicio de depuración natural. La energía solar y el uso de las plantas son dos de los puntos fuertes de este proyecto llevado a cabo en 2016 en un área de población descentralizada y rural que recibe gran cantidad de turismo.
Un modelo de turismo sostenible
“Si cualquier turista de cualquier parte del mundo supiera que los residuos que genera en su habitación de hotel acaban en la playa donde se baña, querría que eso cambiara”, reflexiona Pablo Martín. Biólogo experto en biología marina, biodiversidad y conservación, Martín promueve la divulgación científica a través de las redes sociales, con especial hincapié en la situación del Archipiélago. “Tenemos especies que solo encontramos aquí en las islas o que pasan aquí la mayoría del tiempo del año”. Los cetáceos, los tiburones planos, tiburones de aguas abiertas, dentro de una gran cantidad de biodiversidad que forma el medio marino canario, son algunos de los ejemplos. “Las aguas residuales salen directamente al mar con productos químicos, excrementos y materiales como el plástico”, lo que daña ese ecosistema. Por eso reclama un modelo turístico sostenible.
El consejero de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático del Cabildo de Tenerife, Javier Rodríguez Medina, presentó en 2020 la iniciativa firmada con Acuaes (Aguas de las Cuencas de España) como un proyecto innovador en el marco del desarrollo sostenible. Esta iniciativa recibirá 170 millones de euros para construir cinco depuradoras en Tenerife. De esa inversión, 55 millones ya están adjudicados y comenzarán las obras en los próximos meses. El Consejo Insular de Aguas de Tenerife (CIATF) es un órgano adscrito al Cabildo de Tenerife desde el que se dirige, ordena, planifica y gestiona las aguas de la isla.
Rodríguez apunta al Gobierno de Coalición Canaria como causa del fracaso en el desarrollo y gestión de las aguas residuales. Mientras mantiene al mismo gerente del CIATF designado en 2016 durante el mandato de Carlos Alonso en el Cabildo, Javier Davara. Antes de ocupar este cargo público, Davara trabajó para la multinacional Suez durante 11 años y seis meses. Primero lo hizo en la filial de Teideagua, parte de Canaragua, como director gerente y posteriormente en un proyecto de desarrollo de la empresa francesa en Perú.
En Gran Canaria también el gerente del servicio público viene de una empresa privada. El actual responsable del Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria (CIAGC), Carmelo Santana, ocupó este mismo cargo en la empresa privada Eléctrica de Maspalomas (Elmasa Tecnología de Agua) durante tres años, hasta agosto de 2021.
En cuanto a la empresa Emalsa (Empresa Mixta de Aguas de las Palmas S.A), se constituyó en 1984 y en 1992 pasó a ser de gestión mixta. Ese año se firmó un acuerdo unánime por el cual los servicios públicos municipales relacionados con el agua pasaban a ser gestionados por una empresa de economía mixta. En esta iniciativa se privatizó el 66% de la entidad sacando a concurso esas acciones. Al año siguiente, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria vendió esa parte a las empresas privadas UNELCO (Endesa) y Saur, a partes iguales. Desde entonces y por una adjudicación de 50 años se encargan de la gestión de este servicio.
En el caso de la gestión del agua de Santa Cruz de Tenerife, la justicia investiga desde abril de 2021 al exalcalde Miguel Zerolo, en prisión por el caso Las Teresitas, y al ex consejero delegado de Emmasa (Empresa Mixta de Aguas de Santa Cruz de Tenerife), por presuntos delitos de prevaricación y malversación de fondos públicos, como ya informó este periódico. El motivo de la investigación no está tanto en la calidad del servicio que se presta sino más bien en la devolución irregular del canon que la multinacional Sacyr pagó por hacerse con la concesión.
A pesar de que el servicio no se realice como debería, muchos municipios cargan en la factura del agua una tasa por depuración. “Están estafando a la ciudadanía por un servicio que no están haciendo bien”, señala Peraza. El experto denuncia el estado de las depuradoras en el Archipiélago: “Con el dinero que se ha invertido desde la Unión Europea y el Gobierno en depuradoras, podríamos tener casi una depuradora cada uno”.
¿Falta de depuradoras?
El Cabildo de Tenerife centra sus esfuerzos en la construcción de proyectos millonarios de depuradoras comarcales. El modelo de depuración en Canarias derivó en un descontrol de los recursos con muchas depuradoras sin mantenimiento ni gestión. Mientras el Cabildo garantiza su calidad, los expertos ponen en duda el criterio, pues aunque cumplan los estándares europeos, es agua contaminada que se está lanzando al mar y que enferma a los peces que luego la población consume.
