Un cuarto puerto comercial en la isla de Tenerife. Es el proyecto que lleva más de 20 años buscando salida y apoyos en el Gobierno de Canarias. La idea, que surgió a finales del siglo XX para descongestionar el puerto de Los Cristianos, cuenta con el respaldo reciente de la mayoría del Parlamento, excepto Sí Podemos, y ahora el Gobierno afirma que está a la espera del permiso de Costas.
Sin embargo, la ubicación de esta infraestructura se enmarca de lleno en una Zona de Especial Conservación (ZEC) y en el recién creado Santuario de Ballenas, el único de toda Europa y que es el hábitat de numerosas especies de mamíferos marinos y peces.
Además, este puerto se ubicaría cerca de otro construido hace apenas una década y que está prácticamente sin uso después de su inauguración y de miles de millones de euros invertidos.
La cuestión es, ¿es necesaria esta infraestructura para favorecer la conectividad con las islas verdes (El Hierro, La Gomera y La Palma) o ya hay infraestructuras suficientes e infrautilizadas en las isla? ¿Merece la pena poner en riesgo un hábitat natural tan rico y frágil o hay que apostar por el supuesto desarrollo que traería el puerto, según sus defensores?
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