La psicóloga tinerfeña Teresa Trujillo pone en marcha en la isla un proyecto de cohausing, una iniciativa pionera en Canarias dirigida a personas interesadas en planificar su vejez.
Hasta el momento, veinte personas participan ya en la idea de Trujillo, que consiste en instalar en Tenerife el modelo de envejecimiento activo y en comunidad que tanto éxito está teniendo en los países nórdicos y Estados Unidos. En España hay solo otros nueve proyectos operativos de cohousing y en Canarias, ninguno.
La idea del cohausing colaborativo se configura en cooperativas de uso, para que las personas puedan envejecer en una vivienda, pero compartiendo a su vez un espacio común en el que desarrollar actividades o ser atendidos cuando sean dependientes. Normalmente, las viviendas se ubican en núcleos poblaciones, ya que su intención es seguir colaborando con la sociedad.
Antes de crear la cooperativa, ya ha nacido en Tenerife la asociación Canarias Cohounsing, que el próximo día 17 se reunirá en la capital tinerfeña (Espacio 105, en la calle San Francisco), para aprobar sus estatutos. En ese momento, arrancará un proceso de no menos de cinco años en el que localizar el terreno donde quieren vivir, buscar las formas de financiación y construir el complejo residencial y asistencial “en el que vivir el resto de nuestros días”, en palabras de Teresa Trujillo, psicóloga del Trabajo, ya jubilada, y verdadera entusiasta de este proyecto.
Perfil de las habitantes de un 'cohausing'
La idea está pensada para personas que ya están o que se acercan al momento de su jubilación, a las que les preocupa tener que ser atendidos en el futuro por sus hijos o ser llevados a una residencia de ancianos. La veintena de personas que ya forman parte del proyecto en Tenerife son hombres y mujeres de entre 49 y 70 años, profesionales en su mayoría, comprometidas desde hace tiempo con distintas ONG o procedentes del mundo del voluntariado.
A todos ellos les une la idea de planificar su envejecimiento, con una conciencia clara y precisa de que les gustaría hacerlo en compañía de otras personas con similares inquietudes, de manera activa y sin apartarse de la sociedad, a la que pueden seguir aportando sus conocimientos y seguir aprendiendo.
Teresa Trujillo explica los motivos que han llevado a este primer grupo de personas a elegir este modelo de convivencia en el futuro, el reto que supone y el empeño que requiere no dejar morir una idea, que hasta la fecha ha sido bien acogida en un primer contacto por el Gobierno de Canarias, consciente del problema del envejecimiento de la población, también en las islas.
Según destaca, en este proyecto hay mucha reflexión, muchas discusiones que han concretado en lo que podría ser una primera declaración de principios y valores, como el decálogo que han ideado sobre al lugar en el que quieren vivir su vejez: sin barreras, con alimentación sana, con equidad, que potencie la autonomía personal, donde poder participar en la sociedad, donde seguir aprendiendo, que potencie las relaciones intergeneracionales, donde se conserven la independencia, la libertad y la intimidad, donde ser útil y donde haya recursos para atender las posibles enfermedades o necesidades de los miembros de la comunidad.
En cuanto a los valores que comparten, los miembros del proyecto quieren que el complejo residencial y asistencial se base en la cooperación, la solidaridad, la participación, la autogestión, la democracia y el respeto por el medio ambiente.