Una mujer acusada de intentar secuestrar a dos niños en Tenerife ha aceptado este lunes una condena de dos años y un día por cada uno de los delitos y el pago de 1.000 euros a los menores, de 3 y 9 años, frente a los seis años y 6.000 euros pedidos inicialmente por la Fiscalía.
Además a la pena se le restarán los cinco meses que la mujer ha pasado en prisión preventiva.
El fiscal dijo durante la sesión que la condena era ajustada a la gravedad de los hechos y el peligro e inseguridad que causó la condenada cuando cometió los delitos, si bien ha querido transmitir tranquilidad a los ciudadanos al recordar que la policía “actuó de forma inmediata y que también se decretó su entrada en prisión provisional”.
Una vez que quede en libertad no podrá acercarse a ninguno de lo menores durante cinco años ni comunicarse con ellos.
En la reducción de la petición de pena se tuvo en cuenta, según el fiscal, que no se produjeron daños y que los secuestros se cometieron en grado de tentativa.
La mujer condenada indicó que era insolvente y no podía pagar la indemnización de 2.000 euros.
En el primer caso la procesada aprovechó el descuido de los padres cuando un niño de tres años se encontraba en el exterior de un bar en Santa Cruz de Tenerife y entonces lo cogió con fuerza y se lo llevó corriendo.
Sin embargo, fue vista por un camarero que inmediatamente avisó al familiares, cuyo tío persiguió a la carrera a la mujer para liberar al menor que seguía agarrando con fuerza a la vez que insultaba y escupía al familiar, hasta que finalmente pudo liberarlo y devolverlo a sus padres.
En ese momento comparecieron en el lugar agentes de la Policía Local de Santa Cruz, que observaron cómo la mujer intentó huir del lugar y pudieron interceptarla y detenerla.
La segunda ocasión tuvo lugar cuando la señora se disponía a coger una guagua en el intercambiador de Santa Cruz con sus dos hijos menores y se encontró con la procesada, que incluso se dirigió a la madre y le dijo directamente “dame al niño”, para acto seguido agarrar al que tenía 9 años con fuerza y tratar de llevárselo.
Esta reaccionó y sujetó a su hijo liberándolo de la imputada, quien comenzó a perseguirlos por la estación mientras gritaba: “Quédate con mi cara” y de forma inmediata la madre avisó a la policía, que no pudo localizar este vez a la autora de los delitos.
“La consecuencia es que los menores sufrieron un gran susto con lo ocurrido y reviven de forma cíclica el temor a que se repita esta situación traumática”, se apuntó en el juicio.
Posteriormente se llevó a cabo su detención y puesta a disposición judicial y se decidió enviarla a al Unidad de Salud Mental del Hospital Universitario para su valoración psicológica.
El resultado es que la mujer se mostró consciente, orientada y tranquila, sin dar señales de que estuviera intoxicada por alguna sustancia y tampoco presentaba déficit de amnesia.
No se detectaron ideas delirantes, de muerte o suicidio y de hecho el examen concluyó con que conserva el juicio de la realidad pero padece un trastorno de inestabilidad emocional de personalidad límite.
Esta enfermedad, según los médicos, no le impide conocer la maldad de sus actos y pese a ello actuar tal y como supuestamente lo hizo.
Aquel mismo día fue dada de alta y una semana después se repitió el tercer intento, aunque de este caso no se presentó acusación.
En cualquier caso, ante la “peligrosidad criminal y la gravedad de los hechos” la juez ordenó como medida cautelar urgente su ingreso en prisión provisional, situación en la que se encuentra ahora mismo.
La mujer es de nacionalidad colombiana, permanece en situación irregular en el país y de hecho es objeto de una orden de expulsión.