En una entrevista concedida a Canarias Ahora, el consejero insular negó que el problema estuviera en las depuradoras. Sin embargo, después reconoció que las plantas de depuración municipales, junto a los vertidos ilegales, eran un problema añadido en la contaminación de los mares. “No tienen los estándares que nos gustaría que tuvieran”.
Mapa con los puntos de vertidos al mar en Canarias
“Tenerife no es León”, relata Peraza. Las depuradoras comarcales conllevan un gasto extra para trasvasar las aguas residuales desde un punto a otro de la isla. Este ingeniero experto en aguas residuales afirma que no haría trasvases en zonas donde hay un desnivel de más de 100 metros, porque esto podría producir roturas y fallos, además del coste energético y económico que conlleva.
En el siguiente mapa se pueden observar la ubicación que el Gobierno de Canarias, a través de la empresa Grafcan, señaló como puntos de vertidos al mar en el archipiélago. Los datos más actualizados corresponden al año 2017 por lo que podrían aparecer nuevos puntos de vertidos no recogidos en él.
El debate de las desaladoras
En 1964 Lanzarote inauguró en Arrecife la que fue la primera desaladora de España y también de Europa. En ese momento, la necesidad de encontrar nuevas maneras de obtener agua potable derivó en lo que fue considerado un proceso precursor. A pesar de los avances de la época, a día de hoy se conoce que la desalinización del agua es un proceso de alto coste económico y también energético.
“A las desaladoras solo se debería recurrir en casos de extrema necesidad”, explica Peraza. “Son una aberración, un disparate en las islas occidentales, donde sobra el agua subterránea”. En esta línea se posiciona un trabajo publicado por la Universidad de Las Palmas (ULPG) bajo el título “La desalación de agua de mar en las Canarias Orientales: proceso histórico y condicionantes geográficos en los casos de Lanzarote o Fuerteventura” en 2019 evidencia la necesidad de desaladoras en las islas orientales por sus particularidades. “Las elevadas temperaturas, la fuerte insolación, la escasez de precipitaciones y la notable evaporación han propiciado que la cantidad de agua disponible, tanto subterránea como superficial, sea exigua”, reza el texto.
La doctora Fátima Campos realizó su tesis en 2013 sobre la huella ecológica que deja el agua residual en Canarias. En ella afirmó que el modelo de producción eléctrica de Canarias estaba, y está, basado en “casi un 100% de energía procedente de combustibles fósiles” y una “insignificante presencia de las energías renovables”. Por ello, defiende que el uso de las desaladoras convencionales tienen un alto coste energético y económico para el Archipiélago. En su lugar ofrece sustituir las energías fósiles y su alto coste en emisión de Co2 por energías eólicas. Canarias con la presencia de los Alisios, su orografía y la corriente fría son para Campos características fundamentales para clasificar este lugar como “óptimo” para aprovechar su potencial eólico.
Campos afirmó en 2020 que solo el 28% del agua residual depurada se aprovecha en Canarias, mientras que se capta un 50% agua a través de procesos de desalación. La propuesta de Campos es clara, aprovechar el agua depurada con unos estándares de calidad claros y no verterla al mar. Regenerar los suelos canarios y aprovechar esos recursos hídricos. La dicotomía del gasto excesivo parte de dos bases: en el sistema que se plantea se depuran las aguas residuales, en el mejor de los casos cumpliendo con los estándares de calidad europeos, y se lanza al mar, mientras se crean desaladoras para extraer agua del mar en procesos que requieren de energía fósil y que producen mayores emisiones de efecto invernadero que si se adaptaran otros tipos de energías renovables.
Falta de transparencia en las administraciones
Los datos ofrecidos por las administraciones públicas consultadas para la realización de este reportaje están incompletos y desactualizados, una circunstancia que ya denunció la plataforma Ecologistas en Acción en 2020. Esta organización publicó un informe en el que analizaba el saneamiento y depuración en el litoral de España. La falta de transparencia en la información del Archipiélago hizo que desde la organización solo se tuviera acceso al 16% de la información solicitada. En este trabajo se recogió que Canarias contaba entonces con 56 estaciones de depuración de aguas residuales. Estos puntos no son los únicos que emiten vertidos al mar en las islas. El texto recoge que “hay una gran cantidad de puntos de vertidos no autorizados que vierten directamente al mar sin aportar datos de control analítico”.