Ola de calor
La ola de calor en Canarias, “probablemente la más larga en 60 años”
La ola de calor que ha azotado Canarias en la primera quincena de octubre podría ser la más larga para esta época del año de cuantas ha padecido el archipiélago en los últimos 60 años. De hecho, es la décima que se ha registrado en la serie histórica, pero lo que la convierte en excepcional es su duración, más de dos semanas.
El dato lo ha dado este lunes el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Rubén del Campo, quien ha indicado que a nivel nacional la primera quincena de octubre ha sido 4,8 grados más cálida de lo normal, superando a la de 2017, cuando la media se situó 3,3 grados por encima de lo normal.
Por tanto, en términos generales, se trata de la quincena más calurosa para esta época del año desde 1961.
Durante las dos primeras semanas de octubre hubo 31 récords de días cálidos y ninguno de día frío dentro de un episodio “anómalamente extraordinario” de calor, ha indicado Del Campo, quien ha reparado en la ola de calor registrada en Canarias.
Para el portavoz de la Aemet, en “un clima teórico no alterado” son esperables unos cinco récords de calor y otros cinco de frío al año. Sin embargo, en los últimos diez años se han dado 183 récords de días cálidos y siete récords de días fríos. Ha hecho hincapié en lo extraordinario de este episodio cálido de octubre, que atribuye preliminarmente al cambio climático y al fenómeno meteorológico El Niño, que “ya es robusto”.
“Es una señal clarísima de cómo un aumento de la temperatura media se traduce en un incremento muy grande de los fenómenos extremos relacionados con las altas temperaturas”, ha explicado.
Sin embargo, frente al calor anómalo de este inicio de octubre, la llegada de una próxima “profunda e intensa” borrasca el jueves “barrerá” la península y dejará intensas lluvias, con fuertes acumulaciones en amplias zonas del país, sobre todo en la zona centro y mitad occidental. También en Canarias se esperan lluvias esta semana.
Un otoño cálido
Lo que queda de otoño y los meses de invierno meteorológico (diciembre, enero y febrero) serán con gran probabilidad más cálidos de lo normal, según Aemet, que espera en torno a un 50% de probabilidades de que el trimestre noviembre-enero, así como febrero, sean más lluviosos de lo normal, aunque posiblemente no llueva tanto como para terminar con la sequía meteorológica prolongada que comenzó a finales de 2022.
Rubén del Campo ha confirmado que España está en situación de sequía meteorológica de larga duración y que el último año hidrológico, 2022-2023, que terminó el 30 de septiembre, ha sido seco, el sexto más seco del siglo y el duodécimo más seco desde 1961, cuando comenzó la serie histórica.
Así, ha señalado que las precipitaciones han dejado este año hidrológico en España un total de 560,7 litros por metro cuadrado, cuando lo normal serían 640,1 litros por metro cuadrado, lo que representa un 12 por ciento menos de lo normal.
No obstante, ha añadido que por zonas el año hidrológico fue incluso muy seco en el suroeste y el nordeste de la Península y en las islas Canarias orientales mientas que en áreas del cuadrante noroeste peninsular resultó ligeramente más lluvioso de lo normal.
De este modo, Del Campo confirma la situación de sequía de larga duración, que se inició en 2022 y destaca que las cuencas donde es más intensa son la del Pirineo oriental, sobre todo en Cataluña, y la del Ebro, es decir el tercio noreste peninsular, aunque insiste en que “todas” las cuencas de acumulación de precipitación están en esa situación.
De hecho, ha subrayado que las cuencas del Guadiana, Guadalquivir y Sur sufren en la actualidad la sequía meteorológica más duradera, desde, al menos 1961 y apunta que en estas tres cuencas la sequía se inició en la primavera de 2016, hace más de siete años.
“No es la sequía más intensa, pero sí la más larga de toda la serie histórica, que comenzó en 1961 y supera ya en duración a las de los años 80 y 90”, ha comentado Del Campo, que explica que desde hace siete años no se ha logrado salir de esa situación en la zona.
El portavoz ha comparado la actual con las sequías de los años 80, 90, de los 2000 y las de los últimos años y concluye que la presente “no es tan larga como las de los principios de este siglo o las grandes sequías de finales del siglo XX, pero bueno, es una sequía que ya va alcanzando cierta intensidad”.
Por otro lado, se ha referido a la situación de calor especialmente anómala que ha atravesado el conjunto de España durante la primera quincena de octubre, que ha confirmado como “la primera quincena más cálida de la serie histórica con diferencia, superando a la de 2017” en 1,5 grados centígrados y que ya fue 3,3ºC por encima de lo normal. “Ha sido extremadamente cálida”, apunta.
Más lluvias y más calor
En lo que queda de año y los dos primeros meses de 2024, el portavoz observa una gran incertidumbre dado que los distintos modelos de predicción no se ponen de acuerdo, pero considera que “con mucha cautela” el escenario más probable es que con un 40 a 50% de probabilidades, ese periodo será más lluvioso de lo normal en la mayor parte de la Península, aunque no hay una señal clara ni para el Mediterráneo ni para Canarias.
En cuanto a la probabilidad de que sea más cálido de lo normal el periodo comprendido entre octubre y febrero, contempla un escenario más robusto, de entre un 60 y un 70% de posibilidades de que así sea e incluso más de un 70% en puntos del noroeste, del tercio sur y de los archipiélagos. “Parece que continuará el ambiente cálido ya en lo que queda de año 2023 y comienzos del 2024 y que el primer trimestre del nuevo año sea también, con más cautela, más lluvioso de lo normal”, ha concluido.
En todo caso, ha indicado que para terminar con la sequía meteorológica de larga duración entre este otoño e invierno tendrían que darse dos estaciones “muy, muy lluviosas”, de los más lluviosas de la serie histórica.
En concreto, estima que si en los dos últimos años han caído en torno a 230 litros por metro cuadrado para el conjunto de España de lo que tendría que haber llovido, para que este otoño e invierno vuelvan los valores normales, tendría que llover, al menos 230 litros por metro cuadrado de más. “Y eso desde 1961 sólo ha pasado una vez, en 1965”, rememora.
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