El Juzgado de Instrucción 1 de San Bartolomé de Tirajana investiga por un presunto delito de abuso sexual a un farmacéutico que ejerce en ese municipio del sur de Gran Canaria y que responde a las iniciales J.M.P.T. Las diligencias previas se abrieron a raíz de la denuncia que presentó a mediados de abril ante la Policía Nacional una de sus empleadas, en la actualidad de baja.
La jueza ha citado a declarar en distintos días de noviembre a la denunciante, a varios testigos, entre ellos trabajadores de la farmacia, y, por último, al investigado. De momento no se ha practicado ninguna diligencia, informan fuentes judiciales.
La trabajadora relató al agente que le tomó declaración en abril que las “insinuaciones de carácter personal” de su jefe, que ahora tiene 68 años, comenzaron a los tres meses de incorporarse a la empresa, en 2013, y se sucedieron desde entonces con carácter intermitente, siempre coincidiendo con los periodos en los que el ahora investigado no tenía pareja. La denunciante tiene 49 años y permanece de baja desde mayo debido a un cuadro de ansiedad que atribuye a una situación de acoso en el trabajo.
Para sustentar su declaración, ha aportado como pruebas mensajes de WhatsApp que ha recibido de J.M.P.T., así como un informe médico que constata la crisis de ansiedad que sufrió a finales de 2021, a raíz de uno de los episodios denunciados.
Según el relato de la denunciante, el farmacéutico comenzó pidiéndole citas fuera de trabajo con comentarios como: “Podríamos quedar. Así nos hacemos compañía. Te invito a mi casa de Pasito Blanco y abrimos una botella de vino”. Contó a la Policía que desde el primer momento le dejó “meridianamente claro” que no quería mantener ningún tipo de relación personal con él y que, a pesar de ello, “lejos de desistir”, el investigado continuó con las insinuaciones “de manera insistente” durante tres días, hasta que “comprendió que no iba a acceder a sus pretensiones”, recoge el atestado al que ha tenido acceso este periódico.
A partir de ese momento, siempre según la versión de la empleada, J.M.P.T. comenzó a “tratarla mal” en el trabajo, con “gestos de desprecio” hacia ella y haciendo “como si no existiese”. Sin embargo, al cabo de un tiempo volvió a insinuarse, según la denuncia, que hace referencia a un episodio concreto en 2020 en el que el farmacéutico se ofreció a ayudarla a saldar una deuda con Hacienda a cambio de que accediese a sus demandas. “Foto tuya preciosa. Me tienes desde hace mucho a tu disposición y quizás pudiera ayudarte con esa Hacienda que te acosa. Probablemente nos sintamos algo solos. A mandar. Me encantaría compartir algo más contigo. Ya tú me dirás”, le escribió por WhatsApp acompañado de tres emoticonos de besos.
En otro mensaje incorporado a la denuncia de la trabajadora, le dijo: “Ya en algunas ocasiones te he invitado a una cerveza o lo que sea. A ver si tú das un paso adelante. Sabes que me gustas. Espero tu decisión”.
En relación con el informe de urgencias que aportó como prueba, y aunque en el atestado no viene la explicación, la trabajadora ha relatado a este periódico que viene precedido de un episodio en el que se sintió intimidada tras unos “tocamientos” de su jefe en el despacho de la farmacia, el único lugar del local -además del baño- que no está controlado por cámaras de videovigilancia. Esos hechos se habrían producido en noviembre de 2021, pocos días después de que la denunciante se reincorporara tras un periodo de baja laboral.
“Refiere crisis de ansiedad con palpitaciones y nerviosismo (similar a ocasiones previas) en relación a mobbing”, escribió en su informe la doctora que la atendió en las urgencias del centro de salud de Maspalomas.
Otros testimonios
La denunciante dijo además al agente de la Policía Nacional que otras compañeras de trabajo habían sufrido episodios similares. Una de las empleadas que nombró fue citada a declarar horas después y manifestó que, “al poco de empezar a trabajar” en la farmacia, en el año 2011, su jefe se le “insinuó sexualmente”. Según contó, los hechos se produjeron también en su despacho, adonde la había llamado para ofrecerle un cambio horario. Al final de ese encuentro, el farmacéutico se habría levantado, le habría dado un abrazo y le habría susurrado al oído: “Me gustas mucho”.
Cuando salió del despacho, sufrió una bajada de tensión que atestigua otro de los trabajadores de la farmacia que prestaron declaración ante la Policía Nacional. “Estaba en muy mal estado, con la cara blanquecina y la tuve que ayudar poniéndole las piernas en alto y dándole una bebida energética”, explicó.
Esta segunda empleada aseguró que, tras declinar la oferta de cambio horario, su jefe no se le volvió a insinuar, pero comenzó a “tratarla más bruscamente”, a “controlar todos los aspectos de su trabajo” y a buscar “cualquier mínimo fallo” para “echárselo en cara”. También afirmó que había tenido conocimiento de otros casos, que “todo ocurría en el despacho” y expresó su temor a denunciar por miedo a represalias.
Una tercera testigo, en este caso extrabajadora de la farmacia, relató a la Policía Nacional que vio llorar a otra compañera que le explicó que el jefe “la había tocado”.
Este periódico se ha puesto en contacto con el investigado, que ha declinado ofrecer su versión. “Eso se tiene que dilucidar en los juzgados, no fuera”, ha comentado.