Una importante colonia de calderones y delfines mulares ha sido localizada en aguas de Fonsalía, en la costa de Guía Isora (Tenerife), dentro de una campaña de investigación de dos semanas liderada por la Universidad de La Laguna, con la participación de la Universidad de St Andrews (Escocia) y la de Aarhus (Dinamarca).
En esta zona, donde se pretende construir un nuevo puerto, se observaron también cachalotes con crías, lo cual demuestra que la construcción del puerto aumentaría significativamente las probabilidades de colisión con calderones y otros cetáceos, informa la ULL en una nota.
En la campaña se ha utilizado por primera vez en el mundo un dispositivo de adherencia por ventosas que registra el latido cardiaco de los cetáceos en libertad.
Los calderones (también llamados ballenas piloto por su traducción del nombre en inglés, pilot whales) son cetáceos de buceo profundo que realizan proezas tales como sumergirse a un kilómetro de profundidad en tan solo 20 minutos para perseguir presas que pueden incluir al calamar gigante.
La campaña se ha realizado en el sur de Tenerife, con el buque Punta Umbría, porque esta área alberga una de las pocas poblaciones residentes de calderón tropical que se conocen en el mundo.
Los resultados han plasmado las exquisitas adaptaciones de los calderones al buceo profundo, con reducción del latido cardíaco en profundidad para poder alargar el tiempo de inmersión en apnea, y la aceleración de la tasa cardíaca en superficie, para circular la sangre a mayor velocidad y transportar oxígeno a todo el cuerpo para la recuperación del buceo.
Estos resultados confirman la importancia de respetar el descanso de los calderones en superficie, de modo que no se altere el equilibrio fisiológico que les permite realizar sus funciones vitales.
Por ello, es esencial que se controlen los acercamientos a los calderones, tanto por barcos recreativos como por barcos comerciales de observación de cetáceos, respetando la normativa vigente que no permite más de dos barcos a menos de 300 metros de los animales.
Asimismo, el estudio destaca que la necesidad de descanso en superficie contribuye a explicar que los calderones no puedan reaccionar con la velocidad suficiente para evitar colisiones en todos los casos, lo cual ha llevado a que, en lo que va de año, ya se han registrado dos calderones con cortes importantes producidos por hélices de barcos de mediano tamaño.
Nueve especies de cetáceos
El último caso se ha dado durante esta campaña y culminó con el sacrificio del calderón juvenil por los veterinarios del Cabildo de Tenerife para poner fin al sufrimiento del animal, dado que las lesiones en la columna eran incompatibles con la vida.
El área de estudio de la campaña ha sido la Zona de Especial Conservación Teno-Rasca, protegida a nivel europeo por sus poblaciones de cetáceos y tortugas.
En las dos semanas de duración de la campaña, se han observado nueve especies de cetáceos, tanto por el equipo de investigación como por los barcos de observación comercial que contribuyen aportando datos de avistamientos.
Las especies han sido desde delfínidos a grandes cetáceos como cachalotes y rorcuales, incluido el rorcual azul, el mayor animal que ha existido en el planeta.
Esto subraya la enorme riqueza de la Zona Especial de Conservación Teno-Rasca y la necesidad de establecer medidas prácticas de reducción de la velocidad en esta zona para evitar colisiones con cetáceos y tortugas, así como de establecer un límite a las construcciones costeras en el área que puedan afectar a estas especies protegidas, tales como nuevos puertos que incrementen el tráfico marino de velocidad.
Los recursos marinos tienen importantes valores naturales y también económicos, y la actividad de observación comercial de cetáceos es la segunda en número de turistas de Tenerife, ofreciendo numerosos puestos de trabajo, por lo que se requiere un esfuerzo institucional para compatibilizar las actividades humanas en el área y la conservación de la fauna marina, señalan desde la ULL.