Collares, pendientes, broches y pulseras hechos con un material que, desgraciadamente, cada vez más se encuentra en el mar que baña la isla de Tenerife, el plástico, persiguen incrementar la sensibilización para dar una doble vida a la basura.
Este es el objetivo del proyecto de bisutería con plástico reciclado Rethink your garbage (Repiensa tu basura) de las diseñadoras afincadas en Canarias Lucilla Bellini y Magali Brincat, cuyo proceso creativo comienza recogiendo plástico de las turísticas playas del sur de Tenerife.
Brincat, en una entrevista a Efe, explica que la materia prima de sus creaciones, que son únicas y hechas a mano por ellas mismas, siempre es plástico usado que proviene de embalajes de comida, carteles, tubos y lonas, a pesar de que la mayoría de los compradores en un inicio creen que se trata de piedra.
Lo cierto es que, a simple vista, esta bisutería creada para cambiar la mentalidad respecto a la contaminación del plástico en el medio ambiente no parece que proceda de los residuos arrastrados por las mareas a la arena de una playa.
Minimalista y elegante, así definen su arte estas joyeras, quienes utilizan toques de color pastel y, en ocasiones puntuales, también flúor para decorar su bisutería, que venden fundamentalmente en Canarias y Francia.
“Se puede hacer algo bonito de algo que tiramos a la basura”, afirma Magali Brincat, quien comenta que la producción es reducida porque quieren que el producto sea original y muy personal.
Además, la exclusividad de sus joyas viene marcada por la suerte que tengan en encontrar una pieza de un tamaño y una forma u otro, ya que una de las premisas principales del proyecto es “no tocar las piezas que vienen del mar”.
Es decir, detalla la diseñadora, “respetar lo que el mar nos da nos obliga a tener más creatividad”, pues no hay un patrón definido y, aunque a veces realicen series, cada pendiente que elaboran es diferente y especial.
Aunque la mayoría de la bisutería procede del mar, hay veces en las que acuden a otros lugares, como solares abandonados, donde, “por suerte” para su arte y “por desgracia para el medio ambiente”, han encontrado grandes cantidades de residuos de plástico.
No obstante, el proceso creativo siempre es el mismo: recoger plástico para luego, una vez está limpio y desinfectado, decidir si está en buenas condiciones para poder echar su imaginación a correr.
Todo ello, con el fin de concienciar a la sociedad del uso del plástico y del reciclaje, destaca Brincat, quien se sorprende de que muchos bañistas, entre ellos turistas y, sobre todo, residentes, tomen sol en la playa del Porís entre trozos de plástico “como si nada”.
Las diseñadoras, que en los dos años que llevan trabajando en este proyecto han vendido más de 200 piezas, valoran que sus collares “hacen pensar, elegir bien y reducir uso del plástico”.
“Si no tienes otro remedio de comprar algo que lleve plástico, por lo menos, recíclalo bien y, si puedes, dale una segunda vida”, manifiesta Magali Brincat, quien colabora con la ONG Greenpeace realizando talleres en Tenerife bajo el título “Basura bonita”.
También trabajan con la asociación Canarias Libre de Plástico, que organiza limpiezas de playa en todas las islas, entidad a la que le dan la mitad del dinero de sus ventas cuando participan con ellos en algún acto.
Aunque la idea inicial es transformar el plástico en un objeto artístico, como es la bisutería, las artistas exploran también otras vías para reivindicar el cuidado del medio ambiente, como la moda, colaborando con la creación de un vestido para la Feria Internacional de Moda de Tenerife.