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La Plaza de los Patos, un rincón sevillano en la ciudad

La Plaza de los Patos, en Santa Cruz de Tenerife

Tenerife Ahora

Santa Cruz de Tenerife —
24 de diciembre de 2020 01:12 h

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La Plaza de los Patos es uno de los rincones más entrañables y con encanto de Santa Cruz de Tenerife; digno de conocer y disfrutar. Su denominación oficial es Plaza de 25 de Julio, pero coloquial y popularmente es identificada como de los Patos aunque ningún ánade figure entre las representaciones de la misma: solo algunos de estos animales nadaron en su fuente en los primeros años y desde entonces mantuvo el nombre.

Levantada en los primeros años del siglo XX –entre 1913 y 1917- los primeros proyectos urbanísticos en ese emplazamiento se remontan al último cuarto del siglo XIX. Ubicada en el cruce entre la Avenida 25 de Julio y las calles Viera y Clavijo, Costa y Grijalba, y General O´Donell, muy cerca del Parque García Sanabria y en pleno centro de la ciudad, la realidad es que en la Plaza se respira una tranquilidad y un sosiego que se ha sabido preservar a lo largo de las décadas, ajena al bullicio cercano de la capital.

Los principales atractivos de la Plaza, algo que llama la atención a primera vista, es el espacio de la fuente y la exuberancia del azulejo presente en zócalos y bancos. La razón de todo ello descansa en el propio emplazamiento de la glorieta abierta, de cuatro entradas, en una zona de la ciudad conocida hace un siglo como Barrio de los Hoteles, con familias pudientes e influyentes a las modas exteriores que, por aquel entonces, apostaban por la cerámica y la vista puesta en referentes andaluces, como fue el caso de la Plaza de las Ranas del Parque de María Luisa de Sevilla.

Tal es así, que la fuente, referencia de la Plaza cuenta con una oca –antiguamente fue una garza- y ocho ranas a su alrededor, todas las piezas con surtidores de agua, recubierta toda la fuente y en su interior con azulejos componiendo dibujos y formas geométricas, material fabricado en la propia ciudad hispalense. Asimismo, la veintena de bancas diseminadas a lo largo de la plaza y los zócalos en torno a los parterres fueron elaborados y adquiridos en fábricas del barrio sevillano de Triana.

Palmeras, laureles de Indias y zonas ajardinadas completan un escenario apacible y sereno, propenso a un descanso para la contemplación, en una plaza rodeada de algunas edificaciones clásicas que han perdurado en la historia, como la antigua iglesia anglicana o el palacete Martí Dehesa, que durante años fue sede de la Presidencia del Gobierno de Canarias. 

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