La feliz historia de Jack, el joven trans con síndrome de Down que nació como Ariadna

Jack, el joven trans con síndrome de Down, y su madre, Beatriz Giovanna, en Puerto de la Cruz (Tenerife)

María Fernanda Suárez

Santa Cruz de Tenerife —

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Uno de los momentos más emotivos en la primera edición de las jornadas Abriendo puertas, organizadas por Probosco en Tenerife, llegó a las 11.30 de este jueves con la ponencia La fórmula mágica de Jack. Al escenario del centro de congresos Taoro, en Puerto de la Cruz, subió Beatriz Giovanna, madre de Jack, acompañada del chico de 20 años.

Viajaron hasta Canarias desde Alicante para acudir a ese foro sobre discapacidad intelectual y, tocando al público hasta lo más profundo, la madre contó la historia de cómo su hijo entendió que es un chico trans y consiguió llegar a ser completamente feliz aceptándose físicamente.

Jack llegó al mundo siendo Ariadna, una niña con síndrome de Down, y sus padres la adoraron y cuidaron desde que la estrecharon en sus brazos por primera vez. Era el regalo más grande que les había dado la vida y la pusieron en mano de profesionales para que la ayudaran a superar los retos que se le presentaban día a día. “El síndrome de Down no se padece, se vive”, afirmó Beatriz.

Pero las cosas empezaron a complicarse cuando la pubertad llegó al cuerpo de Jack. Su menstruación apareció por primera vez para quedarse, su pecho empezó a desarrollarse y su caracter cambió radicalmente. Empezó a encerrarse en sí mismo y presentaba comportamientos cada vez más negativos contra su propio cuerpo porque no aceptaba de ninguna manera su feminidad. “Desde siempre, la sexualidad de las personas con discapacidad no se contemplaba. Vienen al mundo siendo ángeles, ¿no?”, comentó irónicamente Beatriz Giovanna.

El derecho a ser lo que se quiere

Esta madre, preocupada por el bienestar de su hijo, tomó cartas en el asunto sin pensarlo dos veces. Solicitaron un plan centrado en la persona (PCP) y empezaron a trabajar con el grupo de apoyo que conformaron para abordar este caso. Uno de las principales dificultades de las personas con discapacidad es comunicarse y expresar todo lo que llevan dentro. Si no se emplean los métodos adecuados, las personas pueden sufrir más de lo necesario.

Pero profesionales de distintos ámbitos emprendieron junto a Jack el camino de valentía de las personas transgénero, empezando por que sacara fuera sus gustos y preferencias. Mientras las personas contenían el aliento en toda la sala, se proyectaron fotos de todas las etapas del tratamiento PCP que emprendió Jack. El primer paso consistió en que, mediante dibujos, Jack se representara con aspecto masculino y así, poco a poco, fue verbalizando sus deseos y gustos, siempre viéndose como un chico.

“Ser Down no es una enfermedad”, dijo Beatriz. “Una persona puede tener discapacidades intelectuales pero también una identidad propia, incluso si no coincide con el sexo asignado al nacer”. La fórmula de la felicidad de Jack no es más que trasladar al mundo sus deseos para que otras personas lo ayuden a que se cumplan.

Actualmente, ya posee documentación con el nombre escogido por él mismo y el tratamiento de hormonas está funcionando perfectamente. De esta manera, Jack y su familia han ayudado en la destrucción de todos los mitos que hay en torno a la sexualidad de las personas con discapacidad intelectual. “Hoy en día mi hijo es muy feliz”, concluyó Beatriz con la voz llena de emoción.

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