El “pacto integral” que Coalición Canaria (CC) y el Partido Socialista Canario-PSOE quieren imponer en el Gobierno y el máximo de ayuntamientos y cabildos se desintegra en Santa Cruz de Tenerife. Veinticuatro horas antes de que los negociadores se vuelvan a ver las caras, esta vez en la capital grancanaria, se ha reactivado el foco de tensión en Santa Cruz de Tenerife, donde socialistas y nacionalistas no suman los concejales suficientes por sí mismos para que José Manuel Bermúdez sea reelegido primer edil reeditando el acuerdo de 2011.
El anuncio del propio Bermúdez durante una rueda de prensa celebrada en la mañana del miércoles afirmando que, personalmente, prefiere un pacto a dos que a tres bandas, ha encendido todas las luces de alarma entre los socialistas. Máxime cuando ya es oficial que Ciudadanos se ha ratificado en que no formará parte del gobierno municipal de la capital tinerfeña y que, como máximo, sus apoyos serán puntuales en asuntos concretos.
Una decisión que, por cierto, ya ha comenzado a provocar crisis internas en la formación que lidera Albert Rivera a nivel nacional, pues varios dirigentes de C’s de Santa Cruz han dimitido de sus cargos. Entre ellos, Juan Amigó, el responsable de Dinamización, encargado de afiliación y miembro de la Junta Directiva insular.
“Gobernar con estabilidad”
Y con este panorama, el alcalde en funciones de la capital tinerfeña ha asegurado públicamente que “estoy dispuesto a gobernar con estabilidad, y para ello hay diversas posibilidades”.
Manifestaciones que se suman a las que hizo 48 horas después del día de las elecciones, cuando se consideró liberado del pacto en cascada porque artiméticamente era imposible: “cuando no te da artitméticamente hay libertad para pactar con quien creamos, porque no es una cuestión de querer sino de poder”.
Según estas tesis, el pacto bilateral matemáticamente posible, y a priori más estable, lo ofrece la suma de CC (9 concejales) y el PP (6 ediles), pues el único tripartito posible (descartados Ciudadanos y Sí Se Puede) sería ahora con el concejal de Izquierda Unida (IU).
Una posibilidad que el propio Ramón Trujillo no ha descartado pero que no convence al equipo del candidato nacionalista, pues la estabilidad que demanda para el nuevo mandato dependería en su totalidad de las condiciones impuestas por un solo edil. Sin embargo, esta es la única fórmula que contemplan los socialistas para que la izquierda vuelva a gobernar otros cuatro años en la capital tinerfeña.
Fórmula que ni siquiera ha comenzado a inspeccionar Bermúdez, que no ha mantenido ni un solo contacto en tal sentido con Trujillo. Por su parte, desde el PP ya se han enviado los mensajes oportunos a la dirección local de CC asegurando que no van a poner ningún problema para pactar entre ambos, y que incluso Cristina Tavío está dispuesta a dar un paso al lado si con ello se firma el acuerdo de gobernabilidad.
SC vs. LLG
En Santa Cruz, por tanto, se está dando la misma inestabilidad, a la hora de cumplir el “pacto integral” impuesto por las cúpulas de CC y el PSOE, que se produce en La Laguna (dos de las tres joyas de la corona de CC en Tenerife), aunque con los protagonistas cambiados.
En la Ciudad de los Adelantados no hay ningún acuerdo bilateral matemático posible, y Unid@s Se Puede ha ofrecido al socialista Javier Abreu un acuerdo junto a Por Tenerife-Nueva Canarias que deje fuera a CC y el PP del consistorio que han gobernado 22 años ininterrumpidamente los nacionalistas.
El hecho de que CC no sume mayoría absoluta con los conservadores deja a los nacionalistas sin capacidad de maniobra, motivo por el que varias fuentes del PSOE consultadas consideran que lo que está haciendo Bermúdez es amagar con mandar al PSOE a la oposición si los socialistas hacen lo mismo con CC en La Laguna.
Lo cierto es que los negociadores del Pacto regional van a iniciar la reunión en Las Palmas de Gran Canaria con menos optimismo del que vaticinaban el pasado lunes, cuando aseguraban que las dificultades se habían empezado a encaminar y se resolverían de forma rápida. Han pasado solo dos días para demostrar que Santa Cruz de Tenerife y La Laguna complican, si no anulan, la posibilidad de que se reedite el acuerdo que se firmó en 2011 para conformar el Gobierno de Canarias.