Si la proliferación de caravanas, autocaravanas y furgonetas camperizadas ha llevado al Cabildo de Tenerife a anunciar la elaboración de una ordenanza insular que regule este creciente fenómeno, en días como los de la Semana Santa las imágenes que dejan los amantes de esta forma de descanso, aunque también de vida, en muchos enclaves de la Isla confirman que cada vez hay más, que la tendencia parece imparable y que sus consecuencias no siempre resultan edificantes, sobre todo por ocuparse, en algunos casos, espacios naturales protegidos, aparcamientos impropios para sus dimensiones y porque numerosas localidades carecen de áreas específicas adecuadas públicas o privadas.
Municipios como Los Silos, que sufren esta proliferación desde hace años en su atractiva costa, con numerosos charcos y zonas de baño muy alternativas e ideales para los campistas, esperan por esa ordenanza insular, pero hay otros que no están dispuestos y ya están tomando medidas. Es el caso, por ejemplo, de Granadilla de Abona, que anuncia que erradicará el camping surgido, de forma creciente, en las inmediaciones de la playa de La Tejita, en la subida hacia la Cueva del Hermano Pedro, y que ocupa suelo protegido.
Sin embargo, hay otros ayuntamientos que quieren ir más allá y que, como en el caso de Arona, apuestan por aprobar una ordenanza municipal para regular este fenómeno ante la total carencia de normas concretas, aparte de habilitar “una o varias zonas de acampada o estacionamiento para estos vehículos, tal y como han hecho otros municipios”. El gobierno aronero se refiere, entre otros, a Puerto de la Cruz, que rotuló, en el mandato anterior, numerosos aparcamientos para estos vehículos en la explanada del muelle, donde coinciden estas plazas específicas públicas con un espacio privado, con duchas, baños y otros servicios, en el antiguo campo de fútbol del Pichirri por un (relativamente) módico precio diario.
Según adelanta a Canarias Ahora el concejal de Seguridad, Fiestas, Patrimonio y Servicios de Arona, Alexis Gómez, el gobierno local trabaja en la elaboración de una nueva Ordenanza Municipal de Movilidad que contemple este fenómeno, dado que la actual no incluye ninguna regulación específica, salvo las medidas de tráfico habituales para estos vehículos. Un nuevo texto que permita la “regulación y rotación de los espacios de aparcamiento” en la localidad, entre otras cuestiones. Además, se prevé también habilitar “determinadas zonas de acampada o estacionamiento para este tipo de vehículos, como así lo han hecho otros municipios. El gobierno está estudiando posibles ubicaciones para la instalación de una o varias zonas para este fin”, detalla.
Por ahora, y según recuerda el gobierno aronero, la regulación de las autocaravanas en la localidad, una de las de mayor peso turístico de Canarias, especialmente en su costa, sigue la Instrucción PROT 2023/14, que remite, a su vez, al anexo II del Reglamento General de Vehículos (aprobado por Real Decreto 2822/1998). Un texto que las define como “vehículo construido con propósito especial, incluyendo vivienda”, y que detalla los equipos que contienen, como los asientos, mesas, camas o literas, cocinas, armarios y demás. Sobre sus estacionamientos, esta norma deja el régimen de parada y aparcamiento en vías urbanas en manos de los consistorios, mediante las ordenanzas municipales, permitiendo que se adopten las medidas necesarias para evitar el entorpecimiento del tráfico, con limitaciones horarias para aparcar, retirada o inmovilización del vehículo si no cuenta con los títulos habilitantes para ciertas zonas. Y es en esto en lo que trabaja ahora mismo el Ayuntamiento de Arona con el fin de aprobar un texto local cuanto antes, más allá de que el Cabildo aplique luego directrices para toda la Isla.
El panorama en esta Semana Santa
Canarias Ahora visitó el pasado miércoles diversos puntos de Arona donde se acumulan estos vehículos, situación que se intensifica en fechas como la Semana Santa actual, los meses de verano, Navidad, los puentes y fines de semana por el asueto de muchos de los amantes de esta forma de descanso, aunque también los hay que viven permanentemente en sus autocaravanas o furgonetas preparadas por apetencia personal o porque sus circunstancias socieconómicas y las dificultades con los precios de alquiler o venta de casas les impiden otras alternativas. Al tratarse de la Semana Santa, se nota en algunos puntos que hay mucha gente estos días por puro descanso, tal y como ocurre en parte de los aparcamientos en bandera del final de la calle Arenas Blancas, a escasos metros del mar y en la zona más frecuentada por los surferos, al situarse ahí el área con más oleaje de Los Cristianos.
Algunos de estos campistas sacan, incluso, tumbonas y disfrutan del sol (aunque el miércoles se tapó sobre el mediodía) en el césped anexo a esa batería de estacionamientos. Eso sí, conviene recalcar que no cometen ninguna irregularidad, pues los vehículos, en este caso, caben perfectamente en el espacio rotulado, aunque la imagen es llamativa porque la inmensa mayoría en esa recta final de la vía eran en esa jornada autocaravanas o furgonetas camperizadas.
No es el caso, por el contrario, de algunas aparcadas en la intersección de la calle Luis Díaz de Losada con el paseo de Las Vistas, justo antes de la célebre playa del mismo nombre, la principal del municipio. Encima de líneas amarillas y en un lugar con carteles que avisan de la entrada y salida de camiones, aparcan de vez en cuando autocaravanas a riesgo de que algún policía local tome medidas. En esta parte de Los Cristianos, es fácil toparse con otros vehículos camperizados que sí cumplen con las normas de tráfico al estacionar, aunque más discutible es si son los sitios ideales para una actividad de este tipo.
Otra zona en la que proliferan, desde hace años, los aparcamientos de caravanas y demás es Las Galletas, muy cerca del puerto, playa y marina de este enclave. Al final del núcleo urbano, y justo en la parte en la que la vía principal gira hacia la derecha para dirigirse a Costa del Silencio, hay un estacionamiento habitual con muchos de estos vehículos en un terraplén, si bien otros prefieren seguir por vías anexas o caminos de tierra si ya no hay plazas. Además, y más cerca del, en su día, famoso Vai Moana y su pequeña cala anexa (local de ocio muy célebre en los años 90), con el núcleo de El Fraile por encima y la playa de Los Enojados como gran reclamo en las inmediaciones, también se ha ido asentando un camping solo de autocaravanas más discutible debido al espacio natural que ocupa, al menos catalogado como suelo rústico.
Una situación que se da en otros puntos de la costa aronera y de otros muchos municipios de Tenerife, que algunos consistorios quieren regular, que otros prefieren que lo haga el Cabildo y que, de una u otra forma, confirma que esta alternativa de ocio y vida no solo ha irrumpido para quedarse con fuerza en Canarias, sino que va a ir a más, con muchos campistas que pasan de unas islas a otras y que vienen desde la Península, Europa u otros sitios.
Eso sí, y para contraste social aplastante, muy cerca de esos puntos en Las Galletas, los irreductibles desalojados del edificio Chasna (unas 50 personas de las 210 que lo habitaban hasta hace 3 semanas) mantienen su improvisado campamento con furgonetas y casetas en ese inmueble de Costa del Silencio en una prueba de lucha contra lo que creen una injusticia y de que la alternativa de los vehículos para vivir es, en algunos casos, descarnadamente la única opción.