Tenerife, 20 días imparables batiendo récords de incidencia

La isla de Tenerife lleva estos siete meses de 2021 acaparando el mayor número de contagios diarios de coronavirus de toda Canarias, lo que la ha llevado a presentar las cifras más altas de positivos acumulados (más de 33.000), de fallecidos y de casos activos. Si en 2020 ese honor lo tuvo Gran Canaria tras un verano con explosión de casos, desde que pasaron las fiestas navideñas y Tenerife sufrió algunas de las restricciones más duras de todo el archipiélago su curva de incidencia acumulada (IA) ha sido la más difícil de doblegar.

Así, ha sido la isla que más tiempo ha pasado en nivel 3 de alerta sanitaria (el segundo más restrictivo y equivalente al semáforo rojo del Ministerio de Sanidad). Logró bajar al nivel 2 en mayo, pero muy brevemente, apenas dos semanas, y de nuevo al nivel 3. Su incidencia en los últimos días de mayo, ya sin estado de alarma ni toque de queda, cayó a la segunda cota más baja de todo el año: 42 casos por cada 100.000 habitantes, alcanzada el 29 de mayo (la anterior, y mínimo del año, se logró en febrero, con 29 casos). Pero al cumplirse los 15 días sin toque de queda, la incidencia comenzó a subir. Fue el 30 de mayo, el día en que se inició la por ahora imparable escalada en la incidencia de Tenerife.

Desde entonces ha seguido subiendo y subiendo, y el pasado 3 de julio batió el dato más alto registrado en toda la pandemia, que estaba en 136 casos (alcanzado a mediados de diciembre). Desde ese día, a principios de este mes, se ha superado diariamente cada récord marcado, en una subida que deja muy lejos los datos de la primera ola de la pandemia en las islas, donde no se llegó a rebasar la barrera de los 50 positivos por cada 100.000 habitantes.

Este miércoles, la IA a siete días en Tenerife se sitúa en 257 casos. Además, en ninguno de los casi 20 días pasados desde el 3 de julio la curva ha flaqueado, sino que ha dibujado constantemente una línea ascendente y, por ahora, imparable. Es la quinta ola de la pandemia, que ha llegado con más fuerza que ninguna de las anteriores a las islas.

Causas y medidas para frenar los contagios

A mediados de junio, cuando el ascenso era más que evidente, el Gobierno de Canarias encargó a Sanidad un estudio para determinar por qué esta isla, y solo ella, estaba experimentando ese aumento considerable en los contagios. Pero como ya ocurrió en olas anteriores, no se pudo concretar una causa, aunque sí esbozar algunas, como que tiene una población joven más numerosa que la otra isla capitalina (unos 50.000 más), que la dispersión de casos abarcaba toda la isla y no solo a su zona metropolitana, o que no se estaba colaborando todo lo necesario con los rastreadores.

La situación se agravaba porque finalizaba el curso escolar y comenzaban las vacaciones para miles de jóvenes y, por otro lado, la variante delta (india) del coronavirus ya se expandía rápidamente por las islas.

Se establecieron entonces tres medidas para controlar los contagios en Tenerife: cribados masivos a las poblaciones con peor incidencia, test rápidos para determinar mejor las variantes y una jornada de vacunación masiva en la zona metropolitana. Sin embargo, de las más de 50.000 personas llamadas al cribado solo acudieron unas 1.700, que arrojaron unos 120 positivos; tampoco la vacunación cumplió el objetivo de administrar 12.000 dosis en 24 horas (se quedó en unas 8.000).

También se han adoptado otras medidas, como el cierre después de las 20.00 horas de zonas de baño y parques propensos a masificaciones, y la prohibición de vender alcohol después de las 20.00 horas. Pero nada de esto ha frenado los contagios, que siguen sumándose por encima de 300 a diario.

La isla, hasta ahora, se ha mantenido en nivel 3 de alerta sanitaria, puesto que no cumple con los requisitos para pasar al nivel 4, el más restrictivo, ya que su ocupación en UCI no es de riesgo extremo. Eso sí, está en riesgo alto, a menos de cinto puntos porcentuales de cambiar el color rojo por el marrón. Este martes, la ocupación estaba al 21%. Si llega al 25% estará en riesgo extremo, lo que implicará cumplir, entonces sí, con todos los criterios que justifiquen el nivel 4 en la isla.

Sin embargo, el presidente regional, Ángel Víctor Torres, deslizó este martes que subir los niveles de alerta cuando se carece de medidas tales como el cierre perimetral o el toque de queda (ambos sin el aval del Tribunal Superior de Justicia de Canarias) no tendría sentido, y sí optar por otras medidas como vincular el acceso a determinados locales a tener el pasaporte COVID.

Subida también en el resto del archipiélago

Otras islas, como Gran Canaria, han sufrido una subida exactamente igual que la de Tenerife, aunque en su caso, su ascenso comenzó más tarde, a finales de junio, y está a punto de batir sus cotas más altas, logradas el verano pasado.

Todas las islas, sin excepción ya, han seguido la misma estela ascendente y han empujado la media del archipiélago por encima de los 200 casos, el doble del peor registro de toda la pandemia, que se notificó a principios de septiembre de 2020 (104 casos).

La vacunación avanza y la presión crece en los centros de atención primaria. Mientras, el toque de queda en las islas en nivel 3 o 4 sigue en manos de la justicia, ya que es el Tribunal Supremo el que debe decidir si las islas pueden contar o no con esa herramienta, “la más potente” para frenar la expansión del virus.