“No está prevista ninguna regasificadora”. Con estas palabras, el consejero de Transición Ecológica, José Antonio Valbuena, ha vuelto a exponer la posición del Gobierno regional respecto a la construcción de una infraestructura que transforme el gas líquido a estado gaseoso ubicada en el puerto de Granadilla. “El modelo de este Ejecutivo es un plan de transición energética que se sustente en fuentes renovables y las térmicas serán elementos de respaldo”, remarcó tras una pregunta en el Parlamento regional del diputado del grupo popular Manuel Domínguez sobre la hoja de ruta para que la central térmica de Granadilla sea alimentad con gas natural.
Valbuena ha explicado que en las islas sí se necesita gas licuado, (para cocinar o calentar el agua) pero no en estado gaseoso, que se emplearía en las centrales térmicas para generar electricidad en sustitución de fuel o gasoil, más contaminantes. Esta es la propuesta del Partido Popular, que llevó una moción al Cabildo de Tenerife para reivindicar la construcción de una regasificadora que contribuya a usar este combustible como energía de transición hacia un modelo sostenible. “Hay que ir hacia las renovables y el uso del hidrógeno. Pero ¿y el camino?” preguntó Domínguez.
El consejero subrayó que, aunque respeta las acciones que lleven a cabo las instituciones locales, la administración competente en materia energética es el Gobierno de Canarias “Para que quede claro: en suelo externo al punto de consumo no está contemplada ningún tipo de regasificadora”. En este sentido, ha señalado que si se quiere introducir gas natural gaseoso en las centrales térmicas “no hay ningún problema”, pero se debe hacer en las propias instalaciones. “Si alguien precisa gas en estado gaseoso para cualquier tipo de proceso, lo que se le suministrará será gas licuado. Como ya sucede en la actualidad con algunas industrias”.
Y en sus centrales térmicas, si Endesa quiere generar electricidad con este combustible, deberá comprarlo en estado líquido y transformarlo “en sus instalaciones”. Valbuena añadió que “es tan sencillo como pasar de -175 a 5 grados. Y eso se consigue con el propio calor de las centrales térmicas o con un efecto de conversión de agua de mar”. Además, añadió que “aún introduciendo gas natural en la central de Granadilla, la reducción sería del 2,5% de los gases de efecto invernadero que emite Canarias a la atmósfera. ¿Esa es la gran estrategia de lucha contra el cambio climático que tiene el PP?”
Por otro lado, el consejero recordó que lo que hay proyectado actualmente no es una infraestructura en tierra en el puerto de Granadilla, sino un barco. La reivindicación de una regasificadora por parte del PP y del Cabildo de Tenerife también viene por la importancia de contar con suministro de gas para buques en los puertos, pues en los siguientes años los barcos reducirán el consumo de petróleo y el gas natural se posiciona como una apuesta de transición. Ante el rechazo a la regasificadora en tierra, Carlos González, presidente de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, ha expuesto la alternativa de un barco-regasificador.
Valbuena, que ya ha defendido los depósitos de gas licuado en lugar de las regasificadores, volvió a insistir en que en las Islas no tienen cabida este tipo instalaciones si no se ubican a un punto de consumo como las centrales térmicas. Además, respecto a la generación de empleo, el consejero preguntó: “¿Cuántos puestos de trabajo genera un barco amarrado en el puerto de Granadilla para suministrar un gas en estado gaseoso que no es necesario?”. Y, en cambio, aseguró que un modelo basado en renovables generaría “alrededor de 22.000 empleos” de cara a 2030.
Plan de transición energética
El diputado del PP criticó que el actual Gobierno de Canarias haga caso omiso al Plan Energético de Canarias (Pecan) de 2006, elaborado por el Ejecutivo de Coalición Canaria, en el que se planeaba la construcción de dos regasificadoras en las islas (una en Granadilla y otra en Arinaga) y la introducción de gasoductos para llevarlo a las ciudades. Todo ello fue descartado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, el Tribunal Supremo, el Banco Europeo de Inversiones o la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife.
El Pecan de 2006 “está obsoleto”, remarcó Valbuena, señalando que dicho documento apostaba por un modelo de energía centralizada con una producción sustentada en combustibles fósiles. “No existía la tecnología que hay actualmente” y por ello se decidió elaborar una nueva estrategia denominada Plan de Transición Energética de Canarias (PTCAN), actualmente en fase de desarrollo por el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC).
“El primer cambio es que pasamos de un modelo centralizado a uno distribuido, que tenga como elementos dogmáticos la justicia energética y la democratización de la energía”. Hasta la fecha, el ITC ha culminado las estrategias basadas en el autoconsumo, el almacenamiento y el vehículo eléctrico “y sustenta la potencia de consumo energético con fuentes renovables”. De seguir esta hoja de ruta Valbuena asegura que habrá una penetración de renovables del 62% en 2030 bajo un sistema de almacenamiento en torno a los 4.300 MW/h “y las energías térmicas dejarán de ser protagonistas”.