El premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz ha comentado esta mañana, en el marco del Festival Starmus 2016 que se celebra esta semana en Tenerife, que existen “implicaciones económicas tras el Brexit que dependerán en gran medida de cómo reaccione la Unión Europea”. Según el premio Nobel, “no sabemos exactamente qué hará la UE, pero el riesgo está en qué tipo de lenguaje se utilice”. En su opinión, la Unión corre el riesgo de convertir el Brexit en un “divorcio no amistoso”, y cuando se llega a esa situación “la gente hace lo que sea con tal de herir al contrario, con tal de hacer daño al otro por puro despecho y no se piensa en qué es lo mejor para los ingleses”, explicó.
Esta fue, según dijo, su respuesta “más racional”, pero hay otra más pasional, que sería “los vamos a castigar”. Sin embargo, añadió que “si haces eso, en realidad te castigas a ti mismo. Es decir, que Europa se va a castigar a sí misma más que el propio Reino Unido”, dijo. Con un ejemplo más gráfico, Stiglitz comparó la situación actual con una granada de mano, pero que no ha explotado aún. “Junker [el presidente de la Comisión Europea] quiere hacerla explotar”, afirmó, “y lo hará para disuadir a otros países de la Unión que también quieren irse”, aseguró. Sin embargo, para él, el hecho de que muchas naciones estén “descontentas” y también estén pensando en abandonar la UE significa que “algo no se está haciendo bien”.
El premio Nobel indicó que era necesario saber qué está fallando en la Unión y “hacer las preguntas correctas” para conseguir la prosperidad en Europa. En su opinión, “hay que hacer algo, y hacerlo rápido. El mensaje general para Europa sería que hay que reformarla mucho más de lo que se ha hecho hasta ahora”, afirmó.
Si se analizan los números de la Unión Europea, como Stiglitz hizo brevemente en su encuentro con los medios, queda patente que el crecimiento es desigual. “Por eso la emigración elige más unos países frente a otros. Si se hubiera hecho bien (la idea de la Unión), la distribución sería más o menos similar”, afirmó. El premio Nobel quiso destacar, como prueba de este fracaso, el nivel medio de paro en la eurozona, del 12%.
“Si ves los números entiendes por qué hay tanta gente enfadada. Para mí lo sorprendente es que hayan tardado tanto en explotar”, concluyó el Nobel.